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lunes, febrero 23, 2009

EULOGIO GOYCOLEA GARAY PRIMER POETA CALBUCANO



EULOGIO GOYCOLEA GARAY (1861-1880)
PRIMER POETA CALBUCANO


por JOSE D. MANSILLA ALMONACID


"En los campos de Colchagua
ahora trillando están
yo voy a morir tan lejos
¡Viva la Patria y la Libertad!(1)


Eulogio Goycolea Garay está improntado en el imaginario calbucano como el Aspirante de Marina que se inmoló en la cubierta del Monitor Huascar durante la Guerra del Pacífico.

Su martirio a bordo del navío, trofeo de guerra, lo ha alzado a la categoría de héroe, y por esta consecuencia es señalado como uno de los más preclaros hijos de Calbuco. En este artículo queremos destacar al poeta que habitaba en el joven Goycolea.

La infancia de Eulogio Goycolea

Efectivamente, Goycolea nació en la isla de Calbuco, mirando el mar que allí dá la vida. En fojas 17 del Libro de Bautismos de la Iglesia Parroquial San Miguel Arcangel está anotada su partida de nacimiento que reza así:

En la Iglesia Parroquial de Calbuco en 11 días del mes de Marzo de 1861 bauticé solemnemente y puse oleo y crisma a Elulogio Goicolea, edad un día, hijo legítimo de don Martín Goicolea y de doña Carmen Garay, naturales de esta doctrina y domiciliados en Ancud. Fueron padrinos don Vicente Garay y doña Josefina Dias. De que doy fé.
Cipriano Barrientos, cura párroco.


Eulogio nació entonces del 10 de marzo de 1861. Fué el menor de 8 hermanos: David, notable hombre público; Belisario, redactor de El Sol, primer períodico calbucano; Vicente; Carmen; Eduvigis; Carolina y Emilia, esposa del teniente Ignacio Serrano, héroe del Combate de Iquique.

A la muy temprana edad de Eulogio, fallece su madre, quedando con sus hermanos al cargo de su padre. El futuro marino creció al cuidado de su hermana Emilia, quien le prodigó el cariño que compensó la perdida de su progenitora.

Aún no se empinaba en los cinco años cuando la guerra, “un arco iris negro que avanza (2)”, conmocionaba la pequeña villa de Calbuco. Por las caletas y canales se asomaban las corbetas y fragatas. Las estribaciones de los lomajes costeros del archipiélago calbucano se llenaban de cañones y pertrechos. El poblado, que no tenía mas de 400 habitantes, era invadido por batallones de soldados.

Por la puerta de la Iglesia Parroquial -convertida en cuartel militar- salían y entraban sables y fusiles; obligando al cura Cipriano trasladar a San Miguel, el santo patrono, al derruído caserón del fuerte en La Picuta, sede de los batallones cívicos de Calbuco.

Ese verano de 1866, hasta los oídos de los estremecidos calbucanos llegaba el tronar del cañoneo en que estuvieron trenzados los buques españoles contra la Escuadra Aliada chileno-peruana en la cercana isla de Huapi-Abtao.

Eulogio aprendió las primeras letras en la Escuela Pública Elemental Nº 1 de Calbuco, que dirigía el preceptor don Severo Cofré, secundado por su ayudante Pedro González.

En la antigua casa de madera de 10 x 6 metros, mal iluminada, falta de vidrios, pobre de bancas y elementos para el estudio, recibió -junto con una treintena de niños de su edad- los primeros catones, pizarra, tiza y el Método de Lectura Gradual de Sarmiento, de manos del preceptor Cofré.

Según su hermano David, estudió posteriormente en el Liceo de Ancud, después en Concepción, en el recién creado Liceo de Puerto Montt y en Valparaíso.

Existía en aquellos días el peligro latente de una agresión a Chile por parte de la nación argentina. Eulogio escribe un poema titulado “Algo sobre la cuestión Chileno-Arjentina”, el cual se publicó en el diario El Chilote de Ancud.

El Aspirante de Marina

Pero el apocalíptico jinete de la guerra no vino del Este, sino que se enseñoreó en las resecas tierras de sudor y lágrimas del Norte, que hoy -producto de la Guerra del Pacífico- pertenecen a Chile. En poco más de 10 años, el pueblo de los tres países, que en 1865 fueron aliados, son enfrentados a sangre y fuego para defender los intereses de los grandes depredadores de siempre que se quedaron con el botín de la guerra.

Entre las acciones guerreras en que se enfrentaron Perú y Bolivia contra Chile, destaca el Combate del 21 de Mayo de 1879 en Iquique ya que tiene para Chile su apoteosis en el sacrificio del capitán Arturo Prat.

En ese día de gesta heroica, también muere el teniente Ignacio Serrano, esposo de Emilia Goycolea, y quien desde la muerte de don Martín Goycolea oficiaba casi de tutor del joven Eulogio.

Según don Benjamín Vicuña Mackenna, este hechó afecto profundamente a Goicolea. El acto heroico de Serrano al abordar el Huáscar siguiendo el ejemplo de Prat, fué para el muchacho el símbolo de la grandeza, de sublime amor por la Patria. Decide engrosar la hueste de guerreros en defensa de la estrella solitaria.

Se cuenta que al despedirse de su amigo don Horacio Lara le comentó: Vengaré a Serrano, o moriré como él.

Se estima que Goycolea se enroló en Puerto Montt y viajó a Valparaíso con el contingente de voluntarios chilotes y llanquihuinos que marcharon al norte, luego de conocerse el sacrificio de Prat.

Con cierta preparación intelectual y por su cercanía con el teniente Serrano ingresó a la Marina como Aspirante. Luego de un corto período de instrucción fué alistado oficialmente como tripulante a bordo de la Covadonga, comandada por don Manuel J. Orella el 2 de agosto de 1879.

En los últimos días de septiembre la Escuadra parte hacia el norte, El 26 se encontraba apostada en Antofagasta. Esa noche la bahía hervía de actividad. Se realiza una junta de guerra presidida por don Rafael Sotomayor, Ministro de Guerra y Marina en Campaña. Allí se concluyó la posibilidad de que el ejército expedicionaría al territorio peruano con apoyo de la Escuadra. Se formaron dos divisiones: La 1ª División al mando del chilote don Galvarino Riveros formada por los buques Blanco Encalada, Covadonga y Matías Cousiño; la 2ª División comandada por don Juan José Latorre con el Cochrane, O'Higgins y el Loa.

En la madrugada del 4 de octubre, Goycolea -a bordo de la Covadonga- se encontraba frente al puerto de Arica, donde la Escuadra se aprontaba a torpedear los buques peruanos en un fallido intento.

En estas evoluciones bélicas, Goycolea tuvo su bautizo de fuego al encontrarse la corbeta O'Higgins y la Covadonga con la cañonera peruana Pilcomayo al sur de Arica donde se intercambiaron una veintena de disparos sin resultar daños por ambas partes.

Empeñada la Escuadra Chilena en la cacería de los buques peruanos que merodeaban las costas, al amanecer del dia 8 de octubre, los buques de la 1ª División avistan al Huascar y la Unión que navegaban rumbo al norte. Los buques peruanos tratan de evadirse pero son interceptados. El capitán don Miguel Grau ordena que la Unión, de más rápido andar se dirigiese a Arica. El Huascar se prepara para el combate a la altura de la Punta Angamos.

A las 9:40 el monitor peruano rompe el fuego contra el Cochrane, el cual junto con el Blanco Encalada y la Covadonga se acercan al monitor. Los certeros disparos de la Escuadra Chilena hacen estragos en el navío enemigo.

Una granada perfora la torre de control y mata al almirante Grau. Después de una hora y media de iniciado el combate casi toda la oficialidad peruana a muerto. Los sobrevivientes deciden hundir la nave antes que rendirse. La Covadonga, el buque donde Goycolea ya es un novel artillero dispara el último cañonazo contra el Huascar, mientras los botes de asalto de los buques chilenos cargados de la marinería comienzan a abordar la nave, capturándola.

Ese mismo día el Aspirante Goycolea es transbordado al Huascar, bajo las órdenes del capitán don Guillermo Peña, quien condujo al monitor a Valparaíso, donde fué refaccionado. Con este triunfo la Marina Chilena gana el dominio del mar.

A fines de febrero el Huascar, con bandera chilena, bajo las órdenes del comandante don Manuel Thompson mantenía el bloqueo de Arica.

El Combate Naval de Arica

El cañoneo ocurrido el 27 de febrero de 1880 en el marco de la Guerra del Pacífico es una acción entre los buques chilenos que bloqueaban el puerto de Arica, las fortalezas ariqueñas y el barco peruano Manco Capac.

Existían noticias que los peruanos trasladabn contingentes de tropas entre Arica y Tacna. Con el objetivo de impedir estos desplazamientos de tropas enemigas y el aprovisionamiento del I y II Ejército del Sur peruanos se estableció un rígido bloqueo al puerto ariqueño para lo cual se destinó el Huascar al mando de don Manuel Thompson y la Magallanes comandada por don Carlos Condell. Resguardaban el puerto las baterías del Morro y el acorazado Manco Capac.

El bloqueo se inició el 24 de febrero de 1880. El día 27, las fuerzas beligerantes se enfrentaron en tres acciones:

-A las 8:30, el Huascar se acercó a la costa para reconocer las defensas peruanas. Al aproximarse la artillería defensiva de Arica rompe fuego. También la Magallanes cañonea los fuertes. En este primer cañoneo, el Huascar recibe un impacto en el blindaje.

-A las 11:00 horas, la vigía de las naves chilenas comunican que un tren se acerca a Arica. El Huascar y la Magallanes se acercan a la costa para cañonear el convoy. Nuevamente se traba combate. El Huascar recibe dos certeros impactos provenientes de las fortalezas peruana. Una de las granadas penetró por babor, rompió la cubierta, matando a 6 artilleros que servían uno de los cañones de proa, y dejando heridos a otros 12.

Entre los muertos estaban: el Aspirante de Marina Eulogio Goycolea; el marinero Luis Segundo Ugarte, quien había intentado abordar el Huascar el 21 de Mayo en Iquique; el grumete Manuel Urrea; el soldado Pedro Sierralta; y los marineros Abdón Quiros y Apolinario Lerzundi. Luego del cañoneo los buques chilenos se desplazan a su fondeadero habitual.

-Pero no todo estaba concluído ese aciago día. A las 14:00 horas, se aprecia que el Manco Capac sale del puerto en dirección del Huascar. El comandante Thompson y su tripulación se aprestan al combate. Las primeras andanadas no alcanzan sus objetivos por la distancia que separan a las naves. Al acercarse, Thompson decide espolonearlo por estribor, pero descubre que la nave peruana portaba un torpedo por ese lado, ordena virar para atacarlo por babor, pero la máquina del Huascar responde lentamente quedando expuesto dentro del radio de alcance de las baterías del acorazado peruano.

Los peruanos no desperdician la oportunidad y tiran sobre seguro. Un eficaz proyectil impacta de lleno sobre el comandante que se encontraba en la toldilla de popa, provocándole la muerte. El capitán Valverde quien toma el mando retira el barco de la línea de fuego. Así concluye el llamado Combate Naval de Arica.

Curiosa relación de lo ocurrido en el Huascar, esa Barca de la Muerte. En menos de un año, sobre su cubierta mueren por acción de la guerra: Arturo Prat, Miguel Grau, Manuel Thompson, todos quienes participaron el el Combate de Abtao, acaecido en las cercanías de Calbuco; Ignacio Serrano quien huyó de su casa para enlistarse en esa guerra de 1866 y Eulogio Goycolea el joven estudiante de abogacía, nacido en Calbuco.

La muerte de Eulogio Goicolea.

La bomba de gran calibre disparada por uno de los cañones peruanos del Morro estalló sobre el cañón que mandaba el artillero Goycolea, causando estragos entre su gente. El también resultó muerto. Al recogerlo y llevarlo a su recámara, pensando que sólo estaba inconciente, no se le encontró herida alguna en su cuerpo.

Sin embargo horas después cuando se procedió a hacer la autopsia para embalsamar su cadáver, se halló junto al corazón un enorme casco de hierro que se había alojado en él.

Este fragmento de hierro lo poseía su primer biógrafo don Benjamín Vicuña Mackenna, al que le fué enviado por el capitán Valverde, por intermedio de don Guillermo Errazúriz, quién en enero de 1882 escribía así a Vicuña Mackenna: ...”Antes de volver de Valdivia me dió Valverde para Usted dos objetos curiosos...El otro es un grueso casco de granada Vavasseur hallado en el corazón del joven Goicolea, cuñado de Serrano, en el combate de Arica. No se había visto antes de la autopsia herida alguna; la fuerza i la agudez del golpe cerró la abertura...3”

El tributo de la ciudad de Santiago

Los restos Goycolea se condujeron hasta Antofagasta en el vapor Itata. Desde allí fueron trasladados a Valparaíso en el vapor Maule. Junto a él regresaban los restos del héroe de Tarapacá don Eleuterio Ramírez, también vinculado a Calbuco, ya que su padre, don José Ramírez fué Gobernador del Departamento en la década de 1830/40.

Los restos llegaron a Valparaíso el 12 de marzo de 1880, teniendo un recibimiento multitudinario, con banderas a media asta, repique de campanas y salvas de artillería. Al día siguiente se realizaron los funerales en Santiago. El cortejo se componía de cuatro carros mortuorios, en uno de los cuales iba el catafalco de Goycolea. Muerto recibía el tributo nacional. Las exequias fueron apoteósicas. Como nunca antes, el pueblo de Santiago se desbordó en las calles para despedir a los héroes. A la misa de difuntos en la Iglesia Catedral asistieron el Presidente de la República y representantes de todos los poderes públicos. Luego los restos mortales se sepultaron en el Cementerio General(4).

Una nota de la prensa de la época señala: El “sábado 13 de marzo de 1880, el convoy que venía en incesante marcha desde el fondo de las sierras del Perú i sus mares, deteníase compuestos de cuatro carros mortuorios a las puertas de la ciudad...Esta, como una sóla ola de lágrimas se había precipitado a su encuentro, i no hubo jamás tránsito mayor ni más intensa ternura en la vida de este pueblo helado, al que una alba cordillera de granito i nieve parace servir de atalaya i de sudario”. El Diario Oficial escribió ese día: “¡Bienvenidos esos muertos que ya viven la vida de la inmortalidad, conquistada con su heroísmo!”.

El tributo de la ciudad de Calbuco

Una de las calles principales de su ciudad natal fué bautizada con su nombre.

En 1980, en virtud del Decreto Supremo Nº 3791 de fecha 14.05.1980 la Escuela D-792, ex-escuela Nº 1, pasó a denominarse con el nombre del poeta y mártir de la guerra. El viernes 10 de octubre de ese año se bautizó oficial y solemnemente la vieja escuela llamada “Grupo Escolar” como Eulogio Goycolea Garay. En esa oportunidad el periodista y escritor calbucano don Floridor Cárdenas, publicó una sentida biografía del héroe.

Eulogio Goycolea, el poeta

El conocimiento de que Goycolea era un poeta en ciernes, se lo debemos a Vicuña Mackenna quien en su libro El Album de la Gloria de Chile nos dá copiosa información sobre el tema.

A manos del prolífico historiador llegó un cuaderno manuscrito titulado “Primeros Ensayos de Versificación de Eulogio Goicolea”, textos que el joven marino comenzó a escribir en el Liceo de Concepción.

El cantor de las Glorias de Chile, describe el texto como un cuadernillo de 84 páginas conteniendo una docena de composiciones poéticas y una comedia en tres actos que lleva por título Un Corazón Generoso, cuyos diálogos fueron escritos en verso.

En dicho cuadernillo -también especie de memorias del Aspirante de Marina- además dejó escrito el inventario de sus escasos bienes: “2 camisas de $ 2, 6 corbatas de 15 cts, 10 cts de hilo y una deuda de $ 3”.

Durante años hemos buscado infructuosamente este cuadernillo en los miles de papeles que don Benjamín legó para la posteridad. Es probable que el libelo se haya extraviado o haya sido sustraído. El motivo puede ser porque Eulogio dejó estampado allí un triste testimonio en esas páginas. El incidente en cuestión fué contado así por nuestro coterráneo: “El 19 de septiembre [1879], ¡día grande!...recibí el ultraje más grande de mi vida ocasionado por el teniente N...i ese ultraje quedó impune, porque ese hombre era teniente i yo no era más que un simple aspirante.
“He aquí la justicia de Chile!. Y sin embargo vaya uno a exponer su vida para salvar el honor que tan cobardemente suelen ultrajar no solo los peruanos sino también los mismos chilenos(3)”
E. Goicolea.


Este humillante episodio, ocurrió mientras pertenecía a la dotación de la goleta Covadonga.

Cartas y Notas

Vicuña Mackenna, logró recopilar algunas cartas, notas y poemas de Goicolea. Fragmentos de sus escritos fueron publicados en el Album de la Gloria.

Al enterarse de la muerte de Serrano escribió:

“Morir con honor es el sagrado lema
I es el emblema del honor chileno,
I allá en el cielo grabrá con oro
Nuestro decoro el Hacedor Eterno”


Ya en estos versos se configura uno de los temas recurrentes de su corta obra: La Muerte, de la cual se redime si a ésta se llega con honor.

Al partir de nuestro principal puerto a su primera comisión, junto con sus compañeros Gajardo y Benítez firma con sangre esta nota llena de entusiasmo:

Se corre con toda seguridad que saldremos esta noche de Valparaíso, i como en nuestro camino puede suceder mui bien que nos encontremos con los alevosos peruanos, prometemos que hasta en la más difícil situación sabremos probar que el chileno muere defendiendo su puesto i en todo caso desplega su valor característico...

La muerte, la premonición de que sucumbirá a ella en la lucha, está tambień omnipresente en sus notas y cartas. Antes del Combate de Angamos escribe sendos mensajes a sus hermanos, donde manifiesta sus tribulaciones:

Señora Carolina Goicolea
Puerto Montt
Querida hermana:
Te he escrito varias veces i nunca he recibido una sola carta tuya, lo que atribuyo a que no has sabido mi paradero fijo.
Ahora estamos en vísperas de un golpe mui serio i como es muy probable que muera mas de uno i entre me toque a mi, me despido de todo corazón de tí i te ruego que te acuerdes de tu pobre hermano que siempre te ha querido.
E. Goicolea.


De modo más escueto se despide de sus otros hermanos:

Queridos Vicente i Eduvigis:
Deseo que sean felices en el mundo, i acuerdense de su hermano que les ha tenido un gran cariño
Eulogio.

Querida Carmen:
Adiós; yo muero tranquilo porque tengo seguridad que has de acceder a mis súplicas: portate bien con Emilia; no le des nunca por qué sufrir.
Adios hermana.
Eulogio


Para Emilia, escribe con ternura, la ternura del compromiso que había anidado para con su hermana. Ejemplo de amor fraterno.

En el mar, octubre 3 de 1879
Señora Emilia Goicolea V, de Serrano
Santiago
Estamos en vísperas de un gran combate, i hai muchas probabilidades de que sucumba más de uno de nosotros. Por si acaso esto sucede, te escribo esta carta para despedirme de tí de todo corazón i deseando al mismo tiempo que nunca tengas en el mundo por que sufrir. No llores mi muerte porque yo de nada servía, ni nada podía hacer por ti, a pesar de que lo deseaba con todo mi corazón.
Hubiera querido ser un sirviente tuyo para pagarte todo lo que has hecho por mi.
Lo único que siento al morir, es no habeme despedido de ti con un fuerte abrazo; pero más alla puede que nos veamos.
Adios, querida Emilia; dile adiós a Carmen i a Daniel, si acaso están en esa.
Tu pobre hermano.
E. Goicolea
A David le escribo a Ancud.

En una borrosa nota encontrada entre sus pertenencias, dedica a sus compañeros de campaña estas palabras escritas en solidario grafito, donde les insta a no ser olvidado por ellos:

Compañeros:
Si acaso yo muero, les deseo toda felicidad, i cuando estén en el apogeo les ruego que se acuerden de mi, Yo no puedo ser feliz, porque más felicidad que la que tenía antes de entrar a la marina no se podía esperar.
He sido para Uds, una gran amigo
E. Goicolea.

Poemas: títulos y fragmentos

Los títulos de sus poemas que se conservan son: A la memoria de mi madre, Mis pesares, La Soledad, Mis Lágrimas, Al Estudio, A I..., A Baudilia, A Sara en el mar, Emilia, Mi destino, Algo sobre la Cuestión Chileno-Arjentina. Estas dos últimas con texto completo.

En un somero análisis temático de sus versos encontramos que Eulogio evoca a su señora madre. De ella tiene un vago recuerdo, por ser el tan niño cuando ella muere. La figuración que tiene es a través de alguna prenda, un objeto material y por los recuerdos que hacen sus hermanos. Escribe sobre ella:

Vivía aquí en la tierra la prenda que adoraba
y ahora solo viven las huellas que dejó


La muerte de sus progenitores, poco después la de Serrano y el posterior abandono de sus estudios de abogacía impacta profundamente al poeta:

¿Por que me acosa la fatal fortuna
y me es adversa con tenaz por
fía?

Al estallar la guerra, estaba el juglar en el tiempo de los amores. No sabemos aún quienes eran Baudilia, Sara, I... [¿Inés, Isabel?] a quien dedica sus versos, tampoco conocemos de donde eran estas damas: si de Concepción, portomontinas o calbucanas y menos cual de ellas es el

....ente virginal
Tan bello que sus ojos
Al sol van a ofuscar.


El muchacho taciturno, que se enroló en la Marina, no era un guerrero, ni un fanático violentista o un frenético inconciente, menos un pusilánime. Nuestro gallardo poeta -un hombre del profundo pueblo que vistió uniforme- vivó una serie de acontecimientos infaustos, entre ellos la muerte de su tutor, que lo dejaron en la indefensión, tronchando el tiempo mas feliz de su adolescencia:

Destino miserable
Viniste a robar
Mis dias mas felices
Mi dulce bienestar


Para él, marchar a la guerra significaba resolver sus propias urgencias; pero al mismo tiempo era una cuestión de honor: vengar a su cuñado, sabiendo premonitoriamente que perdería la vida. Hay en ello un estro de valentía.

Embarcado, en sus navegaciones sin regreso durmió en su coye cada noche con la muerte, acunado por el mar y despertó al alba, siempre con el enemigo al acecho. Logró sublimar y superar sus temores cotidianos -estaba en el teatro de operaciones de la guerra- y este aprendizaje lo eleva e instala en una categoría heroica.

Surcando los mares del peligro, acariciado por los céfiros, se abandona a la ensoñación evasora:

En gratas ilusiones
Me suelo deleitar
Gozando las caricias
De un ser virjinal

Pero, por sobre todo, para el joven mártir está la conciencia del sentido del deber y el honor:

Las balas peruanas nos herirán i esas heridas causarán nuestra muerte, pero tendremos la satisfacción que hemos muerto por salvar el honor de nuestra adorada patria ¡Viva Chile!

Así, ese 27 de febrero de 1880, a plena luz del mediodía, esa hora cuando no se encuentra ninguna oscura hondonada donde esconder la soledad, el arco iris negro de la guerra avanzó desde Arica hacia la mar. Un fogonazo y Eulogio Goycolea Garay cayó sobre la proa del Huascar, derribado como un alto ciprés de las Guaitecas herido por el rayo.

Emilia, Calbuco. Estaban tan lejos....


Pequeña Antología de Eulogio Goycolea Garay

Algo Sobre la Cuestión Chileno – Arjentina

Un sentimiento grandioso
Defendereis compañero,
Rechazando el alevoso
Que ambiciona –ser primero-
Cumplireis perfectamente
Con un sagrado deber,
Colocandoos al frente
Del que os quiere someter.
Tratando de subyugar
Esa vana pretensión,
De a todo hombre avasallar
Sin pretesto ni razón:
De insultar injustamente
A una nación delicada,
Sin otro móvil patente
Que una ayuda indemnizada.
Si nuestro suelo es liberto
Con ayuda de argentinos.
No es también menos cierto,
Que su favor devolvimos
Que a sus heroes prestamos
Veneración la mas grata,
Y en prueba levantamos
De gratitud, una estatua.
No le bastan las hazañas
Que la historia les comenta
Sus prodigios y campañas
Que la tradición inventa
No les prueba el dulce afecto
De grandiosa simpatía,
Ese suave sentimiento
Que repugna la osadía,
Que al Chileno solo guía
La buena fe y rectitud
Pues pondera cada día
Su copiosa gratitud.
______ . ______

Dos naciones que igualmente
Comenzaron a vivir,
Y que fueron juntamente
Su libertad a exijir:
Dos naciones que se alearon
Por esa causa sagrada,
Dos naciones que pelearon
Contra la España humillada:
Que se dieron esos nombres
De fraternal adhesión,
Que se unieron cual los hombres
Del mas grande corazón.
¿Es posible imaginar
Entre seres tan ligados
Una lucha al estallar
Sin motivos bien fundados?
Que sin pensar consecuencias
Tan atroces y terribles,
Van en busca de avenencias
En la guerra –no es posible-,
En ese vil roedor
De sociedades enteras
En que luciendo el valor
Se da vida a la miseria,
En que una mujer dichosa,
Ve morir a su marido:
En que una madre amorosa,
A sus hijos ha perdido,
En que un padre y su clemencia
Y su dicha va yacer
Y dejando la indigencia
A sus hijos, su mujer!!
En que nombre por su honor,
Ese tesoro precioso,
Se ha olvidado del amor
A su vergel y reposo.
______ . ______

No es chileno el que ha nutrido
Semejante pensamiento:
Es otro hombre el que ha exijido
Tan fatal avenimiento.
Es el tenaz argentino
Que, confiado en su valor,
No recuerda que el destino
No está siempre a su favor.
No recuerda que el chileno,
Desplegando su coraje,
Sabe combatir su honor
Y avasallar el pillaje.

E. Goicolea

Noviembre 8 de 1878.

A la Memoria de mi Madre [Fragmento]

Me acuerdo que un tiempo mi vida resbalaba
Mas dulce que el aroma de una flor:
Vivía aquí en la tierra la prenda que adoraba,
I ahora solo viven las huellas que dejó.
Veía por do quiera brindarme mil caricias,
Tan gratas i tan puras, tan suaves como el aura;
I hoi vivo sin consuelo, lloroso, sin divisa,
Sintiendo ese regazo que ciego idolatraba.

[Sin titulo Fragmento]

“Morir con honor es el sagrado lema
I es el emblema del honor chileno,
I allá en el cielo grabrá con oro
Nuestro decoro el Hacedor Eterno”

Mis Pesares [Fragmento]

¿Por qué la suerte miserable, impía,
Me ha perseguido hasta en la humilde cuna?
¿Por qué me acosa la fatal fortuna
I me es adversa con tenaz porfía?

Emilia

Si yo muero peleando allá en la lid
No implores para mi la compasión,
Que el que muere cumpliendo su deber
Nunca tiene manchado el corazón

[Fragmento sin título]

Veo bien triste que mi fin se acerca,
Veo que llega mi postrer lamento,
I triste siempre sin hallar contento
Veo la losa de mi tumba abierta

Mi destino

Destino miserable,
Vinistes a robar
Mis dias más felices
Mi dulce bienestar.
Mil bellas esperanzas
Me pongo a alimentar
Las mismas que tú vienes
Feroz a arrebatar.
En gratas ilusiones
Me suelo deleitar;
Amores los más dulces
Me vienen halagar.
El tiempo se me pasa
Veloz, sin vacilar
Gozando las caricias
De un ser anjelical.
Me forjo en mi alegria
Un ente virjinal
Tan bello que sus ojos
Al sol van a ofuscar
Sublime como el canto
De un ave matinal,
Tan dulce como el néctar
De flor primaveral,
Tan pura como el céfiro
Que surca allá en el mar.
Su emblema es la pureza
Pureza su ideal,
Tan linda como un anjel
Del orbe divinal.
Hechura del Eterno
Modelo de beldad.
Oh vida deliciosa!
Oh goce sin igual!
Yo siento no poderte
Despierto disfrutar.

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1.-Rolando Alarcón: La Resfalosa del Morro
2.-Antiguo poema araucano
3.-Benjamin Vicuña Mackenna: El Album de la Gloria. pp. 179 y ss.
4.-En 1982, poco después de terminar la obrita de las misiones jesuitas de indios chonos, fuí a saludar al sacerdote don Eduardo Tampe S. J. En aquella ocasión me manifesto que llavaba un largo tiempo de búsqueda en el Cementerio General, para ubicar la tumba de Goicolea. Su interés era sugerir la posibilidad de trasladar su cuerpo a Calbuco. No sé si encontró la tumba donde yace el mártir calbucano.
* Don Eduardo Tampe, ocupa un lugar especial en nuestro corazón: El sacerdote historiador, hijo ilustre de Puerto Montt, ha dedicado numerosas páginas a la Historia calbucana.
Ha sido además uno de los pocos miembros del clero y el único intelectual de la región que levantó públicamente su voz para solidarizar con los trabajadores salmoneros calbucanos durante las heroicas jornadas de lucha reivindicativa en 2008. Hacemos este reconocimiento a su fecunda labor histórica y destacamos su elevada estatura moral por el valiente gesto que tuvo con el pueblo trabajador de Calbuco.


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JDMA. Concepción, febrero de 2009