EL SISTEMA DEFENSIVO MILITAR DE CALBUCO DURANTE LOS SIGLOS XVII-XIX
JOSÉ D. MANSILLA ALMONACID
PERIODO HISPANO (1603 - 1826)
Ya sabemos que la ciudad de Calbuco tiene su origen en la instalación del Fuerte San Miguel por el Maestre de Campo Francisco Hernández Ortiz Pizarro en el primer tercio del mes de mayo de 1603. Este enclave militar, junto con la empalizada de Carelmapu – también fundada por Hernández Ortiz-Pizarro, en junio de 1603- y las reducciones de indígenas procedentes de Osorno -instaladas en Caicaén y Abtao- formaba el escudo protector del territorio septentrional de la provincia de Chiloé durante el siglo XVII.
En la medida que los españoles valoran la importancia geográfica de Chiloé en contradictorios informes sobre su capacidad económica y defensiva, las autoridades locales refuerzan las defensas existentes manteniendo y refaccionando las fortificaciones del Archipiélago Chilote, dada la ubicación estratégica de la Isla Grande por ser la llave de acceso al Mar del Sur luego de descubierta la ruta del Cabo de Hornos. Se pone el triple cuidado en su defensa para coersionar los indios locales, en contener las sublevaciones de los rebeldes indios junco del continente y los posibles ataques de potencias enemigas de España[1].
En este capítulo revisaremos cual es la participación que la capacidad del fuerte de Calbuco le asiste en la actividad guerrera, especialmente su guarnición militar.
Para la región que nos interesa, sabemos que las incursiones de piratas que asolaron Castro y Carelmapu no llegaron hasta Calbuco por su ubicación mediterránea: el dédalo de islas, canales y corrientes marinas impidieron que fuera atacado y saqueado en 1615 por Jorge Spilberg o en 1643 por los holandeses. Sin embargo cada vez que hasta Chiloé llegaron las noticias de extranjeros o españoles asentados en los territorios australes -que dieron origen a numerosas leyendas y viajes hacia el sur y oriente de Chiloé-, los soldados e indios de Calbuco participaron en las expediciones.
Pero es en la coerción de los aborígenes donde la guarnición calbucana tiene una destacada participación durante el siglo XVIII.
Al respecto el cronista Juan Diez de la Calle dice que su guarnición está "para hacer resguardo a mucho número de indios pacíficos que hay poblados en aquellas islas"[2] .
También participaron activamente en las expediciones punitivas realizadas al territorio huilliche de los indios llamados junco en las cercanías de Osorno con el objeto de apresar indígenas y venderlos como esclavos. Los jefes de la guarnición calbucana nombrados por la autoridad militar de la provincia durante los inicios del siglo XVII colaboraron con este comercio para aumentar el caudal de sus superiores.
LA CAPACIDAD DEFENSIVA
Durante el período hispano toda la capacidad defensiva del partido se funda en el fuerte, su número de soldados y en los indios amigos que colaboraban con los soldados hispanos.
EL FUERTE:
En sus orígenes la disposición del fuerte no habrá diferido del resto de las construcciones militares del reino de Chile. Por la misma fecha de su instalación, una crónica de la conquista describe los fuertes del reino: "Estos eran de estacas de alrededor (4 metros) de altura del grosor de una pértiga de carro, las que se enterraban en tierra unos tres palmos, en hilera formando el trazado del sitio. Por el interior se colocaban unos palos atravesados llamados cintas donde se amarraban las estacas de la muralla". En la parte interior se construía una muralla más baja a 1,50 metros de la principal, el espacio -entre las dos estacadas- se rellenaba con tierra o tepes. Este terraplén era el camino de ronda de la centinela. Dentro del recinto se instalaban las barracas de carrizo para el alojamiento de la tropa. Algunos de estos fuertes se les abría, circuyéndoles, un foso de poca consideración[3].
El fuerte San Miguel estuvo primeramente en el estero de Huito, el cual era referido por los calbucanos como el Fuerte Viejo. Dice Thomas O' Higgins que acosados permanentemente por los indios, los españoles tomaron el arbitrio de pasarse a la isla de Caicaén donde el fuerte fue edificado definitivamente en el cerrito La Picuta ubicado en la parte N.E. de la isla[4].
A mediados del siglo XVIII se encontraba en ruinas, fue restaurado entre mayo de 1737 y octubre de 1743 por el capitán Carlos Gómez Hidalgo, a la fecha su comandante[5].
Parece que dirigió y supervisó las faenas el alférez Mateo Abraham Edvrad, un inglés convertido al catolicismo, avecindado en Chiloé[6] .
La relación de Carlos de Beranguer en 1777 dice que el fuerte se halla situado "al pie de un cerrito o repecho, su construcción es de tierra y madera con poco foso i en su interior los cuarteles y almacenes. Tiene cuatro cañones, pertrechos y armas suficientes para contrarrestar a los indios rebeldes a cuyo objeto está destinado”[7] .
En 1787 fue reedificada su estacada exterior por el capitán don Antonio de Mata de orden del intendente Hurtado. En una lista de las obras realizadas bajo su gobierno provincial se lee que el fuerte de Calbuco "se halla...todo refaccionado, concluido y cerrado a toda seguridad... pertrechado de armas, municiones y artillería" [8].
Quién mejor describe el fuerte es el español José de Moraleda explorador que arribó a Calbuco en marzo de 1789. De su Diario hemos extraído lo siguiente: "El fuerte se encuentra situado en la punta N.E. de la isla, sobre unos peñascos, escarpados en la parte del mar y elevado de el, de 13 a 14 (varas)‚ es un cuadrado reducido, con un baluarte entero al N.E. y 2/2 en los ángulos del S.E y S.O capaz de contener 12 piezas (fuera de cortinas) con troneras abiertas en el revestimiento exterior, que es de cuartones de madera, hoy tiene dos cañones del calibre de a 8, cuatro del de a 6, dos del de a 4, uno del de 1,5 todos de fierro y uno de bronce de a 6 onzas para montaña, entre las cuales hay algunos inútiles y tiene montados los 8. Circuye el fuerte, formándole foso una simple estacada. Están en regular estado, su cuerpo de guardia reparto y almacén de pertrechos, de estos tiene los precisos para un pronto" [9].
Sobre la real capacidad defensiva del recinto militar la opinión de Moraleda es categórica en afirmar que su emplazamiento no tiene ninguna utilidad como fortaleza defensiva. Dice el explorador: "El fuerte dicho no puede guardar otra cosa que su corto recinto, porque a tiro de piedra esta dominado ya por un ángulo de 20° y por otro de mas de 30° casi a tiro de fusil, cuantas embarcaciones quisieran entrar o salir y estar fondeadas fuera de su tiro de cañón lo pueden verificar y también hacer desembarcando a poco mas de 1/2 milla al sur de él, en la punta y playa de Ahecho, en la propia isla de Caicaen"[10].
Todos los escritos que hablan del fuerte calbucano coinciden en señalar que su objeto era contener a los indios rebeldes del continente y la protección de los naturales pacíficos que vivían en las islas. Como elemento defensivo era un recinto vulnerable para cualquier potencia enemiga de España. Por esta razón un proyecto alternativo de defensa de Chiloé presentado por Hurtado en 1786 planteó la supresión del fuerte de Calbuco y el traslado de su guarnición, artillería, armas y pertrechos a Castro para construir allí un gran centro atrincherado. No prosperando el proyecto, Hurtado resolvió refaccionar el fuerte[11].
Durante la guerra de la Independencia Chilena y al iniciar los españoles la Reconquista, el brigadier Pareja embarcó hacia el centro del país un batallón de soldados chilotes pertrechados con todas las armas útiles que había en la provincia, entre ellos parte de lo que había en el fuerte de Calbuco
Entre los años 1817-1826 el general Quintanilla, si bien adiestró y equipó con armas livianas a la guarnición calbucana, no realizará obras de reforzamiento en el fuerte, concentrando sus esfuerzos en la boca del canal de Chacao.
En la época republicana de la primera mitad del siglo XIX, el fuerte sirve de cuartel a la Guardia Cívica hasta la disolución de ésta en Calbuco.
Los terrenos del fuerte fueron vendidos a particulares. Allí se levanta aún hasta hoy la casa de la familia Kappes cuya fachada principal orientada a la marina y al viento ha dado tema para más de alguna leyenda y postal artística. El hundimiento del terreno por causa de los terremotos y el flujo de las mareas destruyeron la pequeña explanada norte y las grandes piedras del baluarte de ese lado fueron extraídas y colocadas en el pretil que unió la isla con el continente en 1965.
El lugar donde estuvo el fuerte es hoy una descuidada plazoleta. En el extremo N.E., sobre un monolito se encuentra un antiguo cañón. Es el mudo testigo de un pasado de 400 años de historia.
LA TROPA:
La guarnición calbucana existe desde los orígenes de la ciudad en1603. La fuerza militar la componen la tropa reglada y las milicias.
LA TROPA REGLADA:
Durante el siglo XVII y gran parte del siglo XVIII la tropa reglada está compuesta por una compañía de infantería, la única de la provincia y que reside en Calbuco.
En 1614 la guarnición estaba formada por un capitán que mandaba el fuerte, un teniente reformado, 2 alférez (uno reformado), 4 sargentos (3 reformados), un abanderado, un tambor, un cabo de escuadra y 29 soldados[12].
En 1664 la guarnición cuenta con 70 soldados, hay 60 en 1675, 45 en 1676, 60 en 1677 y 60 en 1678[13] (13).
En 1698 la compañía estaba compuesta por un capitán, un teniente, 4 sargentos,2 alférez, 3 cabos, 47 soldados, un tambor y el cura y capellán del fuerte[14].
Durante el siglo XVIII la guarnición calbucana la forma medio centenar de hombres
En 1703 la planta contaba con 1 capitán, un tambor, un alférez, un sargento, 4 cabos, cuatro capitanes de artillería reformados y 88 soldados[15].
En febrero de 1773 la compañía con los oficiales asciende a 53 hombres[16].
En 1782 existe una dotación de 77 hombres[17].
En 1784 la guarnición se disponía así: 1 capitán, 1 teniente, 1 subteniente, 1 sargento primero, 2 sargentos segundos, 2 hombres y 72 soldados (incluidos los cabos)[18].
Urbina dice que el principal rasgo de la tropa y la oficialidad de las guarniciones del archipiélago es que ella esta compuesta exclusivamente por chilotes. Los cargos eran apetecidos por los isleños que hacían méritos para ocupar las vacantes y servir al rey. Existe una verdadera carrera militar ya que la oficialidad ascendía desde la tropa hasta alcanzar los grados de teniente y capitanes[19] .
Sobre el valor del soldado calbucano, las opiniones los destacan sobre los de la provincia por su belicosidad, disciplina y lealtad. Una relación de 1787 dice que los soldados calbucanos “son gente belicosa y aplicada a la militar disciplina de envejecido trato con ella”[20].
La misma apreciación tiene él último defensor del rey en Chiloé -el general Quintanilla-, en una relación escrita por él, leemos que durante el período de su gobierno se formó un batallón en el partido de Calbuco “cuya gente era sin duda la mejor de la provincia”[21].
No obstante la disciplina se encontraba bastante relajada, en parte por la poca atención prestada por los gobernadores de la provincia, mas preocupados de comerciar que de la disciplina militar. Al mismo tiempo la instrucción era insuficiente por la falta de oficiales preparados, armamentos y la ninguna continuidad con que se realizaba[22].
Sólo en 1779 llega a la provincia un grupo de sargentos y cabos limeños que estrenan a la tropa calbucana en el manejo del fusil. También el intendente Hurtado, durante su periodo de gobierno, toma a su cargo la instrucción de la tropa y la milicia, visitando personalmente el partido de Calbuco. Aun cuando subsiste el problema de la carencia de armas. En 1755 los infantes de Calbuco solo poseían unos arcabuces antiguos[23] .
La tropa no usaba uniforme diferenciándose de la restante población solo por las armas que portaban, lanzas principalmente. En 1786, el inspector Shee logra uniformar a los soldados chilotes. Es posible que la compañía de infantería calbucana fuera entonces de “casaca, chupa y calzón azul, vuelta y collarín encamado y botones blancos”[24].
Al respecto Carlos de Beranger había escrito en 1773: “nunca podrá por sí misma, esta milicia, el uniformarse, siempre estará envuelta en su extraño traje de poncho”[25] (25)
JOSÉ D. MANSILLA ALMONACID
PERIODO HISPANO (1603 - 1826)
Ya sabemos que la ciudad de Calbuco tiene su origen en la instalación del Fuerte San Miguel por el Maestre de Campo Francisco Hernández Ortiz Pizarro en el primer tercio del mes de mayo de 1603. Este enclave militar, junto con la empalizada de Carelmapu – también fundada por Hernández Ortiz-Pizarro, en junio de 1603- y las reducciones de indígenas procedentes de Osorno -instaladas en Caicaén y Abtao- formaba el escudo protector del territorio septentrional de la provincia de Chiloé durante el siglo XVII.
En la medida que los españoles valoran la importancia geográfica de Chiloé en contradictorios informes sobre su capacidad económica y defensiva, las autoridades locales refuerzan las defensas existentes manteniendo y refaccionando las fortificaciones del Archipiélago Chilote, dada la ubicación estratégica de la Isla Grande por ser la llave de acceso al Mar del Sur luego de descubierta la ruta del Cabo de Hornos. Se pone el triple cuidado en su defensa para coersionar los indios locales, en contener las sublevaciones de los rebeldes indios junco del continente y los posibles ataques de potencias enemigas de España[1].
En este capítulo revisaremos cual es la participación que la capacidad del fuerte de Calbuco le asiste en la actividad guerrera, especialmente su guarnición militar.
Para la región que nos interesa, sabemos que las incursiones de piratas que asolaron Castro y Carelmapu no llegaron hasta Calbuco por su ubicación mediterránea: el dédalo de islas, canales y corrientes marinas impidieron que fuera atacado y saqueado en 1615 por Jorge Spilberg o en 1643 por los holandeses. Sin embargo cada vez que hasta Chiloé llegaron las noticias de extranjeros o españoles asentados en los territorios australes -que dieron origen a numerosas leyendas y viajes hacia el sur y oriente de Chiloé-, los soldados e indios de Calbuco participaron en las expediciones.
Pero es en la coerción de los aborígenes donde la guarnición calbucana tiene una destacada participación durante el siglo XVIII.
Al respecto el cronista Juan Diez de la Calle dice que su guarnición está "para hacer resguardo a mucho número de indios pacíficos que hay poblados en aquellas islas"[2] .
También participaron activamente en las expediciones punitivas realizadas al territorio huilliche de los indios llamados junco en las cercanías de Osorno con el objeto de apresar indígenas y venderlos como esclavos. Los jefes de la guarnición calbucana nombrados por la autoridad militar de la provincia durante los inicios del siglo XVII colaboraron con este comercio para aumentar el caudal de sus superiores.
LA CAPACIDAD DEFENSIVA
Durante el período hispano toda la capacidad defensiva del partido se funda en el fuerte, su número de soldados y en los indios amigos que colaboraban con los soldados hispanos.
EL FUERTE:
En sus orígenes la disposición del fuerte no habrá diferido del resto de las construcciones militares del reino de Chile. Por la misma fecha de su instalación, una crónica de la conquista describe los fuertes del reino: "Estos eran de estacas de alrededor (4 metros) de altura del grosor de una pértiga de carro, las que se enterraban en tierra unos tres palmos, en hilera formando el trazado del sitio. Por el interior se colocaban unos palos atravesados llamados cintas donde se amarraban las estacas de la muralla". En la parte interior se construía una muralla más baja a 1,50 metros de la principal, el espacio -entre las dos estacadas- se rellenaba con tierra o tepes. Este terraplén era el camino de ronda de la centinela. Dentro del recinto se instalaban las barracas de carrizo para el alojamiento de la tropa. Algunos de estos fuertes se les abría, circuyéndoles, un foso de poca consideración[3].
El fuerte San Miguel estuvo primeramente en el estero de Huito, el cual era referido por los calbucanos como el Fuerte Viejo. Dice Thomas O' Higgins que acosados permanentemente por los indios, los españoles tomaron el arbitrio de pasarse a la isla de Caicaén donde el fuerte fue edificado definitivamente en el cerrito La Picuta ubicado en la parte N.E. de la isla[4].
A mediados del siglo XVIII se encontraba en ruinas, fue restaurado entre mayo de 1737 y octubre de 1743 por el capitán Carlos Gómez Hidalgo, a la fecha su comandante[5].
Parece que dirigió y supervisó las faenas el alférez Mateo Abraham Edvrad, un inglés convertido al catolicismo, avecindado en Chiloé[6] .
La relación de Carlos de Beranguer en 1777 dice que el fuerte se halla situado "al pie de un cerrito o repecho, su construcción es de tierra y madera con poco foso i en su interior los cuarteles y almacenes. Tiene cuatro cañones, pertrechos y armas suficientes para contrarrestar a los indios rebeldes a cuyo objeto está destinado”[7] .
En 1787 fue reedificada su estacada exterior por el capitán don Antonio de Mata de orden del intendente Hurtado. En una lista de las obras realizadas bajo su gobierno provincial se lee que el fuerte de Calbuco "se halla...todo refaccionado, concluido y cerrado a toda seguridad... pertrechado de armas, municiones y artillería" [8].
Quién mejor describe el fuerte es el español José de Moraleda explorador que arribó a Calbuco en marzo de 1789. De su Diario hemos extraído lo siguiente: "El fuerte se encuentra situado en la punta N.E. de la isla, sobre unos peñascos, escarpados en la parte del mar y elevado de el, de 13 a 14 (varas)‚ es un cuadrado reducido, con un baluarte entero al N.E. y 2/2 en los ángulos del S.E y S.O capaz de contener 12 piezas (fuera de cortinas) con troneras abiertas en el revestimiento exterior, que es de cuartones de madera, hoy tiene dos cañones del calibre de a 8, cuatro del de a 6, dos del de a 4, uno del de 1,5 todos de fierro y uno de bronce de a 6 onzas para montaña, entre las cuales hay algunos inútiles y tiene montados los 8. Circuye el fuerte, formándole foso una simple estacada. Están en regular estado, su cuerpo de guardia reparto y almacén de pertrechos, de estos tiene los precisos para un pronto" [9].
Sobre la real capacidad defensiva del recinto militar la opinión de Moraleda es categórica en afirmar que su emplazamiento no tiene ninguna utilidad como fortaleza defensiva. Dice el explorador: "El fuerte dicho no puede guardar otra cosa que su corto recinto, porque a tiro de piedra esta dominado ya por un ángulo de 20° y por otro de mas de 30° casi a tiro de fusil, cuantas embarcaciones quisieran entrar o salir y estar fondeadas fuera de su tiro de cañón lo pueden verificar y también hacer desembarcando a poco mas de 1/2 milla al sur de él, en la punta y playa de Ahecho, en la propia isla de Caicaen"[10].
Todos los escritos que hablan del fuerte calbucano coinciden en señalar que su objeto era contener a los indios rebeldes del continente y la protección de los naturales pacíficos que vivían en las islas. Como elemento defensivo era un recinto vulnerable para cualquier potencia enemiga de España. Por esta razón un proyecto alternativo de defensa de Chiloé presentado por Hurtado en 1786 planteó la supresión del fuerte de Calbuco y el traslado de su guarnición, artillería, armas y pertrechos a Castro para construir allí un gran centro atrincherado. No prosperando el proyecto, Hurtado resolvió refaccionar el fuerte[11].
Durante la guerra de la Independencia Chilena y al iniciar los españoles la Reconquista, el brigadier Pareja embarcó hacia el centro del país un batallón de soldados chilotes pertrechados con todas las armas útiles que había en la provincia, entre ellos parte de lo que había en el fuerte de Calbuco
Entre los años 1817-1826 el general Quintanilla, si bien adiestró y equipó con armas livianas a la guarnición calbucana, no realizará obras de reforzamiento en el fuerte, concentrando sus esfuerzos en la boca del canal de Chacao.
En la época republicana de la primera mitad del siglo XIX, el fuerte sirve de cuartel a la Guardia Cívica hasta la disolución de ésta en Calbuco.
Los terrenos del fuerte fueron vendidos a particulares. Allí se levanta aún hasta hoy la casa de la familia Kappes cuya fachada principal orientada a la marina y al viento ha dado tema para más de alguna leyenda y postal artística. El hundimiento del terreno por causa de los terremotos y el flujo de las mareas destruyeron la pequeña explanada norte y las grandes piedras del baluarte de ese lado fueron extraídas y colocadas en el pretil que unió la isla con el continente en 1965.
El lugar donde estuvo el fuerte es hoy una descuidada plazoleta. En el extremo N.E., sobre un monolito se encuentra un antiguo cañón. Es el mudo testigo de un pasado de 400 años de historia.
LA TROPA:
La guarnición calbucana existe desde los orígenes de la ciudad en1603. La fuerza militar la componen la tropa reglada y las milicias.
LA TROPA REGLADA:
Durante el siglo XVII y gran parte del siglo XVIII la tropa reglada está compuesta por una compañía de infantería, la única de la provincia y que reside en Calbuco.
En 1614 la guarnición estaba formada por un capitán que mandaba el fuerte, un teniente reformado, 2 alférez (uno reformado), 4 sargentos (3 reformados), un abanderado, un tambor, un cabo de escuadra y 29 soldados[12].
En 1664 la guarnición cuenta con 70 soldados, hay 60 en 1675, 45 en 1676, 60 en 1677 y 60 en 1678[13] (13).
En 1698 la compañía estaba compuesta por un capitán, un teniente, 4 sargentos,2 alférez, 3 cabos, 47 soldados, un tambor y el cura y capellán del fuerte[14].
Durante el siglo XVIII la guarnición calbucana la forma medio centenar de hombres
En 1703 la planta contaba con 1 capitán, un tambor, un alférez, un sargento, 4 cabos, cuatro capitanes de artillería reformados y 88 soldados[15].
En febrero de 1773 la compañía con los oficiales asciende a 53 hombres[16].
En 1782 existe una dotación de 77 hombres[17].
En 1784 la guarnición se disponía así: 1 capitán, 1 teniente, 1 subteniente, 1 sargento primero, 2 sargentos segundos, 2 hombres y 72 soldados (incluidos los cabos)[18].
Urbina dice que el principal rasgo de la tropa y la oficialidad de las guarniciones del archipiélago es que ella esta compuesta exclusivamente por chilotes. Los cargos eran apetecidos por los isleños que hacían méritos para ocupar las vacantes y servir al rey. Existe una verdadera carrera militar ya que la oficialidad ascendía desde la tropa hasta alcanzar los grados de teniente y capitanes[19] .
Sobre el valor del soldado calbucano, las opiniones los destacan sobre los de la provincia por su belicosidad, disciplina y lealtad. Una relación de 1787 dice que los soldados calbucanos “son gente belicosa y aplicada a la militar disciplina de envejecido trato con ella”[20].
La misma apreciación tiene él último defensor del rey en Chiloé -el general Quintanilla-, en una relación escrita por él, leemos que durante el período de su gobierno se formó un batallón en el partido de Calbuco “cuya gente era sin duda la mejor de la provincia”[21].
No obstante la disciplina se encontraba bastante relajada, en parte por la poca atención prestada por los gobernadores de la provincia, mas preocupados de comerciar que de la disciplina militar. Al mismo tiempo la instrucción era insuficiente por la falta de oficiales preparados, armamentos y la ninguna continuidad con que se realizaba[22].
Sólo en 1779 llega a la provincia un grupo de sargentos y cabos limeños que estrenan a la tropa calbucana en el manejo del fusil. También el intendente Hurtado, durante su periodo de gobierno, toma a su cargo la instrucción de la tropa y la milicia, visitando personalmente el partido de Calbuco. Aun cuando subsiste el problema de la carencia de armas. En 1755 los infantes de Calbuco solo poseían unos arcabuces antiguos[23] .
La tropa no usaba uniforme diferenciándose de la restante población solo por las armas que portaban, lanzas principalmente. En 1786, el inspector Shee logra uniformar a los soldados chilotes. Es posible que la compañía de infantería calbucana fuera entonces de “casaca, chupa y calzón azul, vuelta y collarín encamado y botones blancos”[24].
Al respecto Carlos de Beranger había escrito en 1773: “nunca podrá por sí misma, esta milicia, el uniformarse, siempre estará envuelta en su extraño traje de poncho”[25] (25)
LA MILICIA:
No se sabe con certeza cuando fue instaurada la milicia calbucana, aunque sus orígenes deben remontarse al tiempo de la instalación del fuerte, o por alguna emergencia posterior. En Chiloé la milicia está formada por los pobladores españoles adultos capaces de portar armas, no sustrayéndose nadie en la obligación de servir al rey. Sin embargo en Calbuco la presencia de los indios yanaconas -venidos de Osorno al tiempo de la destrucción de esa ciudad- que servían de soldados, estableció una clara diferencia con respecto a las milicias de otros puntos del archipiélago, al componerse la milicia calbucana de grupos mixtos en los cuales los indígenas -especialmente los caciques- alcanzaron cargos de jerarquía militar.
La milicia estaba dividida en tres cuerpos, infantería, caballería y artillería, con 60 hombres cada compañía incluidos los oficiales. En 1768 hay dos compañías de infantería y una de caballería en Calbuco. En 1755 existe una compañía de artillería en todo el archipiélago repartida en tres fuertes: Castro, Chacao y Calbuco, el número de milicianos artilleros de Calbuco era 12, los que "en casos de armas" eran llamados a Chacao con "dos tiros de cañón"[26].
En 1769 la milicia calbucana esta compuesta de la siguiente manera: Infantería: 3 compañías a las que se agregaba el escuadrón de artillería con un total de 11 oficiales y 201 soldados, caballería, 1 compañía, 3 oficiales y 50 soldados. Al mando supremo de estas milicias estaba el corregidor de Castro. La oficialidad de la tropa estaba compuesta de 3 oficiales, los sargentos y los cabos[27] .
Una de las principales funciones era el servicio de centinelas, ubicados en las alturas de los terrenos para dar aviso oportuno de cualquier eventualidad que descubriesen en el mar. En el partido de Calbuco existía en 1710 un puesto de vigías en Llaicha (Puluqui) y sabemos de otro en Chayahué
El armamento principal eran la pica y la lanza en cuyo manejo eran adiestrados los milicianos, aun cuando la instrucción era defectuosa. hacia 1780 las milicias acudían a la villa de Ancud para recibir instrucción militar.
Aparte de las funciones militares, los milicianos eran ocupados para tareas de utilidad pública y aún para trabajos particulares de los gobernadores. Los milicianos calbucanos eran los mas gravados de la provincia, especialmente los indígenas. De continuo eran ocupados en la construcción de barcos, remeros para las misiones jesuitas, conducción de maderas, reconstrucción del fuerte, recaudación de impuestos, ocupados en la apertura de caminos, fabricación de cureñas, etc.[28].
Las milicias chilotas no percibían remuneración alguna por sus servicios, no obstante la milicia calbucana india –por su fidelidad al Rey recibía 300 pesos del Real Situado que le había sido graciosamente concedido por la Corona. La milicia calbucana tuvo numerosas oportunidades para demostrar su lealtad al rey como lo prueba su participación en la insurrección aborigen de 1712 donde permanecieron fieles a las autoridades realistas.
En 1804 la fuerza miliciana estaba compuesta de 4 compañías de infantería con 87, 79, 86 y 79 hombres respectivamente, incluidos los oficiales. La compañía de caballería se componía de 89 hombres[29][1] (29)
Ignoramos cuantos soldados aportó Calbuco a la causa realista durante la guerra de la Independencia, quienes regaron con su sangre los campos del centro de Chile en la expedición de Osorio o cuantos seguidores del general Quintanilla sucumbieron durante la invasión de los independistas a Chiloé. Capitulada la provincia, los vencedores estipularon en el Tratado de Tantauco la libertad de jefes, oficiales y tropas que componían el ejército real, asimismo instaba a los cuerpos de milicias que podían quedar en posesión de sus respectivos grados y empleos que tenían y continuar en ellos si deseaban, cuando a juicio del gobierno reunieran la virtud y aptitudes necesarias para desempeñarlos.
La guarnición calbucana juró la independencia, influida por el sacerdote Ramón Camilo de Lorca, quien de apologético realista dio un viraje abrazando la causa independista chilena.
Ignoramos cuantos soldados aportó Calbuco a la causa realista durante la guerra de la Independencia, quienes regaron con su sangre los campos del centro de Chile en la expedición de Osorio o cuantos seguidores del general Quintanilla sucumbieron durante la invasión de los independistas a Chiloé. Capitulada la provincia, los vencedores estipularon en el Tratado de Tantauco la libertad de jefes, oficiales y tropas que componían el ejército real, asimismo instaba a los cuerpos de milicias que podían quedar en posesión de sus respectivos grados y empleos que tenían y continuar en ellos si deseaban, cuando a juicio del gobierno reunieran la virtud y aptitudes necesarias para desempeñarlos.
PERIODO REPUBLICANO 1826 - 1829
Cuando pocos meses después del Tratado de Tantauco los partidarios de O Higgins -que se encontraba exiliado en el Perú- se apoderaron de la guarnición de la Isla Grande y expulsaron al gobernador Aldunate, conato que produjo encontradas reacciones en el pueblo de Chiloé, la tropa calbucana se mantuvo leal a las legítimas autoridades chilenas y cuando Aldunate regresó del Norte con 300 soldados, se presentó en Chacao el comandante Téllez con ciento cuarenta hombres a ponerse bajo las órdenes de Aldunate, quien terminó por derrotar a los usurpadores[30]
En 1829 la fuerza militar de Calbuco radicaba en el batallón N° 2 con 9 compañías y 972 hombres[31]
Hacia mediados del siglo XIX todavía subsiste la milicia con el nombre de Guardia Cívica. Por esa fecha era comandante de la guarnición don José Ramírez, padre del héroe de Tarapacá, el osornino Eleuterio Ramírez.
Apéndice 1
CALBUCO. COMPAÑIAS SUELTAS DE INFANTERIA. 1804
1ª Compañía 2ª Compañía
Capitanes Vacante Valeriano Maldonado
Tenientes Casimiro Alvarado Ventura Vargas
Subtenientes José Antonio Vargas Miguel Mansilla
Sargentos 1os 1 1
Sargentos 2os 2 2
Cabos 1os 4 4
Cabos 2os 4 4
Soldados 76 68
3ª Compañía 4ª Compañía
Capitanes Juan A. Olavarría Miguel Zúñiga
Tenientes Cristóbal Olavarría Vacante
Subtenientes Miguel Mansilla Nicolas Villegas
Sargentos 1os 1 1
Sargentos 2os 2 2
Cabos 1os 4 4
Cabos 2os 4 4
Soldados 75 68
NOTAS
[1] -RODOLFO URBINA BURGOS: La Periferia Meridional Indiana. Chiloé en el siglo XVIII. pp. 217
[2] JUAN DIEZ DE LA CALLE: Noticias Sacras y Reales de las Indias Occidentales. C. H. Ch. tomo XXIX Santiago 1902 pp. 388
[3] ALONSO GONZÁLEZ DE NÁJERA: Desengaño y reparo de la guerra del Reino de Chile. Libro tercero: Desengaño Quinto Capitulo II
[4] TOMAS O' HIGGINS: Diario de viaje del Capitán D. Thomas O 'Higgins de orden delVirrey de Lima. EN: R. CH.H. y G. N 101 Santiago 1942 pp. 42-97
[5] GABRIEL GUARDA OSB: Flandes Indiano. Las Fortificaciones del Reino de Chile 1541-1826 pp. 43b
[6] WALTER HANISCH: La Isla de Chiloé, Capitana de Rutas Australes. Academia Superior de Ciencias pedagógicas de Santiago 1982 pp 61
[7] RELACION GEOGRAFICA DE LA PROVINCIA DE CHILOÉ. MM tomo 259 fs 154-155
[8] URBINA: op. cit. pp 226
[9] JOSÉ DE MORALEDA Y MONTERO: Exploraciones Jeograficas e Hidrográficas pp Santiago 1888
[10] JOSÉ DE MORALEDA Y MONTERO: ídem pp
[11] URBINA: op. cit. pp 231
[12] MEDINA Ms t. 112 fs 296
[13] URBINA: op. cit. pp 218
[14] ANS. RA. vol. 2713 pza 5a fs 87-88
[15] URBINA: op. cit. pp 231
[16] CARLOS DE BERANGUER: Relación de la Provincia de Chiloé pp 25
[17] URBINA: op. cit. pp 233
[18] id. ib. pp 231
[19] id. ib. pp 234
[20] id. ib. pp 234
[21] URBINA op. cit. pp 235
[22] URBINA op. cit. pp 235
[23] id. ib. pp 236
[24] OÑAT: Régimen Legal del Ejercito del Reino de Chile pp. 182
[25] MEDINA: Ms t. 259 Doc. N° 7491
[26] MEDINA: Ms t. 259 Doc. N° 7491
[27] VER APENDICE N° 2
[28] v. g. a) Treinta picas de indios amigos del rey -soldados de Calbuco- acompañaron al capitán Antonio de Vea en 1675 a una expedición mas allá del Golfo de las Penas en busca de una población de blancos, supuestamente asentados esas latitudes: los míticos Cesares. b) En 1721 el Cabildo de Castro remitió un memorial al rey solicitando que los indios de Calbuco y Abtao se emplearan en construir una fragata de 16 a 18 varas de quilla para conducir tablas, tributos, llevar el Situado y dar avisos al gobernador del reino. VIDE: SILVA MOLINA: Historia de Chiloé tomo IV y ANS CG vol. 721 c) En la expedición que se efectúo para abrir el camino a Osorno en 1791, leemos en el diario del cirujano Isidro Zapata que integraba el conjunto un grupo de “trabajadores de Calbuco, los cuales afectados de una fuerte desintería causaron durante la expedición una serie de molestias” .
ARCHIVO NACIONAL DE SANTIAGO DE CHILE. FONDO VARIOS Vol. 276 pieza 9
[29] Ver APENDICE N° 3
[30] FERDINAND B. TUPPER: Memorias del Coronel Tupper (1800-1830) Edit. Fco. De Aguirre Bs. Aires, Santiago de Chile 1972 p. 134
[31] ARCHIVO NACIONAL DE SANTIAGO DE CHILE: FONDO ANTIGUO. Vol. 24 pza 3ª a.
Fuerza Militar compuesta de la milicia según el censo de 1829. Partido de Calbuco:
N° de Compañías 9
Comandante 1
Ayudante de Comandante 1
Porta Estandarte 1
Capitanes 5
Tenientes 6
Subtenientes (o Alférez) 12
Sargentos 1ª Clase 9
Sargentos 2ª Clase 35
Tambores y Pífanos 24
Cabos de 2ª Clase 54
Cabos de 2ª Clase 54
Soldados 796
_____
Total de hombres 972
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