Carolina falleció la mañana del 2 de junio de 2010 cerca de la ciudad de Punta Arenas, al desbarrancarse (producto de la escarcha del camino) el vehículo que conducía camino al trabajo en el humedal del Río San Juan de la reserva Laguna Parrillas, lugar de turberas y lengas de la península de Brunswick.
Carolina era funcionaria del Instituto de Investigaciones Agropecuarias, INIA Kampenaike, y estaba a cargo del Programa “Turba en Magallanes”, financiado por el Fondema en conjunto con la Universidad de Magallanes.
Su deceso, cuando todavía no frisaba los 29 años, causó una profunda consternación entre sus familiares, amigos y el mundo académico, porque Carolina, “Tawi” para sus amigos, era considerado “un angel”, por quienes la conocimos.
María de los Angeles, una de sus hermanas expresó durante el velatorio que se hizo en el Santuario Maria Auxiliadora Don Bosco en Punta Arenas: Carolina era “la mujer más bonita del mundo”, clara en sus ideales y metas, incansable espíritu de trabajo, bella como persona y su profundo amor y guía como hermana mayor.
En el responso también hablaron sus padres Alejandro Tapia y Natacha Mansilla para recordar a Carolina y agradecer la presencia de centenares de personas que acompañaron a la familia. Frases de emoción tuvo José Retamales, director del Instituto Antártico Chileno (Inach) padrino de Carolina y en cuyo hogar se hospedada en Punta Arenas.
Tal vez como mejor se conoce a una persona, es lo que de ella se dice. Sus compañeros y amigos la han recordado por su consecuencia ya que, desde muy niña, asumió una valiente actitud ecologista:
“…ejemplo de entrega y pasión por su trabajo, siempre amiga de la naturaleza”. Claudia Álvarez.
“…era una excelente persona, cálida, acogedora, gran profesional”. Fernando
“…Fue mi compañera de curso del colegio SJVA desde que éramos niñas… tengo los mejores recuerdos de su generosidad” Ximena Contreras
“…La Tawi me entregó siempre lo mejor de sí, con ternura y transparencia mágica”. Francisca Torres.
“…La Tawi…una persona tan buena, noble, transparente, sencilla y alegre…mi amiga del alma; compañera de vida, música, de aventura, de risas y penas, confidente…siempre estará en mi corazón”. Loreto Contador.
“…Amiga…se cumple un año desde tu partida y no existe día que no me acuerde de ti”. Viviana Maturana.
“…como no recordar a la Caro en nuestro colegio, caminando por los pasillos ,buscando a alguna de las profes o dejando trabajos de Arte que eran su pasión. Fuí su inspectora por mucho tiempo y compartí momentos muy lindos”. Alicia Álvarez.
“…Conocí a Carolina siendo una estudiante, realizamos trabajos de educación ambiental, con estudiantes de escuelas de Valdivia...Impregnaba todo con esa enorme energía, felicidad que irradiaba con su amplia sonrisa dulce y acogedora”. Marta Cerda
Son algunas de las sencillas, pero profundas palabras que asoman cuando la conmoción nos remece.
La Corporación UTE-USACH también expresó su pesar:
“Quienes la conocimos desde niña guardaremos para siempre el recuerdo de una persona mágica y angelical, hermosa, inteligente, entusiasta y siempre activa. Vaya nuestro afecto y nuestras condolencias para Natacha, sus hijas Valeria y Maria de los Angeles y a Alejandro, padre de Carolina, también ex-estudiante de la UTE”.
Esta científica en ciernes se especializaba en el estudio de las turberas. Su memoria de titulación es referida al tema: “Crecimiento y productividad del musgo Sphagnum magellanicum Brid. en turberas secundarias de la provincia de Llanquihue”. Es co-autora además del artículo “Caracterización florística e hidrología de turberas de la Isla Grande de Chiloé, Chile” y que fue publicada en la Revista Chilena de Historia Natural.
Los profesionales y científicos que la formaron y con los cuales colaboró destacan su profesionalismo y entrega a la ciencia:
Beatriz Varela, Directora de la Carrera de Agronomía de la UACH dijo: “tremendamente afectados y tristes con lo ocurrido con nuestra querida ex alumna”.
Juan Nissen, docente del Instituto de Ingeniería Agraria y Suelos patrocinante de su tesis de grado la recordó: “Una joven excepcional como persona, alegre y apasionada de su trabajo. Ecologista y defensora incansable de los recursos naturales. Carolina disfrutaba de su trabajo, aún cuando éste se desarrollaba bajo las más adversas condiciones. Falleció haciendo lo que más le gustaba hacer, estudiar y defender el recurso de las turberas en Chile. Es así como la recordaré, … es una pérdida a la cual costará encontrar sentido y consuelo”
Según el investigador Raúl Lira ella era una persona tremendamente dedicada a su trabajo y comprometida. Al cumplirse un año de su partida, la comunidad de Punta Arenas le rendirá un homenaje a Carolina.
Carolina Tapia Mansilla estuvo ligada profundamente a Calbuco. Descendía por el lado materno de Olegario Mansilla –nuestro abuelo-, que tuvo su solar, hoy extrañamente desaparecido, en la avenida Brasil de La Vega, cerca de la Punta Aichu. Olegario casado era con Florinda, tuvieron 6 hijos: Germán profesor y notable futbolista de la Universidad de Chile; Mila, profesora, radicada en Rancagua; Susana; Santiago, profesor de Electrónica en la UTE casado con Eliana Fuentes, padres de Santiago, Natacha y Carlos. Los otros hijos de Olegario fueron Erasmo, padre de José y Norma; y Gabriel.
Santiago Mansilla y Eliana Fuentes fueron amigos entrañables del ciudadano calbucano Eduardo Mayorga y Carmen Soto. Durante la elaboración de su proyecto título, Carolina estuvo viviendo en la casa de Carmen.
La futura Agrónoma, en su trabajo cotidiano, estableció contacto con las comunidades rurales de la Provincia de Llanquihue y Chiloé. La huella de su acción está improntada en estos recuerdos de Luis Varent: “Estimada Carolina(Q.E.P.D), contribuiste a la difusión y estudio del musgo Sphagnum, las personas ligadas al agro y al musgo ponpon, te recordaremos como una persona dispuesta a colaborar y contribuir al desarrollo sustentable de esta actividad que ha ido tomando importancia sobre todo a nivel de extracción de pequeños propietarios agrícolas, un abrazo para la familia y fuerza en este difícil momento, con cariño desde Chiloé”.
Y tal vez Carolina quiso quedarse para siempre como hada de los bosques, del rio y del mar del profundo sur, aquí donde desde siglos ha caminado nuestra raza vieja; ya que su deseo fue que sus cenizas fueran esparcidas por los campos y aguas de Chiloé, por Calbuco.
Esa tarde de junio, con Jani salimos de la capilla del SJVA, caminando por los vericuetos de los jardines contemplando con otra mirada esos prados, que ella cuando niña expresaba: “me duele el pasto cuando lo cortan”. Apenas una semana atrás habíamos estado compartiendo en el cumpleaños de Natacha. Pero hoy llevábamos el corazón apretado, compartiendo una cuota de dolor con Natacha, con Eliana, la abuela eterna, con Carlos que es la roca dura y fortaleza de la familia, con Valeria y María de los Ángeles, con tíos y primos; con la dignidad y entereza que ante la adversidad siempre ha tenido la familia Mansilla/Fuentes.
Resonaban en nuestros pechos las palabras dirigidas a Natacha por su compañera en la UTE, doña Iris Aceiton:
“…Si te sirviera de consuelo decirte que fuiste para nosotros la mejor madre del mundo, que formaste las tres más hermosas princesas. Y una de ellas, la mayor, quiso navegar hacia otras galaxias. ¿Por qué tan pronto? ¡Quizás a colonizar y a sembrar de verde a otros planetas! ¡Tal vez a ofrendar su belleza, su juventud y su bondad e inteligencia a seres de otras dimensiones!
¡A lo mejor se fue detrás de la utopía inconclusa dejada por su madre y su pandilla!
Querida Natacha, ¡Cómo nos duele quererte tanto! ¡Aquí estamos! ¡Siempre, siempre estaremos!”
Por José D. Mansilla