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jueves, agosto 31, 2006

LOS BOMBEROS DE CALBUCO


EL CUERPO DE BOMBEROS DE CALBUCO CUMPLIO 104 AÑOS DESDE SU FUNDACION.

COMO HOMENAJE Y SALUDO; CAICAEN PUBLICA ESTE PARRAFO, EXTRAIDO DEL LIBRO CENTENARIO DEL CUERPO DE BOMBEROS.

Buscar en el pasado el sentido de las huellas que hoy permanecen en las instituciones calbucanas es comenzar a elaborar críticamente la conciencia de lo que realmente son: es decir el producto de su desarrollo histórico en el que han dejado impresas sus jacillas los visionarios que fundaron estas instituciones y aquellos seguidores, no menos altruistas, que plasmarán en presente y futuro los ideales de los pionero

Porque ese es el sentido de toda Historia: encontrar a los hombres que han vivido los hechos y a los que más tarde se alojaron en ellos; incluso los más humildes, aquellos actores de la Microhistoria.

Hechos históricos tan cercanos a nosotros que nos permiten identificarnos con la ciudad donde recibimos las vivencias, causionados por el devenir de siglos y que con seguridad permiten arraigarnos al presente y proyectarnos al futuro.

El devenir histórico del Cuerpo de Bomberos de Calbuco que cumple hoy 100 años de existencia es el mejor ejemplo para ilustrar esta reflexión, porque los miembros de esta institución calbucana, - voluntaria como pocas- se nutren de su tradición ya centenaria y con la impronta de los grandes valores de la vocación de servicio público, abnegación y sacrificio, resueltamente se proyecta hacia el futuro, modernizándose -hombres e instrumentos- en forma constante y permanente, asumiendo los desafíos que el desarrollo industrial, el crecimiento de la ciudad y las innovaciones tecnológicas generan como nuevas situaciones y escenarios donde los voluntarios deben actuar.
Escribir acerca del Cuerpo de Bomberos de Calbuco -recobrar la crónica histórica bomberil- no es solamente acercarse al desenvolvimiento de la institución; también es encontrarse con la ciudad del novecientos, siglo en que la villa se consolida como importante centro poblado de la provincia y principal elaborador industrial de productos marinos y madereros.

Mientras recopilábamos antecedentes para redactar la Crónica Centenaria de la organización, una y otra vez constatábamos la imbricación de la Historia de los Bomberos con la Historia de la ciudad. Esa ciudad de bordemar sita en la antigua isla de Caycaen y que el año 1902 ya casi cumplía sus tres siglos de existencia desde que fuera evolucionando a partir del fuerte San Miguel fundado por Francisco Hernández Ortiz-Pizarro en 1603.

Calbuco se asomaba al siglo XX cambiando su fisonomía de pueblito confinado y adormecido en su desarrollo espiritual y material por causa de los caudillos locales más atentos a seguir imponiendo su poder político y obtener granjerías económicas, como fue el último cuarto del siglo anterior.

La villa que en 1895 tenía 629 habitantes, en menos de 7 años había remontado su población en 1902 a 1135 habitantes, repartidos entre industriales, comerciantes, funcionarios estatales, trabajadores de las fábricas de conservas, marineros, bolicheros, pescadores, artesanos y los integrantes de sus familias y allegados.

El dispar casco urbano del pueblo se componía en la época del nacimiento del cuerpo bomberil en algunas aisladas casonas de 2 a 3 pisos, otros medianos y rectangulares caserones de dos pisos que albergaban tendales en su planta baja, las típicas casitas chilotas de 4 piezas, dos ventanas y una puerta a la calle y los 5 o 6 conventillos. Todas construcciones de madera techadas a dos aguas con la vernácula tejuela de alerce que se agrupaban a ambos lados de las calles de trazado irregular entre las que sobresalían Errázuriz, que era el centro comercial, Ernesto Riquelme, donde habitaban algunas familias pudientes, Vicuña Mackenna, Goicolea y Galvarino Riveros que llevaba al popular barrio La Vega, todavía entonces un enclave periférico del pueblo.

Las rústicas callejas no contaban con luz eléctrica y por las noches algunos huérfanos faroles a parafina iluminaban el frontis de escasas viviendas.

La vieja ciudad de madera de comienzos del siglo XX, se entibiaba en fogones, cocinas a leña y braseros; se iluminaba con velas y chonchones a parafina, elementos fundamentales para la vida cotidiana, pero que también eran los generadores de incendios.

Esa ciudad- con sus edificios: La Municipalidad, escuela, cárcel, iglesia, dispensaría, veintena de tiendas, seis establecimientos industriales, sus mueblerías, zapaterías, hoteles, carnicerías, sastrerías, cervecerías, botica y medio centenar de baratillos- es la ciudad que a partir de 1902 ve accionar en sus calles y plazas a un hombre nuevo, que llegaba para quedarse en el tiempo: el Bombero Voluntario.
El futuro bombero que vive y comparte con esta ciudad, nacido la más de las veces del seno de las familias calbucanas, surge a través de la institución como individuo puesto al servicio solidario de proteger a los ciudadanos y sus bienes materiales de la acción devastadora de los incendios. Y a lo largo de los 100 años de existencia del cuerpo bomberil calbucano sus integrantes se renovarán una y otra vez, como un tributo de amor a sus conciudadanos.

Cien años han transcurrido desde aquellos días primeros. La ciudad es otra: se ha poblado de nuevos estímulos, se ha llenado de ruidos y anacronismos; se nos va de la retina invadida por realidades habitadas en otras latitudes y que buscamos remedar. Las instituciones ciudadanas positivas parecen ser replegadas o tal vez nos hemos acostumbrado tanto a su presencia que olvidamos valorar. Vaya con esto mi reflexión.
El Cuerpo de bomberos de Calbuco que hoy cumple 100 años de existencia, tiene legado de tradición: Gran parte de lo más granado de los hombres de la ciudad ha transitado por sus filas y se ha nutrido de su tradición ya centenaria. Así ha sido en toda época y sus más de cien integrantes de hoy, son los legítimos herederos de aquellos bomberos voluntarios del período heroico.
Cada voluntario de hoy es el continuador de aquellos antiguos bomberos, ataviados con los cascos alemanes del ejército chileno que al repiquetear agitado de la pequeña campana de la guardia de policía de la cárcel y a los gritos de ¡incendio! Cogían los carros de los antiguos bombines y los conducían a brazos traqueteando por entre las grandes piedras e irregularidades de las calles isleñas, mientras desplegaban mangueras, escaleras, lanzaban cordeles, garfios, hundían el chorizo en algún pozo ex profeso y la cuadrilla de bomberos ubicados a ambos lados de los mangos de madera del bombín subía y bajaba los brazos alternadamente produciendo la presión de agua para proyectarla desde el pitón con fuerza hacia el foco amagado.Desde lo más hondo de nuestros corazones calbucanos saludamos a esta institución centenaria y con nuestra discreta condición de constructores de la historia calbucana, nos arrogamos la representación de sus habitantes para desear a sus integrantes un progreso cada vez más creciente para el distinguido Cuerpo de Bomberos de Calbuco.

viernes, agosto 25, 2006

EL GRAN INCENDIO DE CALBUCO EN 1943

Vista General del la ciudad ardiendo el 31.01.1943

El 31 de enero de 1943, Calbuco fué estremecido por un voraz incendio que redujo a cenizas los 2/3 de la ciudad. Publicamos aquí el Parte Oficial de la Comandancia del Cuerpo de Bomberos, extractado del libro "CUERPO DE BOMBEROS DE CALBUCO HISTORIA CENTENARIA 1902-2002" texto que ayudamos a investigar y redactar.

LIBRO DE PARTES DE ALARMA COMANDANCIA
ACTA DE INCENDIO


En Calbuco, domingo 31 de enero de 1943 a las 15;30 hrs., se declaro un incendio en la propiedad del señor A. Custodio Mancilla, ubicada en la calle Antonio Varas s/n entre Ernesto Riquelme y Federico Errázuriz; el edificio estaba ocupado por el señor. Hugo Herrera E., capitán de Puerto, quien además de la oficina que desempeña, mantenía allí sus habitaciones particulares. El Sr. Herrera no se encontraba en ese momento en a Ciudad.

El Comandante infrascrito no se encontraba a la hora del día indicado en la ciudad, sino que a una larga distancia del pueblo, y de donde no era posible distinguir demostraciones del siniestro por lo que, sólo hasta la hora de su llegada, más o menos a las 18:00 horas, pudo darse de la magnitud de la catástrofe. Por esta circunstancia los datos anotados en el presente parte, corresponden a los datos proporcionados por personas que en el momento de producirse el incendio, estaban en la ciudad y que fueran los primeros en acudir, al darse la alarma.

Según ellos, el fuego comenzó en la casa anotada más arriba, el cual se propagó rápidamente debido a que en la oficina de la Capitanía existían algunos tambores de parafina, que se utilizaba para el servicio del faro que existe en el muelle de pasajeros.

Debido a las circunstancias anotadas, y por ser día de Domingo en que gran parte de la población se encontraba fuera aprovechando el caluroso día. El fuego tomó proporciones imprevistas, razón que impidió que las bombas pudieran actuar de inmediato; fue necesario esperar hasta reunir algunas personas que pudieran arrastrar el material hasta las cercanías del sitios amagado.

Contribuyó a la propagación del fuego el fuerte viento del Sur, el que poco más tarde cambió de sentido, soplando brisa de oeste, lo que vino a complicar más la situación, pues el fuego también cambió de dirección y ataco edificios que no corrían peligro; fue necesario entonces, para dominar el fuego, distribuir el escaso material en varios sectores. Cuando esfuerzos se hicieron para detener el desastre, no dieron el resultado previsto, pues a una escasa hora de haber comenzado el fuego, ya abarcaba varias manzanas por distintas direcciones; pues ardían edificios de las calles Antonio Varas, Ernesto Riquelme, F. Errázuriz. En esta última se encontraban edificios de dos pisos, los que contribuyeron a incendiar a su vez, debido a su altura, a edificios bastante distantes del foco mismo del fuego; tanto es así que una casa ubicada en calle Errázuriz esquina de Varas predio a otro de calle Esmeralda, esquina de Varas. En esta forma se propagó a otros barrios.

Debido a estas circunstancias excepcionales, las bombas no pudieron actuar normalmente, pues por una parte, hubo necesidad de retirar el material amagado por el fuego, por otra parte el agua pronto comenzó a escasear; y finalmente, los voluntarios, y personas ajenas a la institución debieron abandonar sus labores en las bombas para salvar sus muebles y enseres, ya que en sus casas se encontraban el peligro de incendiarse.

Más o menos a las 17:30 horas, el fuego abarcaba ya seis manzanas, haciéndose imposible toda labor, pues parte del material tubo que ser abandonado ante el peligro que corrían las personas que lo atendían. Tampoco fue posible llevar las bombas hacia las calles de salida, se encontraban en llamas. No fue posible en un principio proceder al derribo de algunos edificios, por la falta absoluta de elemento apropiados, pues la única Cía., de salvataje se encontraba en un sector donde no era posible sacarla, por otra parte, el poco material disponible estaba en trabajo, y no habría sido prudente trasladarlo a otros sectores.

En esta emergencia, el fuego seguía consumiendo edificios. Cada vez con mayor rapidez, producidos por los cambios de viento, por lo ligero del material edificado y por la carencia de agua. Así a las 18: 30 horas el fuego ya habría hecho su obra; además de las calles ya nombrada, en la de Esmeralda, Angamos, Serrano, Condell, Aureliano, Sánchez, Miramar, Plaza Ramírez y parte de la Avda .Douglas (hasta la altura de la Empresa Eléctrica y la que fue salvada debido al derribo de cercos y pequeños casuchos). En la de Vicuña Mackenna, cuando ya el peligro parecía alejado, pues ni remotamente se creía existiera, comenzó a arder el tejado de la casa de propiedad de la firma Guillermo Schmeisser e hijos, la que por ser de material ligero, no pudo ser salvada. En este sector el fuego terminó en la última de dicha avenida.

En la calle Eulogio Goycolea, pudo cortarse el fuego a más o menos 100 metros de Ernesto Riquelme, para ello fue necesario que la Cía. de salvataje derribara una pequeña casa, contribuyó a este buen resultado la existencia de una pequeña muralla corta fuego. Dominado el peligro en esta parte ya fue posible trasladar algún material, con grandes esfuerzos a la Plaza Balmaceda esquina de E. Riquelme, pues la casa ocupada por la Gobernación ubicada en este sector ya se encontraba en llamas; allí pudo derribarse una bodega, evitándose así el que el fuego continuara por la calle de Galvarino Riveros. En el mismo sector de la plaza en calle E. Riquelme con J. M. Carrera el fuego amenazaba la escuela N° 1, la que pudo ser salvada tras grandes y tenaces esfuerzos, pues la bomba que se encontraba en el patio de ese establecimiento, no pudo actuar, debido a que el chorizo no alcanzaba a tomar agua, pues el pozo es de gran profundidad, fue necesario derribar una pared y pudo cortarse el fuego usando baldes y tarros para arrojar el agua.

Así pudo en esa parte conjurarse el peligro y evitar que el fuego pusiera en peligro la Iglesia Parroquial y lo edificado en la calle J.M. Carrera.

Cuando el fuego consumía la última casa de la Avenida. V. Mackenna, donde se encontraba la oficina sanitaria, recibimos el auxilio del Cuerpo de Bomberos de Puerto Montt, cuyos voluntarios tras grandes dificultades pudieron desembarcar sus bombas y desplegar parte del material; pero debido a los pocos elementos de desembarco, dicha tarea demoró algo de tiempo por lo que la labor de estos se limitó a apagar escombros en la parte alta, pues aún había grandes llamaradas, esta labor se efectuó afrontando serios peligros, pues el material fue trasladado por el cerro donde no existía subida alguna y las bombas debieron trabajar desde la playa.

El fuego quedó dominado más o menos a las 20:00 horas.

El trágico balance de esta catástrofe dio como resultado la desaparición de 118 casas, con siguiente detalle; 54 casas de un piso 23 de un piso con mirador, 38 de dos pisos, 2 de tres entre estas se encontraba una casa de material sólido, cuyo interior se quemó totalmente.

Las pérdidas según declaración de los afectados y por conocimiento propio ascienden a las siguientes cifras; inmuebles $5.159.000-, menaje y mercaderías, $ 3.668.000.- por todo esto existan seguros comprometidos que alcanzaban a $ 1.581.000.- de las 118 propiedades destruidas, solo 34 tenían seguro.

En este siniestro el Cuerpo de Bomberos tubo que lamentar la perdida total de su edificio y parte del material que fue imposible sacar, como también el archivo de Directorio y Comandancia, de la que solo se libero el presente libro de partes, pues no se encontraba en el cuartel.

Para mayor claridad se adjunta en hojas por separado a la presente acta, un croquis del pueblo con todas las anotaciones más importantes, como también el detalle completo de las propiedades incendiadas.

CARLOS MECHSNER S.
COMANDANTE

1943

jueves, agosto 17, 2006

LA BIBLIOTECA POPULAR DE CALBUCO EN LA DECADA DE 1860


Autor: JOSE D: MANSILLA ALMONACID


CALETA LA VEGA HACIA 1980
Fotografia de D. MANUEL LOPEZ
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La Biblioteca Popular de Calbuco fue establecida el 19 de septiembre de 1861.

Expiraba su mandato don Manuel Montt, representante de esa oligarquía de terratenientes que organizó la República a su amaño y que tuvo una preocupación importante por la ilustración popular.

Muestra de ello es la creación de las Bibliotecas Populares que surgieron en nuestro país bajo la inspiración del argentino don Domingo Faustino Sarmiento y su discípulo don José Bernardo Suárez. Tenían como finalidad propagar la cultura entre los sectores populares.

En 1856, se establecieron las Bibliotecas Populares en cada una de las cabeceras departamentales, como anexas a las escuelas públicas. En el mismo decreto se contenían las normas para la organización y la administración de estas bibliotecas populares.

Con esta disposición, el Gobierno recogía –casi 55 años después- otra más lejana, nacida en los primeros días de la Independencia: perfeccionaba el Decreto de la Junta de Gobierno, de fecha 18 de junio de 1813, que estatuía en toda escuela pública un fondo en dinero para costear libros, papel y utensilios para la atención de los educandos.

De ese mismo año data la fundación de la Biblioteca Nacional. En 1825 se dictó la disposición orgánica que exigió a las imprentas el depósito de un ejemplar de las obras que se editaban en Chile con el objetivo de formar con este acervo, el patrimonio bibliográfico nacional. Luego en 1834 se dicta la primera Ley de Propiedad Intelectual.

De otra parte, la Ley de Instrucción Pública de 24 de noviembre de 1869, establecía la procedencia de dineros “para la formación y fomento de las bibliotecas populares en cada departamento”. En el Reglamento General de Instrucción Primaria, se estableció, por el decreto del 1º de diciembre de 1863, que en cada capital de departamento habría una biblioteca local anexa a alguna de las escuelas públicas, y señaló las atribuciones de los directores de las bibliotecas departamentales y de los bibliotecarios de las escuelas. En el mismo decreto se especificaron las bases para la organización y administración de estas bibliotecas

Estos antecedentes son los que dieron origen a la Biblioteca Popular de Calbuco.

Tenemos certeza de su funcionamiento –desde su fundación, en 1861, hasta 1865-, gracias a las comunicaciones que se conservan de los Gobernadores, Visitadores, Inspectores de las escuelas de la época y el Director de la misma, entre otros.

1.- El local: La Biblioteca funcionaba en una pequeña casita de madera, de una pieza, alejada de la población, propiedad de la Ilustre Municipalidad, la cual había donado 400 tablas para su habilitación.

En 1863 se le habían hecho algunas mejoras: “una mesa de todo el largo de la pieza i una puerta de rejas”. Los muebles para guardar libros eran dos estantes. No obstante en el inventario del 3er trimestre de ese año y en los posteriores sólo se contabiliza un estante. En general la Biblioteca se conservaba aseada y los registros de su existencia de libros en orden, “estaba situada a un estremo de la población”.

El Visitador de las escuelas de departamento don Domingo del Solar dice en 1863 que “el local es bueno i tiene los útiles necesarios”. Sin embargo el Gobernador Departamental don Ramón Núñez Villalón, escribe en 1865 que “el local de la Biblioteca no presta comodidad”.

2.- La atención de público: El horario de atención en que la Biblioteca permanecía abierta a la disposición del público lector era: a) en los días hábiles, desde las 10:00 horas de la mañana hasta las 16:00 horas de la tarde y b) en los días feriados de 14:00 a 16:00 horas de la tarde.

3.- Personal consagrado a la atención de la Biblioteca: a) Director: El 04 de noviembre de 1861 se nombró Director de la Biblioteca a don Cipriano Barrientos, cura párroco de Calbuco y que también ejercía de Inspector de Educación del departamento de Carelmapu- Entre sus obligaciones debía entregar un informe estadístico trimestral del funcionamiento del Servicio. a) Bibliotecario: Desempeñaba este cargo don Severo Cofré, profesor de la Escuela Nº 1 de Hombres de Calbuco, un hombre cuidadoso y que llevaba los registros en orden. Don Severo, con el tiempo llegó a ser un importante actor ciudadano de Calbuco. Entre los múltiples cargos que tuvo que desempeñar en su vida de servidor público, se cuenta el de Superintendente del Cuerpo de Bomberos por varios años.

4.- Presupuesto Bibliotecario: De los cuatro años que poseemos datos sobre el funcionamiento de la Biblioteca, salvo los arreglos materiales hechos por la Ilustre Municipalidad en el local y el mobiliario, no encontramos otra inversión en el establecimiento.

5.- Existencia, acrecentamiento y disminución del Patrimonio Bibliográfico:

La Biblioteca se estableció con 88 obras, de las cuales 81 estaban en 2 ejemplares y 7 en uno, conformando un total de 164 volúmenes. La mayor parte de ellos no estaban encuadernados.

En 1863 se hizo el único aumento de ejemplares que se registra: La Gobernación entregó a la Biblioteca 1 Libro del Senso Jeneral de la República, correspondiente al Censo de 1854; 1 colección de cuadernillos de los Anales de la Universidad de Chile, Las Gacetas de los Tribunales y 1 colección incompleta de El Araucano, diario oficial de la época.

Entre los textos extraviados se consignaban: 1 ejemplar de LaS Campañas de Chiloé de don Diego Barros Arana, una Grecia Contemporánea y una Mitología. En 1864 tres Cuadernos de Lectura Gradual estaban deteriorados por la polilla. En 1865 se habían extraviado 6 obras por las cuales, quienes la habían extraviado, pagaron un total de $4.25¢. El Visitador don Ceferino Vallejos agrega que en septiembre de 1863 “fueron sacadas dieciocho obras para cambiarlas por obras más útiles”, pero dos años después no se había efectuado el cambio, no se habían entregado loas mismas obras, ni se había pagado su importe equivalente a $ 17,50¢.

6.- El publico lector: En el primer año de funcionamiento efectivo de la Biblioteca (1862) se registra un total de 110 lectores. En los primeros cinco meses de 1863 sólo 14 lectores. En el segundo semestre de 1864 54 usuarios y el último dato que poseemos del primer trimestre de 1865 es de 12 lectores.

7.- El Catálogo de libros: ¿ A que obras tenían acceso los calbucanos que deseaban ilustrarse en los primeros años de la década de 1860?

Tenemos un catastro de los libros existentes en la Biblioteca gracias a la notación de su Bibliotecario y el Director. De su lectura se desprende que para la época, Calbuco poseía un valioso reservorio intelectual. ¿Porqué no fue aprovechado por la juventud?. Es un tema que debe ser abordado desde varios ángulos y no es el sentido de este artículo; pero nos queda la interrogante: ¿Tendrá que ver con ello el caudillaje de los conspicuos del pueblo, más interesados en mantener su posición política y por ende económica, que en el progreso del pueblo como se percibe en la documentación decimonónica de Calbuco existente en los Archivos?

NOMINA DE LOS LIBROS DE LA BIBLIOTECA POPULAR DE CALBUCO EN 1864

Para la clasificación de las obras en Materias hemos seguido una nomenclatura que se acercara a la catalogación de uso más habitual en la época.

MATERIAS Y TITULO OBRA AUTOR Nº EJ. en B.P.C

Religión:

Catecismo Benítes 2
Catecismo Higiénico Miguel 2
Derecho Canónico Justo Donoso 1
Diccionario Canónico y Litúrgico Justo Donoso 1
Espíritu de la Biblia - 2
Tratado de la Verdadera Religión Garcia 2
Urbanidad Cristiana - 2
Vida de Jesucristo - 1
Vida de San Vicente de Paul - 1

Historia:

Compendio de la Historia de América Manuel de la Barra 2
Compendio de la Historia de Chile Lopez 2
El Porvenir de Inglaterra Mountanlambert 2
Elementos de Mitología (extraviado) 1
Ensayo de Chile Vicente Pérez Rosales 2
Ensayo sobre el Gobierno de Europa A. Montt 2
La Gran Corte de Inglaterra - 2
Grecia Contemporánea (extraviada) -
Historia Moderna Michelis 2
Historia Griega Boreau 2
Historia de la Civilización en Europa - 2
Historia de Chile Claudio Gay 1
Historia de la Edad Media - 2
Historia de los Constituyentes - 2
Historia de la Conquista de México Prescot 2
Historia de la Conquista del Perú Prescot 2
Historia del Coloniaje e Independencia de América- 2
Luis II i Carlos El Temerario - 2
Memoria Histórica Federico Santa María 2
Origen de los Estados Unidos - 2
Ostracismo de los Carrera Benjamín Vicuña Mackenna 2

Biografía:

Biografía de Cicerón Lamartine 2
Biografía de Juana de Arco Lamartine 2
Biografía de Oliver Cronwell Lamartine 2
Biografía de Homero Gutenberg 2
Biografía de Nelson Gutenberg 2
Biografía de Cristóbal Colón Gutenberg 2
Biografía del Cardenal Richileu Gutenberg 2
Biografía de Mazarino Gutenberg 2
Biografía de Pío XI Manuel de la Barra (extraviada) -
Biografía de Guillermo el Conquistador M. Guisot 2
Vida y Viajes de Cristóbal Colón 2
Washington Fundador de la República Americana 2
Vida y muerte de Sócrates

Geografía Viajes y Estadísticas

Araucanía Ignacio Domeyko 2
Atlas Geográfico Vicente Pérez Rosales 2
Compendio de la Jeografía Antigua Moreno 2
Cosmografía Andrés Bello 2
Cosmografía Ramírez 2
India Contemporánea - 2
Jeografía Elemental - 2
Mapas de Chile Blak 1
Observaciones Astronómicas Maestro 2
Viajes al Desierto de Atacama R. A. Philippi 1
Senso General de la República de Chile de 1854 1

Poesía Obras Literarias Novelas

Autógrafos Chilenos Espinoza 2
Compendio de Literatura Andrés Bello 2
Cuentos de Auerback - 2
Curso de Bellas Letras López 2
Lectura Popular Carrasco Albano 2
Recreo de los Niños Berdollin 2
Revista de Ciencias y Letras a $1 la entrega - 1
Retratos políticos y literarios del Siglo XIX - 2
Tratado de Ensayos Bancilao 2

Filosofia

Filología Gramática

Correcciones Lexigráficas 2
Gramática Castellana Cortés 2
Gramática Chilena Febrés 2
Lecciones de Gramática Castellana D. Alvear 2

Jurisprudencia

Correspondencia entre el Ministerio y el Arzobispado - 2
Código Civil 2
Constitución de la Republica de Chile - 2
Elemento de Derecho Público José Victorino Lastarria 2
Derecho Administrativo Chileno - 2
Datos Estadísticos de la Corte de Concepción - 2
Lei sobre Hurtos y Robos - 2
Manual de Subdelegados e Inspectores - 2
Método sobre la Enseñanza de las Leyes - 2
Sistema Legal de Pesos y Medidas - 2
Proyecto de Código de Comercio - 2
Gacetas de los Tribunales - varias

Medicina

Elementos de Farmacia - 2
Educación Materna Sra. Escribano 2
Libro de las Madres Mienvielle 2

Ciencias Naturales

Aritmética Bustos 2
Cuadros del Sistema Métrico Espinoza 2
Introducción al Estudio de las Ciencias Naturales - 2
Sistema Métrico Decimal Fernández 2
Ciencias Matemáticas Tomo 3 Jara 2

Pedagogía

Análisis de las Cartilla Domingo Faustino Sarmiento 2
Curso Gradual del Lectura - 2
Colecciones de Cuadros de Lectura - 2
Memoria de Instrucción Primaria - 2
Educación Domingo Faustino Sarmiento 2
El Porqué - 2
Ejercicios de Idioma Francés - 2
El Maestro Carrasco Albano 2
Introducción par Maestros de Escuela - 2
Instrucción Primaria en Chile M. L. Amunátegui 2
Libro de las Escuelas Primarias - 2
Memoria de Educación Común Domingo Faustino Sarmiento 2
Memoria sobre la Ortografía Americana - 2
Memoria sobre la Enseñanza en Chile Vicente Pérez Rosales 2
Nuevo método de Educación - 2
Silabario Domingo Faustino Sarmiento 2

Artes, Profesiones, Agricultura

Arte de Albañilería Vengoa 2
Curso de Mecánica con Láms. - 2
Elementos de Agricultura Burgos 2
Elementos de Agricultura Astaburuaga 2
Guía del Agricultor - 2
Manual para Cultura Hortense - 2
Manual del Carpintero - 2
Progresos de la Agricultura en Europa - 2
Psicultura o la reproducción de trugas - 2
Tratado de crianza y engorda de aves domésticas - 2
Curso de Agricultura en un solo libro Brunet 2

Obras Para la Juventud

Conciencia de un Niño Miguel 2
Infancias Célebres - 2
Libro de la Infancia - 2

Obras Varias

Anales de la Universidad de Chile Años 1853,54,59,61,62 varios
Revista de Europa Cachut 2

Como puede observarse el material bibliográfico existente en Calbuco era el tipo de lecturas y manuales en uso de la época. Obras que han quedado en el patrimonio nacional como clásicos, algunas incluso difíciles de encontrar hoy día, estaban en las estanterías de la Biblioteca Popular: Barros Arana, Amunátegui, Lastarria, Vicuña Mackenna, Sarmiento, Claudio Gay, se podían leer en Calbuco en 1863.

La Biblioteca fue trasladada al local de la Escuela Nº 1. Parte de su existencia fue destruída por las llamas en el incendio que consumió la Escuela. El resto de textos y libros -como tanto patrimonio cultural que se ha “perdido” en Calbuco-, forma parte del Inventario de “Lo que el tiempo se llevó”.

jueves, julio 13, 2006

MONTE VERDE

Por Pablo Katz
Biólogo Marino


RECREACION DEL SITIO MONTEVERDE. Tomado de:TOM D. DILLEHAY: MONTE VERDE. UN ASENTAMIENTO HUMANO DEL PLEISTOCENO TARDIO EN EL SUR DE CHILE

(La Coloración Arbitraria es nuestra. C. de C)


Bajo un cielo en constante amenaza y en una época donde las catástrofes naturales remataban la obra creadora de la última era glacial, un grupo de cazadores recolectores; inimaginables en su apariencia pero capaces de caminar grandes distancias, detuvo su silente paso y levantó un rudimentario campamento en medio de un remoto bosque inextinguible. Allí pudieron establecerse, descansar y recuperarse de las heridas tras perseguir gigantescas bestias. A lo mejor rieron mientras comían carne en abundancia y nadie sabe si alguno de estos hermanos sintió en el ocaso sur austral un extraño sentimiento de trascendencia, en el tiempo milenario.

Por supuesto que sin saberlo y buscando supervivencia, a la orilla de un helado río, después llamado Chinchihuapi, fundaban los cimientos de nuestra verdadera nacionalidad y perfilaban la vocación de un destino americano. Estos hombres del bosque no reconocieron los textos tradicionales de historia y obligaron a rescribir todo lo que se creía saber respecto del poblamiento sudamericano. Son el primer vestigio del ser humano en esta lluviosa tierra sureña, cuando el hielo glacial estaba muy cerca y los grandes cataclismos sumados a fuertes erupciones volcánicas modelaban el sur austral, tal como lo conocemos hoy en día. Compartimos con ellos el mismo sol y la misma luna, en lenguas pretéritas posiblemente también se quejaron del exceso de lluvia o la escasez de comida. Un ya lejano día dominaron el bosque húmedo, se alimentaron de él, conocieron sus remedios, viajaron, vivieron y finalmente murieron en su entorno. Humanos como nosotros, soñaron con un mañana mejor.

Se perdieron en la noche de los tiempos, no se sabe si huyendo de algún cataclismo o algún terrible enemigo. El fuego del fogón se extinguió lentamente. Uno de los pequeños pisó en el barro que luego cubriría la arena y pasaron 12500 años (¡Ciento veinticinco siglos, nada menos!) para que, gracias al azar, la turba anóxica, la perspicacia de la lugareña familia Barría y la constancia científica del antropólogo Tom Dillehay, se descubriera comprobadamente su aún misterioso paso por el mundo. El tiempo pareció haberse detenido para que este lugar tuviese su historia. En pleno sur de Chile, Monteverde es ese extraordinario espacio singular. Los alimentos, herramientas, cordeles con nudos ballestrinque incluidos y demás restos que allí se encontraron son el invaluable recuerdo ancestral, que nos distingue como región.


La tribu eligió donde erigir su primigenia obra colonizadora. Mediante estacas y pieles levantaron sus tiendas. Sus huellas y vestigios hoy se guardan bajo normas y condiciones seguras de importante evidencia científica. Ese entorno y el poder apreciar los restos, o sus replicas, exactamente donde lo hallaron los investigadores constituyen un privilegio en el cual, con el derecho de habitante sureño actual, se debe insistir. Ellos mismos, los monteverdinos, seguirán defendiendo su existencia que ya tuvo un noble sentido al explicarnos su mundo, de bosques y glaciares, tal como ellos lo conocieron. Así esta historia tendrá un comienzo y en eso, se llegue algún día a comprender un final.

martes, julio 11, 2006

LOS PRIMEROS PROFESORES DE CALBUCO

Jose D. Mansilla Almonacid
Historiador
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DE LOS PRECEPTORES

Los preceptores y preceptoras del siglo XIX constituyen un diversificado grupo de personas, en cuanto a edad, formación y desempeño laboral. Y bastante homogéneo en su origen social y en sus condiciones de vida y trabajo.

La percepción social que de él se tiene fue variando al ir obteniendo un saber distinto y aunque no siempre tuvo un respeto social pasó a ser integrante de la burocracia estatal, aunque pobremente retribuido. Ser maestro constituyó con el tiempo una profesión crecientemente respetada y con una cierta autoridad social y moral.

Una de las características que hemos visto en la documentación consultada es que el preceptorado involucra a la familia en la labor docente. El profesor es ayudado por su hijos, o sus hermanos.

Hasta antes de la creación de la Escuela Normal de Preceptores en 1842 los que ejercían de profesores contaban con las mínimas exigencias para ejercer la enseñanza.

Dice Bernardo Suárez al respecto:

“...no era necesario hacer estudios de ninguna clase para dirigir pública y legalmente el corazón y el entendimiento de los niños..”

Hasta 1842 la formación de maestros estuvo en completo abandono, a pesar del interés de los gobiernos republicanos por la educación primaria. Ese año se dio el gran salto hacia la formación sistemática de la juventud chilena.

Considerando que:

“...la instrucción primaria es la base en que deben cimentarse la mejora de las costumbres y todo progreso intelectual, sólido y verdadero... se establecerá en Santiago una Escuela Normal de enseñanza e instrucción de las personas que han de dirigir las escuelas primarias en toda la extensión de la República”

Los requisitos de ingreso fueron mínimos: tener 18 años, saber leer y escribir, tener buena conducta, decidida aplicación y pertenecer a una familia honrada. El gobierno destinó una beca de $ 100 aplicada a comida y vestuario. La escuela funcionaba con régimen de internado y había cupos para dos alumnos por provincia, los cuales eran seleccionados por el visitador y el Intendente. Una vez terminados los cursos, los beneficiados debían volver a ejercer su profesión en la provincia respectiva.

La importancia de la educación en las provincias se puede relacionar con la tarea de reforzar la identidad de nación. En otras palabras en la ocupación “moral” del territorio por la elite dominante.

Es a través de la escuela, de la acción del profesor, donde en el siglo XIX, el discurso de nación, respeto a la institución, normacion de conductas, el Estado interviene, “se mete” al interior de las familias regulando y normalizando patrones de conducta.

El proceso de profesionalización de los maestros fue la condición necesaria para la eficiencia de la práctica pedagógica y al mismo tiempo garantía de control de una sociedad excluyente donde que el maestro pasó a convertirse en agente socializador y civilizador. Es a través de la escuela donde el valor de nación penetró en la sociedad chilena.

ELENCO DE PROFESORES

Esta lista de los profesores de la provincia de Llanquihue 1850-1860 es provisional, no ahondaremos en las actuaciones que tuvieron con posterioridad a esta fecha.

-Juan Toribio Adriazola. Normalista. Fue nombrado el 04.04.1851 Primer profesor titulado en la Escuela Normal que ejerció en la provincia. En 1854 ejercía en la escuela de Calbuco. Fue pionero en la enseñanza del canto llano en esta región.

-Benigno Alvarado. Profesor particular. Tenía una escuela en Alfaro en 1853

-Cayetano Almonacid. Profesor particular. Tenía una escuela particular en Quetrulauquen en 1853

-Hipólito Almonacid. Profesor particular. Enseñaba a los jóvenes en su casa de San Agustín. Estos tres maestros eran considerados los mejores y el Estado colaboraba con ellos.

-Ramón Añazco, Ayudante en la escuela de Maullin en 1858

-Joaquín Diaz. Profesor de Maullin. Recibió su nombramiento el 14.01.1853

-Pedro José Díaz. Normalista ejerce en Calbuco en 1858

-Margarita Díaz. Profesora de la escuela de niñas en Maullin en 1855

-Candelaria Mansilla. Profesora particular. De avanzada edad, en 1861 es propuesta como profesora de la escuela de niñas de Puerto Montt.

-Andrea Martínez. Profesora de la Escuela de Calbuco 1855-58. Recibio su nombramiento el 21.07.1854

-Pedro Morales. Profesor en Carelmapu en 1853. Recibió su nombramiento el 13.01.1849

-Tránsito Muñoz. 1855 Profesora en la escuela de niñas de Calbuco

-Pedro Santos Altamirano. Normalista, ejerce en Maullin en 1858

-Ramón de la Sierra. En 1854 llevaba 14 años enseñando en Máchil. Hay una escuela particular en ese lugar desde 1840

-José Marcos Vargas. Profesor particular en escuela de Chuyaquen 1853

-Juan de Dios Yánez. En 1855 y 58 enseñaba en Máchil Recibio su nombramiento 02.01.1855

LOS VISITADORES DE ESCUELAS

La figura del Visitador de Escuelas, una especie de Inspector de la educación primaria tiene importancia porque es el instrumento para operacionar las políticas educativas y es el nexo, el único diría yo, entre la práctica educativa cotidiana y el gobierno central.

El visitador ejerce el poder desde la autoridad central, en su accionar se cruzan los elementos de control, de modelado, de promoción y administración de la educación. Su participación tiene que ver con la creación de escuelas, nombramiento y exoneración de profesores, asignación de recursos, etc.

El oficio data de 1847; generalmente era un profesor egresado de la escuela Normal y ejercía en cada provincia.

Ellos emprendieron con empeño la reivindicación de la educación primaria y que esta ocupara un espacio en las preocupaciones de las autoridades locales y la comunidad. Fueron verdaderos cruzados de la educación, impregnados con una verdadera mística misionera

El primer Visitador en la región es el sacerdote español Miguel Sevilla, canónigo de Ancud, llevaba 16 años enseñando, aparece con este cargo en 18.02.1855 en la entrega de premios a los estudiantes de Ancud. Fiesta de la Cultura que propiciaba el antiguo tercio de Napoleón el Intendente Rondizzoni. En octubre de 1856 Sevilla está en Santiago

El 24.10.1857 es nombrado Visitador de las Escuelas de Chiloé Arístides Ambrosoli, un italiano avecindado en Chile. Tuvo una participación destacada y decisiva en el territorio de colonización para la consolidación del incipiente sistema escolar. Solicitó autorización para pasar a Santiago a curarse de una enfermedad. Producto de su amistad con Del Río, fue nombrado Visitador en el Maule, donde lo encontramos abogando por la supresión del castigo físico en las escuelas. Todo un pionero. En 1862 escribió Organización de las Escuelas Primarias Posteriormente regresó a Italia. Sus paisanos le hicieron justicia en 1921 honrándolo en El Progreso Italiano en Chile.

Le sucedieron en el cargo a partir de 1863 Domingo de Solar, Ceferino Vallejos, Guillermo Gallardo, Honorio Rojas, Darío García.

LA DISTRIBUCIÓN DEL TIEMPO EN LAS ESCUELAS

Finalmente expondremos como funcionaba la Escuela de la Provincia en este período, ¿qué se enseñaba?, la distribución del horario y las reglas de urbanidad.

Los ramos que se enseñaban eran: lectura, escritura, aritmética, jeografia, gramática castellana y catecismo religioso. Los textos de instrucción eran: para lectura Silabario, La Vida de Jesucristo y las Horas Serias de un Joven, Aritmética de Bustos, Catecismo de Benítez, Gramática de Reyes y para la Geografía el Compendio adoptado por el Gobierno.

El avance de los alumnos se medía como: Deletreando y Silabeando, Escribiendo, Decorando. En Aritmética, Catecismo. Esta nomenclatura se perfecciono y hacia 1858 los alumnos decoran, silaban, conocen las letras, escriben en letra chica, en abecedario minúsculo, en los principios sistemáticos, en aritmética: reglas generales, las primeras operaciones, escribir cantidades; en geografía se estudiaban los continentes; en gramática, analogía; dibujo lineal y finalmente catecismo religioso.

En 1853 el Visitador Suarez, como no existía un reglamento para las escuelas fiscales estableció uno para las escuelas de Chiloe y los departamentos de Carelmapu y Calbuco:

Capitulo Único

Art. 1º.- Atendiendo a varias circunstancias, habrá dos asistencias a la escuela. La primera principiará en todo tiempo desde las 8 de la mañana hasta las 11 de id., la segunda desde la una de la tarde en invierno hasta las 4 de id; i en verano desde las 2 hasta las 5 de la tarde.
Art. 2º.- Toda distribución se anunciará con un toque de campanilla, i cuando sea necesario que los alumnos salgan de sus respectivos asientos, lo haran formados en orden i silencio.
Art. 3º.- A principiar los ejercicios de enseñanza, tanto por la mañana como por la tarde, los alumnos, puestos de pie, rezarán en alta voz el himno al Espiritu Santo. En seguida se revisará el aseo, cuidando de cada uno tenga la cara i manos limpias, el pelo peinado, las uñas cortadas i el vestido sin roturas ni descosiduras. En la ultima hora de mañana i tarde se pasará lista jeneral.
Art. 4º.- En los dias lunes, martes, miercoles i viernes se consagrará la primera hora de mañana i tarde a la clase de lectura; la segunda a la escritura, i la tercera a la aritmetica.
Art. 5º.- Los dias jueves i sabados de cada semana se distribuirán del modo siguiente. La primera hora de la mañana del jueves se empleara en lectura, la segunda en asistir a la iglesia i oir misa, la tercera en dibujo lineal i jeografia, i media hora en lecciones orales de moral i urbanidad, debiendo salir los alumnos a la 11 i media de la mañana. La tarde de ese dia es libre de ejercicios escolares.
La distribución de la mañana del sábado será lo mismo que la de los demas dias; en la tarde habrá una hora de lectura, una hora de catecismo relijioso, esplicando verbalmente al preceptor, una hora de jeografia i dibujo lineal, i media hora se consagrara esclusivamente a enseñar, a los alumnos los rezos cristianos; i las oraciones de la misa. Esto se hará por un monitor, quien (con una cartilla o caton) rezara en voz alta repetidas veces formando coro con los alumnos, las oraciones mencionadas.
Art. 6º.- Se encarga a los preceptores la puntual observancia de esta distribucion
José Bernardo Suarez
Visitador General de Escuelas.

CONCLUSIONES

Para concluir diremos que la escuela fue el lugar donde la clase dirigente pretendió encontrarse con las clases populares. Habiéndose apropiado del aparato estatal, buscó legitimar su modelo relacionando a través del espacio institucional de la escuela a las familias con el Estado.

En esta relación intervienen como representantes del Estado, las autoridades provinciales y departamentales y los visitadores y maestros. La escuela como elemento civilizador, vehículo de homogeneización cultural sobre la población, fue un espacio que siempre fue controlado por el poder central, subordinando todas las iniciativas locales. Este control central permitió ocupar moralmente el territorio. El proceso educativo fue clave para formar la nación. La Patria del siglo XIX y parte del siglo XX la hicieron los profesores chilenos.

lunes, julio 10, 2006

LOS PRIMEROS PASOS HACIA LA ESCUELA EN CALBUCO

Jose D. Mansilla Almonacid
Historiador


foto: Inauguración del Grupo Escolar 1955

Nuestros trabajos sobre Calbuco Histórico nos conducen por diversas aristas para configurar su pasado.
Indagando sobre el tema de la Educación hemos separado estas notas que ya dimos a conocer en el II Congreso de Historia de Puerto Montt en 2004, y que publicamos porque pueden ser de interés para nuestros queridos profesores
. El Autor



LA EDUCACION EN EL MUNDO

La Historia de la Educación, el seguimiento del proceso educativo, este gran proceso a través del cual la humanidad se elabora a si misma, en la transmisión y aprendizaje de habilidades manuales, nociones teóricas de un oficio o el aprendizaje de técnicas culturales, tiene sus testimonios desde la mas remota antigüedad en todos los aspectos de la civilización; que se vinculan a los temas mas generales de la historia de la humanidad a través de un proceso sociabilizador que inserta cada adolescente en el conjunto de la sociedad adulta. Este aprendizaje dice relación con el trabajo y con el desarrollo de las fuerzas productivas y, también con el desarrollo de las relaciones sociales en que estas fuerzas productivas se organizan.

La educación no está ausente en ningún momento de la historia de la humanidad. En toda sociedad, aún las más primitivas el hombre se educa. En las sociedades primitivas, como eran las de nuestros antepasados precolombinos, el proceso educativo es breve, simple y natural. Aunque nadie tuviera idea del esfuerzo educativo, que en forma espontánea la rudimentaria sociedad realizaba en cada momento, la educación existía de hecho.

Los antiguos habitantes del sur de Chile constituían a la llegada del conquistador español, -hasta donde sabemos- pueblos ágrafos o sea no conocían la escritura ni la lectura. Grabadas en las rocas o pinturas rupestres en cavernas de edad no comprobada han quedado antiguas manifestaciones que están más asociadas a ritos mágicos o a la representación de creencias muy vitales.

La escritura y la lectura, y las instituciones donde se enseñaban estos rudimentos vinieron junto con el conquistador español.

EL CASO DE CHILOÉ.

Los orígenes de la enseñanza en la región se remontan al siglo XVII, y se debe a la acción de los misioneros jesuítas. Fue en la ciudad de Castro donde en 1662 se fundó el primer colegio. Su primer rector fue el sabio, lingüista y explorador Nicolás Mascardi.

También existieron pequeñas escuelas en Achao, Caylín y Chonchi, ya que cada misión jesuíta era un centro cultural. Sin embargo una vez expulsados los jesuítas en 1767 los colegios quedaron abandonados.

Otra huella pedagógica en la región se encuentra en 1779, cuando Tomas de Loayza, soldado en Chacao, eleva un memorial al coronel de la guarnición explicando que fue destinado por el gobernador Garreton en el puerto de San Carlos de Ancud para “hacerse maestro de la juventud”, por el desconocimiento de la doctrina católica que tenían los niños de ese lugar. Por este documento, sabemos que funcionó una escuela en Ancud desde 1772 a 1778.

En 1783, se proveyendo desde Lima la erección de tres escuelas en los curatos de Castro, San Carlos y Chacao, dotadas con 100 pesos. Vista esta resolución el 1º de julio de 1785 el gobernado Martínez de la Espada creó una escuela, encomendado a Francisco Javier Martel, vecino del puerto y dueño del potrero Coyhuin, como preceptor de la misma. Hacia 1787 los pagos seguían en tramite. Loayza había muerto y Martel se hacía cargo del papel, plumas, tintas y cartillas y libros para la marcha de su establecimiento.

Ese año la Junta de Aplicaciones de Lima insistía en la creación de Escuelas en Castro, Chacao y Calbuco. Se desconoce el detalle de la instalación de las escuelas de Chacao, Calbuco y Castro, pero existe un testimonio del funcionamiento de esta ultima en 1807. Es un edicto suscrito en Castro el 21.07.1807 por el preceptor de letras don Mariano Félix de Arrizaga que promulga en doce puntos diversos detalles de la conducta escolar.

Entre 1772 y 1783, enseña las primeras letras en Ancud Tomás de Loayza. En 1786 se crean 3 escuelas del Rey. La de Ancud comienza a funcionar el 1º.7. 1786. En Castro funciona la escuela en 1807, y su plantel “estaba compuesto por un P. Rector, un preceptor, un bedel y cuatro celadores. Funcionaba en el antiguo colegio jesuíta, que fue refaccionado, la enseñanza era gratuita y se impartía tanto para españoles como indios”.

LA POLITICA EDUCACIONAL CHILENA EN EL SIGLO XIX.
ETAPA INICIAL 1810-1830

En la incipiente conciencia de nacionalidad que movió a los hombres que libertaron a Chile de la tutela española, estuvieron siempre conjugadas las ideas de independencia política, progreso social y educación nacional. El punto de partida para la difusión de la enseñanza lo dá ese egregio patriota que fué don Juan Egaña, quien a los pocos días de la instalación de la Primera Junta Nacional de Gobierno presentó un plan de sugerencias al Conde de la Conquista entre cuyos propósitos estaba el desarrollo de la educación. Inspirado en el doctrinarismo francés, el Primer Congreso Nacional en 1811 estableció la filosofía empeñada en materia de educación, manifestando que

“la soberanía del Estado se afincaba en el “pacto social”,
siendo una de las primeras obligaciones de este,
“cuidar de la educación e instrucción publica”.

En el período comprendido entre 1810-1830, cuando la inestable república luchaba por su organización, los gobiernos no abandonaron su preocupación por la enseñanza, siendo este un período de inicio y de dificil desarrollo. En 1812 José Miguel Carrera exigió a los cabildos y conventos la apertura de escuelas primarias, tanto de varones como de niñas.

El fundamento para la misión educacional del Estado está dado por el decreto del 18.6.1813 sancionado por la Junta Suprema de Chile que ordenaba que

“en toda ciudad, toda villa y todo pueblo que contenga cincuenta vecinos, debe haber una escuela de primeras letras costeada por los propios del lugar o por el jefe de la provincia”.

En este Reglamento para los Maestros de Primeras Letras se disponía la gratuidad de la enseñanza y de los textos y útiles escolares.. Reglamentaba la profesión de maestro. Dice el decreto:

“por la importancia de su ministerio y por el servicio que hacen a la Patria, los maestros deben ser mirados con toda consideración y honor”.

El decreto encomendaba al Cabildo la supervisión de la enseñanza a través de un “protector de escuelas”.

La revolución de la Independencia conmovió al naciente país durante 8 años vividos en permanente sobresalto y alteración. Los intentos por organizar al país fueron complejos y difíciles. Triunfante la causa independista no solamente significó la instauración de un nuevo régimen político, sino que debió proyectarse en una lucha sostenida para modificar hábitos e instituciones profundamente arraigadas,

LA INCORPORACIÓN DE CHILOÉ A CHILE REPUBLICANO

Un importante acontecimiento, determinante en el destino regional, ocurre en este periodo: El vasto territorio, con los imprecisos limites de Los Llanos por el norte es ocupado por el gobierno chileno junto con la anexión de Chiloé insular. En este territorio continental que despues configuraría la provincia de Llanquihue existen los poblados de Calbuco, Carelmapu, Maullín, donde en las postrimerías del dominio español se hizo sentir la mano diligente del ultimo de los gobernadores del rey, Quintanilla; quien huérfano de toda ayuda exterior, logró mantener un elevado nivel de la enseñanza primaria Anexado Chiloé a Chile Republicano, en 1826, fue nombrado intendente provincial don Santiago Aldunate, quién junto a su secretario; Daniel Forelius –un exiliado sueco- inició un vasto plan educativo primario.

Según el censo levantado por la Intendencia en 1827 existen en Chiloe 7 604 niños de 7 a 15 años y asisten a la escuela 3 511. Un año más tarde la población escolar era de 4 606 alumnos. En términos cuantitativos recibían instrucción primaria el 50% de los niños mientras en Santiago la población escolar era de solo un 10 %. Esto solo era posible gracias a que un gran porcentaje de personas sabía leer y escribir, producto del legado colonial. La superioridad nacional de Chiloé se mantuvo por decenas de años

“llevando a Andrés Bello a decir ¿Quién creería encontrar en el grado superior de esta escala a la provincia de Chiloé”

De esa época data la primera escuela de la futura provincia de Llanquihue, establecida en Calbuco por Aldunate. En nota al Cabildo de Calbuco del 26.2.1829 señala:´

“Siendo la Educación Pública la primera atención de todo magistrado, tan recomendada por la Constitución particularmente a las Municipalidades...a fin de conseguir...el planteamiento y mantenimiento de escuelas de primeras letras en todas las capillas. Sabiendo que en la cabecera de ese partido no existe escuela ninguna y figurándome que [es] solo por falta de maestro,... deseando proporcionar una persona que tenga aptitudes para hacerse cargo de la escuela de esa capilla del fuerte, he buscado a un joven... llamado Anastasio Mansilla que ha convenido marchar allí con el objeto indicado”...

FUNDACION DE MELIPULLI E INICIOS DE LA ACTIVIDAD ESCOLAR.

El 28 de noviembre de 1852 arriban a Melipulli los colonos alemanes venidos desde Hamburgo y se instalan provisoriamente en el lugarejo llamado Cayenel, luego se inició la entrega de los terrenos en el sector del lago Llanquihue.

El puerto de Melipulli, donde se iniciaron los primeros trabajos coloniales “fue designado como centro y punto de partida permanente para las operaciones subsiguientes”. El 27 de junio de 1853 el área fue declarada “territorio de colonización” y el agente de colonización adquirió el rango de Intendente.

En 1861 la colonia había alcanzado importancia y el puerto se había convertido en tan próspera villa, que el territorio se elevó a la categoría de provincia, agregándosele los departamentos de Carelmapu y Osorno que dependían de Chiloé y Valdivia respectivamente. Como ciudad capital de la provincia se designó a Puerto Montt.

Coetáneamente de fundarse Puerto Montt y creación de la provincia de Llanquihue, Chile estaba en camino de consolidar una estructura educacional en el entorno primario.

Tenemos antecedentes sobre el estado de la educación en la futura provincia a comienzos de 1854. En diciembre de 1853 arriba a Chiloé el Inspector General de las Escuelas, Jose Bernardo Suárez, quién visitó todos los departamentos dejando testimonio de las escuelas, maestros y alumnos de la provincia. Además su viaje trajo marraqueta bajo el brazo, porque como consecuencia de su visita se mejoraron las remuneraciones de los preceptores de la provincia.
Acerca del departamento de Calbuco relata que

“Cuenta con mayor número de escuelas, i donde la instrucción primaria es distribuida a mayor número de personas. De cada 10 individuos 1 va a la escuela. Este resultado, que puede mirarse como exacto, hace mucho honor al departamento de Calbuco, pues a este respecto es el primero no solo de la provincia [Chiloé] sino también de la República”.

Funcionaban en el departamento de Calbuco 23 escuelas, tres fiscales a las que asistían 139 varones y 27 niñas, y 20 escuelas particulares a las que asistían 589 varones. Se destacaban en estas escuelas de particulares las de Alfaro, Quetrulauquen y San Agustín. El Gobierno destinaba $650 anuales para la mantención de las escuelas. En el departamento de Carelmapu funcionaban 2 escuelas fiscales y 5 particulares con una asistencia de 233 alumnos. Uno de los establecimientos particulares atendía a los niños de Chuyaquen.

El gran educador, mentor de Arturo Prat, que recorrió Calbuco, Maullín y Carelmapu acompañado de Jose Rondizzoni, veterano de Waterloo e Intendente de Chiloé comenta:

“No me imaginaba que en una provincia tan distante i sobre la cual hai ideas tan poco favorables en la capital respecto de su instrucción, hubiese escuelas como las que me he encontrado”

Otro antecedente del estado educacional en la decáda del cincuenta es señalado por el informe del Visitador de Escuelas de la Provincia de Chiloé Arístides Ambrosoli quien dá cuenta de escuelas, profesores y alumnos en marzo de 1858. Funcionaban en el departamento de Carelmapu las escuelas fiscales de varones: Carelmapu 38 alumnos, Maullin 64 alumnos, Calbuco 89 alumnos, Máchil 86 alumnos. De mujeres: Maullin 24 alumnas, Calbuco 26 alumnas.

miércoles, mayo 03, 2006

FUNDADORES DE SAN MIGUEL DE CALBUCO, LA CIUDAD DE CUATRO SIGLOS

ALONSO DE RIBERA.
Durante su gobierno se instaló el Fuerte San Miguel de Calbuco
FUNDADORES DE SAN MIGUEL DE CALBUCO, LA CIUDAD DE CUATRO SIGLOS

JOSE D. MANSILLA A.
Historiador

EL 4 DE MAYO, FECHA INSTITUIDA POR D. M. HACE MUCHOS AÑOS HA, LA CIUDAD DE CALBUCO CELEBRA UN ANIVERSARIO MÁS, CONMEMORANDO LA FECHA DE SU FUNDACIÓN.

También hace muchos años, tratando de interpretar los garfios que nos atan a los ancones de las islas nos acercamos a lo que fueron los inicios de la ciudad cuatro veces centenaria.

ORIGENES DE CALBUCO

La ciudad tiene su origen en la instalación del fuerte San Miguel por el Maestre de Campo Francisco Hernández Ortiz-Pizarro quien junto con los pobladores de la antigua Osorno que desde su derruida ciudad -a causa de la insurrección indígena comandada por Pelantaru-, huyeron a las playas del Reloncaví se agrega un grupo de indios conas que le ayudaron en su hégira; este grupo. engrosados por los indios encomendados de Guanauca se instalaron en las cercanías del fuerte en las reducciones de Abtao y Caicaén.

La instalación del fuerte ocurrida en mayo de 1603, ha quedado documentada en la Historia por la Carta que el Gobernador y Capitán General de Chile Alonso de Ribera envió al Rey el 13 de abril de 1604. Dice, el fragmento escogido, a la letra:

"En la de veinte y dos de febrero avise a V. M., como en parecer de las personas de más experiencia deste reino, envié orden para retirar los fuertes de Valdivia y Osorno donde llegó el pataje a trece del dicho y sacó a cuarenta y cuatro hombres que habían quedado en la dicha Valdivia muy necesitados que de necesidad no aguardaban sino la muerte, luego pasó a Chiloé, y cuando llegó habían ya retirado el fuerte a quince de marzo, por la imposibilidad que tenían de sustentarse y porque en una escolta les habían degollado diez y seis hombres de 80 que habian quedado. Estaba la dicha gente retirada diez leguas la vuelta de Chiloe, en un puesto llamado Guanauca, donde habian algunos indios de paz, y llegádome orden se retiraron a Calbuco, no obstante yo les había escrito viniesen a Carelmapo hacerme relación que el dicho puerto de Calbuco es más a propósito que Carelmapo para reparar a Chiloé y su comarca y los indios de paz que están en el dicho Calbuco y Carelmapo, y los retirados de Osorno para hacer la guerra a Puraillo, que es provincia de mucha gente y la que inquieta a Chiloé".

Ya hemos establecido en nuestras investigaciones, que el fuerte se instaló en el estero de Huito y posteriormente se trasladó definitivamente a la isla de Calbuco. En las cercanías del fuerte se fue creciendo un disperso caserío de chozas de madera techadas con paja brava que dio origen a la villa. En 1620, durante la visita obispal de Luis Jerónimo de Oré, se crea la Parroquia de San Miguel y el curato de Calbuco. A fines del siglo XVIII, durante el gobierno de Antonio Montes de la Puente se ordenaron y trazaron algunas calles y el Cabildo repartió solares en un intento de urbanizar el caserío.

LOS FUNDADORES

Nada fácil ha sido identificar a los actores de la aurora calbucana. De tanto revisar papeles, surge a veces el reclamo de soldados e indios que en signos de siglos señalan: yo caminé jornada de Osorno a Calbuco, o estuve en la instalación del fuerte contemplando las aguas de Huito. El recuento de los antiguos pobladores es todavía magro. De los españoles que fundaron el fuerte San Miguel tenemos a:

1.- Francisco Hernández Ortiz-Pizarro, vino a Chile desde España. Nació en Villacastín, un pueblo aledaño a la ciudad de Segovia, que se ubica en una de las vertientes orientales de la sierra del Guadarrama. Fue bautizado el 27 de julio de 1555 .

Hijo de un batanero llegó con en los refuerzos que traía Juan de Losada Quiroga. En noviembre de 1601 está en Concepción -siendo uno de los capitanes más experimentados del reino- donde fué consultado su parecer sobre la guerra de Arauco ante el gobernador Alonso de Ribera.

Alonso de Ribera envió hacia el sur al capitán Francisco Hernández, con el encargo de que -eventualmente muerto Francisco del Campo- debía asumir como cabo y gobernador de las “ciudades de arriba”. Hernández zarpó con un contingente de soldados desde Concepción en el navío La Pintadilla en noviembre de 1601. Socorrió Osorno y luego fundó el fuerte de la Santísima Trinidad, un inútil esfuerzo por repoblar la destruida Valdivia. Alrededor de un año permaneció en diferentes correrías y escaramuzas para terminar quedando sitiado en una empalizada hecha con los restos de la ciudad de Osorno. Allí en consejo con sus lugartenientes resolvió despoblar la ciudad y marchar hacia con toda la gente a Chiloé.

Luego de repuestas sus fuerzas en un precario fuerte construido en la llanura de Guanauca, Francisco Hernández instaló los fuertes de San Antonio de la Ribera de Carelmapu y el de San Miguel de Calbuco donde repartió los soldados. El Fuerte San Miguel dio origen a la ciudad de Calbuco. Estaba muerto en 1613.

2.- Diego de Alvarado. Relata en su información de servicios que salió desde Osorno con 800 indios de su encomienda a los que renuncia en La Corona, pasando a asentarse en Calbuco.

3.- Diego de Cárcamo. Estuvo con Hernández en la fundación del fuerte Santísima Trinidad en Valdivia. Luego en la fundación de los fuertes San Miguel de Calbuco y San Antonio de la Ribera de Carelmapu. En este lugar estaba apostado en 1603 como Capitán para vigilar el mar.

3.- Juan Bautista de Olavarría. (por confirmar).Era capitán del Fuerte San miguel en 1610

4.- Juan de Oyarzún y Bazán. Hijo de Joanes de Oyarzún, fundador de Castro y de Inés de Bazán. Estuvo en la despoblación de Osorno. Hizo la jornada con los fugitivos hacía Guanauca y estuvo presente junto a Hernández en la fundacion del fuerte San Miguel. En 1615 está en Perú. Administrador del pueblo Colina. Nombrado Benemérito del Reyno.

5.-Alvaro Velázquez de Camargo. Nacido en España, conquistador en Chile, encomendero en Osorno en 1602. Retirado de Osorno caminó la jornada de Osorno a Guanauca con su familia e indios de su encomienda. Se asentó donde se construyó el fuerte San Miguel. Castellano de San Miguel de Calbuco. Benemérito del Reyno. Caballero del Orden de Santiago. En 1632 era Gobernador y Capitan General de Veragua.

HUIDA ESPAÑOLA DE OSORNO Y FUNDACIÓN DE FUERTES EN CALBUCO Y CARELMAPU

A fines del siglo XVI el invasor español ha penetrado por el territorio indio levantado un rosario de ciudades desde Santiago del Nuevo Extremo hasta Santiago de Castro. Algunos son emergentes villorrios y otros apenas precarias empalizadas donde se mantiene a porfía.

Pero hace años que desde el rescoldo de los fogones arrinconados en los húmedos bosques se viene fraguando la resistencia indígena: La víspera de la Navidad de 1598, cuando la cabeza del gobernador Oñez de Loyola rodó por tierra, un grillerío de voces de victoria indígena brotó desde la cuesta de Curalaba dando comienzo a uno de los más heroicos capítulos de la resistencia indígena. Comandados por el jefe Pelantaru las “ciudades de arriba” fueron destruídas por los indios y sus moradores huídos o aniquilados.

Al asomarse el siglo XVII, el cuadro es desolador para el hispano: desde el río Bio-Bío hasta el seno del Reloncaví solo quedan ruinas humeantes, poblaciones hambrientas y acosadas por la mano del indio. Han reaparecido los corsarios en las costas de Chile, el holandés Cordes se ha apoderado de Castro. Coludido con los indios chilotes han pasado por las armas a casi todos los españoles residentes en la ciudad.

Un refuerzo de tropas venidas del Perú al mando del coronel Francisco del Campo, expulsa a los corsarios, recupera Castro y la repuebla. Camino a Osorno, mientras acampaba en una puntilla cercana a Pargua el campamento es atacado de noche encontrando el coronel la muerte en la escaramuza. Sus huesos se blanquearon en el lecho del rio Ahinco donde sus soldados arrojaron su cadáver amarrados con piedras para evitar que fuese profanado.

Desde hace años que las comunicaciones con el Centro de Chile están interrumpidas, Alonso de Ribera, el nuevo gobernador ha arribado a Chile. En acuerdo con los capitanes mas experimentados del reino acuerda enviar a las ciudades del sur al segoviano Francisco Hernández Ortiz–Pizarro. Este refunda Valdivia, socorre Osorno, se entera de la destrucción de Villarrica y finalmente queda sitiado por meses en Osorno en un precario fuerte.

El invierno de 1603 se venía encima, acosado por el hambre y los indios, Hernández en acuerdo con sus soldados, el Cabildo y los indios amigos decidió despoblar la ciudad y marchar a Chiloe. Alrededor de un millar de personas hicieron la larga marcha al sur. En la hégira murieron 24 personas; dejando los osorninos tirados por el campo sus prendas mas valiosas para aligerar peso, felices de conducirse a si mismos. La columna llegó hasta las rancherías de Guanauca donde habia algunos indios de paz y allí construyeron un fuerte provisorio. Fueron socorridos desde Chiloé con comidas y repuestas las fuerzas las mujeres, los niños, los vecinos siguieron a Castro.

Quedaron en el fuerte de Guanauca, los exhaustos y derrotados españoles, varios centenares de indios, algunos tributarios que acompañaron a sus encomenderos y los indios de la encomienda de Guanauca, de ellos una buena partida de indios de Calbuco y sus cercanías que fueron llevados hasta allí en tiempos de Julián Carrillo.

ORIGEN DE LOS INDIOS REYUNOS. UNA HIPÓTESIS

Guanauca fue un lugar de parlamentos y tratativas entre españoles e indígenas. La forzosa jornada habia llegado casi a su fin. Era tiempo de honrar los acuerdos, fungir las lealtades mutuas, renovar y establecer nuevos pactos. Por un lado estaba el español huido de su morada, su hacienda quebrada, casi huérfano de un poder que debía recuperar para sobrevivir, de otro lado estaba el indio cona que habia acompañado lealmente al fugitivo, confundiéndose con él hasta esta precaria seguridad y estaba el indio de Guanauca y Men Men que les habia socorrido a ambos.

Hacia el norte el camino estaba cerrado al español; para el indio era el camino de la aventura, del pillaje o tal vez de la venganza de sus congéneres por haber socorrido al español. Hacia el sur estaba el camino de las alianzas y el retorno a Calbuco; a la antigua patria, o la patria de los padres.

En vista de las circunstancias, el indio reclamaba su libertad, se declaraba súbdito del rey, se avecindaría cerca de los españoles y uno y otro se protegían del enemigo. El español se comprometía a no encomendar estos indios ni hacerlos tributarios, Conservaría el indígena un estatus diferente a los otros indios del archipiélago. Se establecerían en reducciones.

LA LÍNEA FRONTERIZA NORTE DE CHILOÉ

Resueltos los destinos, Francisco Hernández en acuerdo con sus capitanes y los capitanejos indios trazaron el plan defensivo para Chiloé. Medida importante fue la fundacion de los fuertes San Miguel de Calbuco y San Antonio de la Ribera de Carelmapu Entre ambos fuertes se instalaron los reductos de indios reyunos de Abtao, Chayahué, Caicaen y MenMen.

Se establece así una estratégica línea de frontera, desde Carelmapu hasta Calbuco que protege las entradas por el norte de Chiloé, hasta las postrimerías del siglo XVIII. Protegiendo esa frontera, durante gran parte del siglo XVII, los reyunos auxilian a los españoles en la contención de las amenazas de los indios juncos, sirven plazas como soldados en los fuertes, centinelas en Chayahué, San Gallán y Llaicha. Por el hecho de haber contribuido a la traslación de los pobladores de Osorno a Chiloé y su permanencia como auxiliar junto a los españoles la Corona les reconoció esta condición y les otorgó una gratificación vitalicia de 300 pesos anuales que se pagaban junto con el sueldo a los soldados de Chiloé por la vía del Real Situado. Este pago era ejecutado por el gobernador de Chiloé y era en la práctica una retribución en especies.

Olguín Bahamondes ve en esta acción
"una reminiscencia de la práctica en la reconquista castellana medioeval de otorgar condición especial a los habitantes de comarcas fronterizas"

LOS INDIOS REYUNOS DE LAS REDUCCIONES DE ABTAO Y CALBUCO

En 1765, después de un largo pleito en la Real Audiencia de Santiago de Chile, el gobernador de Chiloé Juan Antonio Garreton y Pibernat fue condenado a pagar una indemnización a los indios reyunos de Abtao y Calbuco por trabajos realizados para su beneficio. En los autos de este juicio se adjunta la lista de los indios reyunos de esas reducciones a la fecha. Publicamos la lista de reyunos porque consideramos importante que el linaje descendiente de los bravos conas que protegieron en su huida a Calbuco a los derrotados españoles de Osorno en 1603, sea conocido.

Hemos mantenido la Ortografía de los nombres y apellidos tal como se encuentran en el original. La lista está extractada.

Martín Ralil, Luis Care, Sebastián Raquel, Diego Llancuemañ, Juan Cancura, Diego Ayancan, Miguel Catucura, Domingo Millacare, Domingo Catucura, Juan Allacadi, Miguel Guenbante, Miguel Aguilante, Cristóbal Painel, Juan Guiriñancu, Juan Guenante, Jacinto Quelenante,Domingo Calbucura, Miguel Caiupichun, Fernando Caico, Juan Chabol, Luis Antuen, Ignacio Guaiquin, Miguel Cheuqueman, Diego Huenuman, Miguel Caiuman, Ignacio Raypangui, Juan Llanquepil, Pedro Guirimilla, Juan Curumilla, Juan Yauca, Benito Curillanca, Diego Guanelantu, Ignacio Guenchucheu, Miguel Tarmar, Miguel Loncon, Antonio Guiliphillan, Domingo Calbupichun, Diego Llancachue, Pedro Payllan, Miguel Neguel, Ignacio Chiuquill, Miguel Chabol, Miguel Guayam, Juan Naypai, Martin Arel, Juan Calbucura, Miguel Nahuelhuaiqui, Miguel Rupiman
En homenaje a todos los Calbucanos, 04 de mayo de 2006

viernes, abril 28, 2006

PASION Y MUERTE DEL PROYECTO PUENTE CAICAEN


BIENVENIDA: ESTEBAN BARRUEL, seudónimo de JOSE ROBERTO BARRIA VARGAS, Historiador Calbucano nos hizo llegar estos dos artículos publicados en EL CALBUCANO.
Agradecemos la gentileza de Barruel por colaborar con CUADERNOS CAICAEN, EL BLOG DE LA HISTORIA LOCAL


de: EL CALBUCANO Nº 3 y 4

MI COLUMNA

PASION Y MUERTE DEL PROYECTO PUENTE CAICAÉN
Por: Esteban Barruel
chilotin_barruel@yahoo.com.ar

I parte)

Hace un tiempo en Calbuco fue muy grande el debate acerca de la instalación de una empresa de harina de pescado en la Punta de Caicaén, y con justa razón los grupos de ecologistas y vecinos aledaños se movilizaron para que este proyecto empresarial no tuviera acogida por los organismos competentes, al final la pelea en un principio la ganaron los calbucanos y se declaró sitio histórico y turístico ese sector. Sin embargo, pasó el tiempo y lamentablemente el litigio tomó otros rumbos, el cual será comentario de otra columna.

Sin embargo, por ahora nadie ha dicho nada acerca de la apertura del pedraplén, a excepción de algunos vecinos y turistas que anualmente en el verano visitan la isla de las aguas azules.

Haciendo memoria, un par de años, con gran revuelo se señaló que se iba hacer una abertura para que las aguas estancadas tengan libre acceso por el canal Caicaén. Incluso, el escritor calbucano Eduardo Nievas escribió una larga columna en el diario “El Llanquihue” denunciando el tema. Se planteó a nivel municipal la abertura de unos treinta y tantos metros, en el centro del pedraplén, dígase de paso, que le palabra “pedraplén” es un galicismo y suena mejor que “piedraplén”. El proyecto resultó risible, porque no se iba a saber si con la obra ahora el paso hacia el continente era un puente o pedraplén; o sea, ni chicha ni limoná. Se señaló en su momento que las platas ya se habían conseguido.

¿Qué dice la historia respecto a esta vía que une a la isla de Calbuco con el continente latinoamericano? Muchas cosas. En primer lugar, el año 1960 la municipalidad presentó al gobierno la petición de unir a Calbuco con el continente, y en 1961 la institución edilicia encabezada por su alcalde don Alejandro Krause Rodríguez había presentado un estudio al Ministerio de Obras Pública para construir un puente, en donde se cobraría derecho a peaje a los vehículos, también se incluía cobro a caballares y vacunos.

El Diputado de la zona de ese entonces, don Evaldo Klein tuvo un papel descollante ante el Ministerio, para el que el proyecto no quedara parado y se entregue presupuesto, porque la idea era que el puente quedara listo al término del gobierno de Jorge Alessandri Rodríguez, situación que no sucedió. Pero el estudio quedó aprobado y la obra se traspasó al gobierno de Eduardo Frei Montalva. Al término del año 1964 el Ministro de Frei don Modesto Collado firma la aprobación de construir un puente y se llama a propuesta pública, resultando ganador la firma constructora de Marcelo Fourcade Nambrard, obviamente con presupuesto más bajo. El puente costaría 446.459,59 Escudos, más 200.000 que depositaría la municipalidad para las vigas metálicas y apoyos, para lo cual tendría que pedir un préstamo al gobierno
[1].

Todo iba sobre rieles, las cotas y planos estaban listos y el Presidente Frei había firmado el decreto de construcción; Sin embargo, en octubre de 1964 el señor Fourcade intercede ante el Ministerio de Obras Públicas para reemplazar el puente por un pedraplén, cometido que logró con éxito, convenciendo a las autoridades gubernamentales, seguramente para abaratar costos. De manera que ello cayó como un balde de agua fría a las autoridades municipales calbucanas. En los primeros meses del año 1965 todo había quedado oleado y sacramentado a pesar de los ruegos y oficios de los regidores y primera autoridad local, porque como nos ha dicho quien fuera regidor don Hugo Andrade, siempre la idea había sido la construcción de un puente y no un pedraplén, pensando ya en ese tiempo todos los efectos futuros que acarrearía cerrar el paso de las aguas del canal Caicaén.

Así, los trabajos se comenzaron en el mes de agosto de 1965, lanchas veleras y embarcaciones de todo tipo surcan de isla en islas extrayendo grandes bloques de piedras las que descargan en las riberas del sector de Punta Blanca hoy avenida Los Héroes, otrora avenida Douglas. Estas son pagadas por metros cúbicos, titánica obra de isleños que vieron aquello como una nueva fuente de trabajo, sin mencionar los miles de cubos de ripios que acumularon los camiones.

Como último gesto desesperado para que se dejase una abertura en el centro del pedraplén la realizó el alcalde suplente don Hugo Andrade en los primeros días de marzo de 1966 en sendo oficio al Ministerio de Economía Fomento y Construcción, la que no fue acogida y sólo quedó en el papel.

Finalmente, con gran entusiasmo y algarabía bajo el mando alcaldicio de don Nelson Villarroel Castrillón se inauguró el 15 de mayo de 1966 la obra del pedraplén.

II parte

En la edición anterior de “El Calbucano” recordábamos cómo se frustró el proyecto “Puente Caicaén”, sus gestores, cómo se iniciaron los trabajos y la fecha de su inauguración.

Sin embargo, antes de internarnos el tema debemos considerar la mentalidad de aquella época y clarificar que si bien los municipales aceptaron a regañadientes la decisión de que se construya un pedraplén, porque al final la firma Fourcade tenía la razón, el puente proyectado se iba a construir sobre dos vigas metálicas, tableros de madera, camino asfáltico con una calzada de 3,50 metros. O sea, sólo una vía de acceso. En cambio la empresa Fourcade ofrecía un pedraplén de 245 metros, un ancho de calzada de 7 metros y pasillos laterales de 1 metro, lo cual parecía mejor que la anterior propuesta de las autoridades calbucanas. En segundo lugar, había necesidad imperiosa de unir a Calbuco con el continente por razones económicas, ya que la industria conservera de mariscos y pescados como el turismo se encontraban en un estado letárgico con una cobertura limitada, lo que impedía el desarrollo industrial y urbano del pueblo, por tanto, se visualizaba un gran flujo de vehículos hacia Puerto Montt como el resto del país, lo cual se complementaría con el cobro de peaje para Incrementar las escuálidas arcas municipales de Calbuco, situación que sucedió en los primeros tiempos en que comenzó a funcionar el pedraplén.

Aún más, cuando ya se estaba construyendo el pedraplén y a punto de unirse por el centro las vías de San Rafael y Calbuco, el alcalde suplente don Hugo Andrade Olavarría que reemplazaba al titular don Nelson Villarroel Castrillón, hace un último esfuerzo para que se construyese un pequeño puente en su centro que permita el libre acceso de las corriente de las aguas y el transporte de embarcaciones menores. Para ello, le remite senda petición al director de vialidad para que interceda porque “el cierre de esta vía natural significa un grave perjuicio socio-económico para miles de habitantes, amén que atenta contra el turismo”
[2] Vale preguntarnos de aquellos acontecimientos ¿Qué ha sucedido desde entonces? Sin duda que hasta primera década de los años 1970 pocos se percataron que las playas aledañas ricas en especies bivalvas, en donde la gente más modesta iba mariscar para el sustento diario, comenzaron a escasear como producto de que las aguas se estancaron, se detuvo el flujo normal flujo de las corrientes por el canal Caicaén.. En los años 90 el hedor era insostenible, porque si bien ello había traído progreso a Calbuco, el pedraplén se había transformado en un grave problema ecológico, por la gran cantidad de sedimentación que se acumuló por el lado occidental, agregada a ello, las evacuaciones del hospital que allí se depositan.

Posteriormente, entrado los años 2000 se soñó que al cumplir Calbuco 400 años se gestionaría la apertura de este tramo, sería el broche de oro de las celebraciones, quizás un poco tiempo más, pero allí estaría el sueño cumplido. El 2004 las autoridades locales dijeron que ya estaba listo el proyecto de apertura, que los estudios ameritaban realizar los trabajos, pero curiosamente este mismo año se dio vuelta la página y ya no era necesario ni un bypass ni construir un puente, por arte de magia, de la noche a la mañana los malos olores y la contaminación se terminarían, incluso para dar término a la polémica se asfaltó el pedraplén, sepultándose así la ansiada obra.

Sin ser adivino, este proyecto de construir un puente tropezaría con un gran inconveniente en lo que se refiere a la navegabilidad de embarcaciones regionales, ya que el canal de Caicaén está plagado de centros de crecimientos de choros Mytilus y el tránsito de embarcaciones menores casi es impracticable, en otras palabras, está tomado todo el canal y abrir el pedraplén podría transformarse en un pésimo negocio para unos pocos, en tanto la mayoría de los calbucanos toda vez que se producen mareas bajas debe soportar estoicamente el fuerte hedor que proviene de esta terrible contaminación, cuyos olores que alcanzan más allá del museo, tornándose insoportable en las tardes de verano.

Con todo, creemos que es necesario que las autoridades calbucanas retomen la causa, se forme una comisión especial asesorada por algún organismo ambientalista, de manera que algún día la ciudad de las aguas azules por fin mediante la obra de un puente, solucione el problema de contaminación que nos ha dejado como herencia el pedraplén.

[1] Fuente: Documentos y planos del Puente de Calbuco en Archivo Documental del Museo Histórico Municipal de Calbuco.

[2] Carta del alcalde (S) de Calbuco al Ministerio de Economía. Fomento y Construcción del 15 de marzo de 1966.

lunes, abril 03, 2006

LA ISLA LAGARTIJA Y SU PRESENCIA EN LA HISTORIA CALBUCANA

INFORME

JOSÉ D. MANSILLA ALMONACID
Historiador

__________________________________________________________________________

INTRODUCCION

El presente Informe elaborado para la Oficina de Obras de la Ilustre Municipalidad de Calbuco, con el objeto de contribuir a la materialización de la propuesta de designar la Isla Lagartija como Santuario de la Naturaleza, se ha realizado con una recopilación, selección y análisis de fuentes de diferentes períodos históricos, privilegiándose la documentación testimonial de primera mano, resultante de viajes de exploración geográfica. (siglos XVIII, XIX). Complementariamente se utilizaron crónicas de viajeros, textos historiográficos coloniales del siglo XVIII; además de estudios geográficos descriptivos y monografías y trabajos del siglo XIX. Se seleccionó y compulsó la información desde el punto de vista historiográfico, resaltando aquellas noticias relativas a la isla que demarcan esa área de estudio.

UBICACIÓN GEOGRAFICA

La isla Lagartija se encuentra ubicada en la parte NW del golfo de Ancud, entre las islas Abtao y Quigua. Por su costado Este se descolla el bajo Corvio y el paso Lami.

Aparece en la carta del IGM con la coordenadas 41º 48’ y 73º 17’
[1]. Forma parte del Archipiélago Calbucano. En la actualidad pertenece administrativa y jurisdiccionalmente a la Comuna de Calbuco en la Región de Los Lagos.

De forma redondeada. Según Espinoza, tiene 120 metros de diámetro
[2]. Su altura es de 17 m.s.n.m. Hacia 1920 la cubría un espeso bosque en la parte superior.

Descrita por Solano Astaburuaga en 1899
[3] y Risopatrón en 1924:

“La isla presenta fuertes ribazos por el lado Sur i un suave declive hacia el NW, hasta terminar en playa arenosa”

Según la misma descripción, hacia el SE de la isla destacaban

“sus prolongados bajos de arena, guijos i piedras mui abundantes en mariscos que descarnan cerca de dos kilometros con las mareas ordinarias i en las que asoman algunos grupos de rocas con las bajamares de aguas vivas
[4]

La isla ha tenido tres designaciones conocidas: Los aborígenes la llamaban Caicuel. Durante el coloniaje español comenzó a llamarse Lagartija, tal como aparece en el mapas de González de Agüeros en 1791 y el realizado por Moraleda en 1795. Los ingleses la denominaron Carva en los mapas levantados durante la segunda expedición del Beagle en 1835.

NOTICIAS DE VIAJEROS

Destacándose solitariamente en medio del mar, Caicuel fue por siglos un lugar de recalada de los canoeros y recolectores que deambulaban por las costas del golfo de Ancud y el Reloncaví. Por su cercanía con el bajo Corvio –sitio pródigo en mariscos- ha debido ser un lugar de acopio de los mariscadores.

Instalados los españoles e indios reyunos en las islas Caycaen y Abtao la isla pasó a ser un lugar de recalada alternativo para los encargados de las comunicaciones entre Chacao y Calbuco. También para los viajeros y exploradores a Nahuelhuapi; los evangelizadores de la misiones, los funcionarios de la corona: quienes sorprendidos por los rápidos y continuos cambios de tiempo y vientos en esta zona, buscaban refugio en la isla con sus piraguas de los chubascos imprevistos. En sus cortas playas caminaron Mascardi, Menéndez, Téllez.

Ya en el siglo XIX, son los exploradores de la Marina de Chile, los que se detienen en Lagartija, durante las faenas de los levantamientos hidrográficos de las costas de Llanquihue y Chiloé y el posterior balizamiento de los bajíos y corrientes marinas de este sector del golfo de Ancud.

De los viajeros que hollaron la isla y dejaron testimonio de su paso por ella, haremos un apretado recuento:

-El misionero jesuíta Segismundo Guell allá por 1769-70 escribe desde el exilio a donde lo aventó el rey Carlos III por consejo de su secuaz Campomanes:

“Navegando al nordeste se encuentra, en medio de aquel mar, una pequeña isleta llamada de Las Lagartijas o Caicua por abundar en ellas. Tiene como veinte pasos [sic] con una fuente perenne de agua cristalina muy buena. No está habitada si no queremos llamar sus habitadores los perros, que cuando hacen algun delito lo destierran allá los indios por tiempo, manteniéndose en aquél destierro, de los mariscos (si bien son pocos) que arroja la mar a aquella, si se puede llamar playa. En este golfo de Abtao o Calbuco siempre se ven muchas ballenas, que no saben los indios pescar en modo alguno
[5]
-En los años 1786 - 1788 y 1792 - 1795 es el insigne marino y explorador José de Moraleda quien a bordo de la piragua Rosario en su periplo por el golfo de Ancud y el seno del Reloncaví explora la pequeña isla y le dá ubicación meridiana. En su ultimo viaje por las islas, Moraleda pasó zinglando entre la costa y la isla Lagartija viniendo desde Calbuco. Escribe el andaluz en su bitácora:

“Al mediodía hubo una terrible turbonada de viento duro del oeste, con fuertes truenos y lluvia tempestuosa de granizo i agua que cesó a las 2 de la tarde quejando el viento en calma ... y al remo seguimos por el angosto canal de entre la tierra firme i las islas de Caicahen y Quihua... estando cerca de su desembocadura con ventolinas de todas partes i mal cariz en el horizonte, especialmente del N. O..., a donde debemos dirigir la derrota, por cerca de los bajos de La Lagartija, dimos fondo en la costa norte de dicha isla de Caicahen...
[6]

Otro viajero importante, coetáneo de Moraleda, fue el seráfico Francisco Menéndez, quien en su porfiada búsqueda de míticas ciudades espectrales hundidas en las profundidades de la Patagonia Oriental columbró la isla en sus navegaciones y regresos.

Ya en el ocaso del Siglo de las Luces, es el funcionario del Real Ejército Thomas O’Higgins -tío del prócer chileno-, quien durante la inspección de las guarniciones de los fuertes de la provincia recala en Lagartija. De su Diario de viaje extraemos:

“en la madrugada de este dia el viento continuaba fresco por el nordeste, defogó con grandes aguaceros, y permitió que a las diez y media me embarcase en la piragua, y partí desde Calbuco tomando la ruta por el canal que forman el continente y la misma isla, más habiendo llegado a la playa de Caicaen, tuve que mantenerme aquí porque el viento no permitía que a fuerza de remo se granjease nada para avante y tuve que subsistir aquí, hasta las cuatro de la tarde, en que de nuevo emprendí viaje en demanda de la isla de Abtao; pero apenas alcancé a la pequeña e inevitable isla de la Lagartija a las 7 de la tarde, porque el viento y la marea eran contrarios. Hecha aquí mansión por una hora en un playa mansa que tiene a la parte del este, y en cuyo tiempo me ocupé en reconocer esta isla que es muy pequeña, pero abunda de mariscos de los que tomé algunos. Partí para la de Abtao a las ocho, en que el viento había calmado, y la marea era favorable. Llegué a ella a las once y los indios que la habitan empezaron a llamarnos a gritos para que atracásemos a una playa corta que tiene a la parte del este...
[7]

En 1826 ocurre un hecho determinante en el destino regional: Chiloé, el último jirón de presencia administrativa hispana en América, cae en poder del ejército de Chile. El Archipiélago y sus linderos continentales e insulares son incorporados a la nación chilena.

Como una consecuencia de la emancipación de España, las nuevas naciones americanas se abren al comercio con todas las naciones. Los puertos son visitados por navíos ingleses, franceses; los que llegaban trayendo de pasajeros a comerciantes, mercenarios, intelectuales.

El territorio de la República comienza a ser visitado y auscultado por artistas y científicos europeos no hispanos. En el verano de 1836, la isla Lagartija es visitada por el sabio francés Claudio Gay, quien viajando desde San Carlos rumbo hacia los alerzales de Cayenel, se detiene en la isleta el 19 de enero, antes de llegar a San Antonio de Quigua
[8]

Pero entre los viajeros y exploradores de aquélla época, quienes han descollado ampliamente son los tripulantes del velero inglés Beagle. Sabemos fehacientemente que Charles Darwin no estuvo en la isla. Esta fue reconocida y topografiada por el equipo que trabajó en la yola comandada por el teniente Benjamin J. Sulivan R. N. –futuro Almirante de la Armada Real Inglesa- y Alexander B. Usborne R. N., ayudante de patrón del barco explorador que se hizo hidrógrafo y cartógrafo en este viaje
[9]

La isla Lagartija quedó improntada en las cartas náuticas inglesas como Carva Island
[10]. En el derrotero para la navegación de estos canales - entre islas, golfos, bajíos, neblinas, borrascas, tormentas y corrientes- que prepararon los capitanes Robert Fitz-Roy R. N. y Philip Parker King R. N. encontramos en las páginas del texto “Sailing Directions for South America” lo siguiente:

“CARVA ISLAND
“N. E. of Abtao lies the small Island of Carva; it is a round hummoock, about 200 yards long, sorrounded by a bed of shingle, which is covered at high water, except at the north point, where a narrow spit remains dry; a shoal extendes a mile off its S.E. end. Two miles east of Carva lies the NW edge of the bank of Lami, always dry in several paces…
[11]

Sus cercanías fueron escenario del episodio de la guerra contra España en 1866, conocido como el Combate de Abtao. En efecto durante el desarrollo de las hostilidades de este conflicto bélico la escuadra aliada, formada por las unidades navales de Chile y Perú se apostaron en el estero de Chayahué, frente a la isla Lagartija. El dia 7 de febrero llegaron a Tabón en busca de la escuadra los buques españoles Blanca y Villa de Madrid; por las noticias de un botero supieron que la escuadra aliada estaba en Abtao. Escribe un marino español al respecto:

“Las dos fragatas hicieron entonces rumbo al sitio designado, siguiendo, no sin dificultad el paso entre los arrecifes de Lamí y Carva... Hallándose todavía en este paso, descubrieron los topes de los buques enemigos y el humo que escapaba de sus chimeneas...
[12]

Los buques aliados eran la Covadonga, El Apurimac, América y Unión, los cuales comandados por el capitán peruano Manuel Villar se alinearon en el canalizo existente entre el continente y Huapi- Abtao, teniendo esta isla como escudo protector. Durante poco mas de dos horas , las naves españolas evolucionaron por entre la Lagartija y el continente intercambiando miles de disparos con la escuadra aliada en un tiroteo con resultados muy inciertos.

Luego del combate de Abtao los españoles salieron de nuevo a la mar Océano y se dirigieron al norte. La escuadra aliada se refugió en el fiordo de Huito, apostadero donde permaneció hasta el cese de las hostilidades.

Méndez Nuñez hizo un último intento de enfrentarse con la escuadra aliada: El 1º de marzo de 1866 ingresó de nuevo al golfo de Ancud con la Blanca y la fragata Numancia. Este último era un buque acorazado que desplazaba 7.500 toneladas, de 96 metros de eslora, estaba protegido con una coraza de acero de 13 cmts de espesor, cargaba 34 cañones de 64 libras, una dotación de 590 hombres, propulsada a hélice con un andar de 12 nudos. Era el más grande barco de guerra de la época. Méndez Nuñez maniobró sus naves por entre la Lagartija y Quenu. Pasó entre Quenu y Calbuco en una temeraria hazaña naviera ya que no conocía la topografía de esos fondos y se presentó a las cuatro de la tarde frente a Calbuco entre Tabón y Quenu. Cientos de calbucanos se diseminaron por las alturas de Caicaén para ver como resoplaba la maquinaria de este portento de la ingeniería naval. Desestimó el comodoro español aventurarse hasta Huito y se retiró de las aguas chilotas, no sin antes rastrojear unas cuantas ovejas, chanchos, gallinas y papas desde la isla de Chidhuapi. Terminó su Campaña en el Pacifico bombardeando Valparaíso y El Callao y después se alejó con su música de guerra de las costas occidentales de América
[13].

Después de este episodio entra en escena en la microregión lagartijera la Marina de Chile. La Comandancia Naval comisionó a uno de los mas preclaros hombres de mar que tuvo la Armada Chilena del siglo XIX, nos referimos a Francisco Vidal Gormaz. Al insigne marino y sus ayudantes le debemos el conocimiento de la forma y posición de nuestros lares en el siglo XIX. Tempranamente levantó el plano de Puerto Montt, luego la hermosa plancheta topográfica de los terrenos del Lago Llanquihue, los planos de puertos y caletas del golfo de Ancud y Seno de Reloncaví. Los levantamientos hidrográficos de la Isla Lagartija y sus cercanías en 1871 fueron ejecutados por el teniente Luis Uribe y supervisados por Vidal Gormaz
[14].

Casi 25 años después, en 1899, se asoma el último explorador de la Armada del siglo XIX en estas latitudes: el Capitán de Fragata Roberto Maldonado a bordo de la Pilcomayo. El objetivo es colocar balizas, faros, triangular las cotas para una navegación mas segura en los canales Sus observaciones y mediciones reafirman y complementan las noticias recogidas por las misiones anteriores. Su última recomendación dice a la letra:

“En la isla Lagartija conviene colocar una valiza de 16 metros de altura...con canastillo y fajas rojas, u otro color resaltante...
[15]

Hace ya muchas décadas, en una noche estival de cauquiles
[16], navegando desde Calbuco a Abtao a bordo de la lancha velera de mi lejano tío Arturo, uno de esos carboneros ya olvidados nos sorprendió una calma chicha cerca de Lagartija. Mientras singlábamos acompasadamente dejándonos llevar por la vaciante; él y mi abuela Victoria, me hablaban del candil[17] inconmensurable que habia cerca de la isla, también decía Arturo que un mercader de Abtao quiso habitar la isla. Durante semanas condujo maderas para construir una casa en lo alto de la isla; terminada ésta, se trasladó con su familia; pero la esposa no podía conciliar el sueño en las noches: A cada momento sentía arribar grandes barcos que soltaban sus anclas y cadenas en el mar Agobiados abandonaron la isla[18].

Finalmente debemos resaltar, que sus cercanías han sido tumba de navíos y embarcaciones, innumerables veleros de gran calado han encallado en sus inmediaciones. Muchas de estos naufragios están documentados en la Notaria de Calbuco donde sus capitanes han dejado sus Protestas Testimoniales.

En los años recientes, el notable biólogo marino Pablo Katz Cárdenas, ha llamado la atención a través de la prensa y en presentaciones académicas, sobre la importancia de Lagartija como Santuario de la Naturaleza y la fragilidad de la conservación de fauna y flora de la isla sin una política de protección. El presente Informe es una contribución para ese logro.

Santiago, 24 de octubre de 2005

[1] Instituto Geográfico Militar de Chile Carta 1: 50.000 PARGUA Nº 7325:4148 ( SK-18-II-d-4''')
[2] ESPINOZA, ENRIQUE, Geografía descriptiva de la República de Chile Santiago 1903.
[3]ASTABURUAGA CIENFUEGOS, FRANCISCO SOLANO, Diccionario geográfico de la República de Chile Santiago: 1899
[4] RISOPATRÓN, LUIS: Diccionario Jeográfico de Chile Santiago 1924 pp.
[5] SEGISMUNDO GUELL: Noticia breve y moderna del Archipiélago de Chiloé, de su terreno, costumbres de los indios, misiones, escrita por un misionero de aquellas islas en el año 1769 y 70. EN: La Isla de Chiloé, capitana de rutas australes. de WALTER HANISCH pp. 220 ss. Santiago 1982
[6] MORALEDA, JOSÉ MANUEL DE: Esploraciones jeográficas e hidrográficas introducción por don Diego Barros Arana. Santiago de Chile 1888. pp. 511-512
[7] THOMAS O’HIGGINS: Diario de Viaje del Capitán D. Thomas O’Higgins de orden del Virrey de Lima 1797 – 1798. EN: Revista Chilena de Historia y Geografía Nº 101 pp. 42 –97 Santiago 1942
[8] MANSILLA ALMONACID, JOSE D.:La Visita de un Sabio Francés en 1836: Claudio Gay en Calbuco. EN Cuadernos de Caicaen Historia y Folklore desde las Islas Nº 4 Calbuco 1995 pp. 29 -35
[9] Sobre los viajes del Beagle a Chiloé Véase: Charles Darwin en Chiloé y Aysén de JOSE D. MANSILLA. Editorial Austral Puerto Montt 2005
[10] He buscado infructuosamente el significado de este nombre, puede ser probable que sólo sea un error de transcripción por Caicua.
[11] “ISLA CARVA: Al N. E. de Abtao está situada la pequeña isla de Carva; es un mogote redondo, de 200 yardas de longitud, rodeado por una capa de guijarros los cuales son cubiertos por la marea alta, exceptuando la punta norte dónde una estrecha lengua de arena permanece seca; un bajío se extiende como una milla afuera hacia el S.E. Dos millas al NO de Carva se sitúa el contorno del banco de Lami, siempre seco en varios puntos." FITZ-ROY, R. N., ROBERT & PHILIP PARKER KING R.N., PHILIP: Sailing Directions for South America” London 1848 pp. 300
[12] IRIONDO Y GOROSTEGUI, EDUARDO: Impresiones del viaje de circunnavegación en la fragata blindada Numancia Madrid, 1867.
[13] La Numancia fue el primer blindado que circunnavegó el globo. La Armada Española le instituyó por ese fasto el lema “"Enloricata navis que primo terram circuivit". VEASE: GONZALEZ, Marcelino: La Fragata Blindada "Numancia". La historia de su vida. Madrid 2005
[14] Los resultados de estas singladuras por Lagartija Abtao, Calbuco se pueden leer en: VIDAL GORMAZ, FRANCISCO: Exploración de la costa de Llanquihue y Archipiélago de Chiloé practicada por orden del Supremo Gobierno . Santiago: 1871. y Esploración del Seno de Reloncaví, Lago de Llanquihue i rio Puelo Santiago de Chile: 1872.
[15] MALDONADO, ROBERTO: Viaje de esploración a los archipiélagos de Llanquihue i Chiloé, acompañado de un proyecto de valizamiento de los canales i del derrotero jeneral i jeografia náutica del Canal de Chacao, archipiélago de Llanquihue, seno Reloncaví, golfos de Ancud i Corcovado i parte continental que mira a ellas, especialmente el estuario Comau, vecindades del rio Yelcho i Corcovado i bahía Tictoc, por el capitán de fragata Roberto Maldonado EN: Anuario Hidrográfico de la Marina de Chile Oficina Hidrográfica,.Tomo 25 Valparaiso 1905 pp. 303
[16] Algas microscópicas fosforescentes
[17] Profundidad marina
[18] Algo así no he podido comprobarlo fehacientemente, pero puso haber ocurrido