Jose D. Mansilla Almonacid Historiador
foto: Inauguración del Grupo Escolar 1955
Nuestros trabajos sobre Calbuco Histórico nos conducen por diversas aristas para configurar su pasado.
Indagando sobre el tema de la Educación hemos separado estas notas que ya dimos a conocer en el II Congreso de Historia de Puerto Montt en 2004, y que publicamos porque pueden ser de interés para nuestros queridos profesores .
El Autor
LA EDUCACION EN EL MUNDO
La Historia de la Educación, el seguimiento del proceso educativo, este gran proceso a través del cual la humanidad se elabora a si misma, en la transmisión y aprendizaje de habilidades manuales, nociones teóricas de un oficio o el aprendizaje de técnicas culturales, tiene sus testimonios desde la mas remota antigüedad en todos los aspectos de la civilización; que se vinculan a los temas mas generales de la historia de la humanidad a través de un proceso sociabilizador que inserta cada adolescente en el conjunto de la sociedad adulta. Este aprendizaje dice relación con el trabajo y con el desarrollo de las fuerzas productivas y, también con el desarrollo de las relaciones sociales en que estas fuerzas productivas se organizan.
La educación no está ausente en ningún momento de la historia de la humanidad. En toda sociedad, aún las más primitivas el hombre se educa. En las sociedades primitivas, como eran las de nuestros antepasados precolombinos, el proceso educativo es breve, simple y natural. Aunque nadie tuviera idea del esfuerzo educativo, que en forma espontánea la rudimentaria sociedad realizaba en cada momento, la educación existía de hecho.
Los antiguos habitantes del sur de Chile constituían a la llegada del conquistador español, -hasta donde sabemos- pueblos ágrafos o sea no conocían la escritura ni la lectura. Grabadas en las rocas o pinturas rupestres en cavernas de edad no comprobada han quedado antiguas manifestaciones que están más asociadas a ritos mágicos o a la representación de creencias muy vitales.
La escritura y la lectura, y las instituciones donde se enseñaban estos rudimentos vinieron junto con el conquistador español.
EL CASO DE CHILOÉ.
Los orígenes de la enseñanza en la región se remontan al siglo XVII, y se debe a la acción de los misioneros jesuítas. Fue en la ciudad de Castro donde en 1662 se fundó el primer colegio. Su primer rector fue el sabio, lingüista y explorador Nicolás Mascardi.
También existieron pequeñas escuelas en Achao, Caylín y Chonchi, ya que cada misión jesuíta era un centro cultural. Sin embargo una vez expulsados los jesuítas en 1767 los colegios quedaron abandonados.
Otra huella pedagógica en la región se encuentra en 1779, cuando Tomas de Loayza, soldado en Chacao, eleva un memorial al coronel de la guarnición explicando que fue destinado por el gobernador Garreton en el puerto de San Carlos de Ancud para “hacerse maestro de la juventud”, por el desconocimiento de la doctrina católica que tenían los niños de ese lugar. Por este documento, sabemos que funcionó una escuela en Ancud desde 1772 a 1778.
En 1783, se proveyendo desde Lima la erección de tres escuelas en los curatos de Castro, San Carlos y Chacao, dotadas con 100 pesos. Vista esta resolución el 1º de julio de 1785 el gobernado Martínez de la Espada creó una escuela, encomendado a Francisco Javier Martel, vecino del puerto y dueño del potrero Coyhuin, como preceptor de la misma. Hacia 1787 los pagos seguían en tramite. Loayza había muerto y Martel se hacía cargo del papel, plumas, tintas y cartillas y libros para la marcha de su establecimiento.
Ese año la Junta de Aplicaciones de Lima insistía en la creación de Escuelas en Castro, Chacao y Calbuco. Se desconoce el detalle de la instalación de las escuelas de Chacao, Calbuco y Castro, pero existe un testimonio del funcionamiento de esta ultima en 1807. Es un edicto suscrito en Castro el 21.07.1807 por el preceptor de letras don Mariano Félix de Arrizaga que promulga en doce puntos diversos detalles de la conducta escolar.
Entre 1772 y 1783, enseña las primeras letras en Ancud Tomás de Loayza. En 1786 se crean 3 escuelas del Rey. La de Ancud comienza a funcionar el 1º.7. 1786. En Castro funciona la escuela en 1807, y su plantel “estaba compuesto por un P. Rector, un preceptor, un bedel y cuatro celadores. Funcionaba en el antiguo colegio jesuíta, que fue refaccionado, la enseñanza era gratuita y se impartía tanto para españoles como indios”.
LA POLITICA EDUCACIONAL CHILENA EN EL SIGLO XIX.
ETAPA INICIAL 1810-1830
En la incipiente conciencia de nacionalidad que movió a los hombres que libertaron a Chile de la tutela española, estuvieron siempre conjugadas las ideas de independencia política, progreso social y educación nacional. El punto de partida para la difusión de la enseñanza lo dá ese egregio patriota que fué don Juan Egaña, quien a los pocos días de la instalación de la Primera Junta Nacional de Gobierno presentó un plan de sugerencias al Conde de la Conquista entre cuyos propósitos estaba el desarrollo de la educación. Inspirado en el doctrinarismo francés, el Primer Congreso Nacional en 1811 estableció la filosofía empeñada en materia de educación, manifestando que
“la soberanía del Estado se afincaba en el “pacto social”,
siendo una de las primeras obligaciones de este,
“cuidar de la educación e instrucción publica”.
En el período comprendido entre 1810-1830, cuando la inestable república luchaba por su organización, los gobiernos no abandonaron su preocupación por la enseñanza, siendo este un período de inicio y de dificil desarrollo. En 1812 José Miguel Carrera exigió a los cabildos y conventos la apertura de escuelas primarias, tanto de varones como de niñas.
El fundamento para la misión educacional del Estado está dado por el decreto del 18.6.1813 sancionado por la Junta Suprema de Chile que ordenaba que
“en toda ciudad, toda villa y todo pueblo que contenga cincuenta vecinos, debe haber una escuela de primeras letras costeada por los propios del lugar o por el jefe de la provincia”.
En este Reglamento para los Maestros de Primeras Letras se disponía la gratuidad de la enseñanza y de los textos y útiles escolares.. Reglamentaba la profesión de maestro. Dice el decreto:
“por la importancia de su ministerio y por el servicio que hacen a la Patria, los maestros deben ser mirados con toda consideración y honor”.
El decreto encomendaba al Cabildo la supervisión de la enseñanza a través de un “protector de escuelas”.
La revolución de la Independencia conmovió al naciente país durante 8 años vividos en permanente sobresalto y alteración. Los intentos por organizar al país fueron complejos y difíciles. Triunfante la causa independista no solamente significó la instauración de un nuevo régimen político, sino que debió proyectarse en una lucha sostenida para modificar hábitos e instituciones profundamente arraigadas,
LA INCORPORACIÓN DE CHILOÉ A CHILE REPUBLICANO
Un importante acontecimiento, determinante en el destino regional, ocurre en este periodo: El vasto territorio, con los imprecisos limites de Los Llanos por el norte es ocupado por el gobierno chileno junto con la anexión de Chiloé insular. En este territorio continental que despues configuraría la provincia de Llanquihue existen los poblados de Calbuco, Carelmapu, Maullín, donde en las postrimerías del dominio español se hizo sentir la mano diligente del ultimo de los gobernadores del rey, Quintanilla; quien huérfano de toda ayuda exterior, logró mantener un elevado nivel de la enseñanza primaria Anexado Chiloé a Chile Republicano, en 1826, fue nombrado intendente provincial don Santiago Aldunate, quién junto a su secretario; Daniel Forelius –un exiliado sueco- inició un vasto plan educativo primario.
Según el censo levantado por la Intendencia en 1827 existen en Chiloe 7 604 niños de 7 a 15 años y asisten a la escuela 3 511. Un año más tarde la población escolar era de 4 606 alumnos. En términos cuantitativos recibían instrucción primaria el 50% de los niños mientras en Santiago la población escolar era de solo un 10 %. Esto solo era posible gracias a que un gran porcentaje de personas sabía leer y escribir, producto del legado colonial. La superioridad nacional de Chiloé se mantuvo por decenas de años
“llevando a Andrés Bello a decir ¿Quién creería encontrar en el grado superior de esta escala a la provincia de Chiloé”
De esa época data la primera escuela de la futura provincia de Llanquihue, establecida en Calbuco por Aldunate. En nota al Cabildo de Calbuco del 26.2.1829 señala:´
“Siendo la Educación Pública la primera atención de todo magistrado, tan recomendada por la Constitución particularmente a las Municipalidades...a fin de conseguir...el planteamiento y mantenimiento de escuelas de primeras letras en todas las capillas. Sabiendo que en la cabecera de ese partido no existe escuela ninguna y figurándome que [es] solo por falta de maestro,... deseando proporcionar una persona que tenga aptitudes para hacerse cargo de la escuela de esa capilla del fuerte, he buscado a un joven... llamado Anastasio Mansilla que ha convenido marchar allí con el objeto indicado”...
FUNDACION DE MELIPULLI E INICIOS DE LA ACTIVIDAD ESCOLAR.
El 28 de noviembre de 1852 arriban a Melipulli los colonos alemanes venidos desde Hamburgo y se instalan provisoriamente en el lugarejo llamado Cayenel, luego se inició la entrega de los terrenos en el sector del lago Llanquihue.
El puerto de Melipulli, donde se iniciaron los primeros trabajos coloniales “fue designado como centro y punto de partida permanente para las operaciones subsiguientes”. El 27 de junio de 1853 el área fue declarada “territorio de colonización” y el agente de colonización adquirió el rango de Intendente.
En 1861 la colonia había alcanzado importancia y el puerto se había convertido en tan próspera villa, que el territorio se elevó a la categoría de provincia, agregándosele los departamentos de Carelmapu y Osorno que dependían de Chiloé y Valdivia respectivamente. Como ciudad capital de la provincia se designó a Puerto Montt.
Coetáneamente de fundarse Puerto Montt y creación de la provincia de Llanquihue, Chile estaba en camino de consolidar una estructura educacional en el entorno primario.
Tenemos antecedentes sobre el estado de la educación en la futura provincia a comienzos de 1854. En diciembre de 1853 arriba a Chiloé el Inspector General de las Escuelas, Jose Bernardo Suárez, quién visitó todos los departamentos dejando testimonio de las escuelas, maestros y alumnos de la provincia. Además su viaje trajo marraqueta bajo el brazo, porque como consecuencia de su visita se mejoraron las remuneraciones de los preceptores de la provincia.
Acerca del departamento de Calbuco relata que
“Cuenta con mayor número de escuelas, i donde la instrucción primaria es distribuida a mayor número de personas. De cada 10 individuos 1 va a la escuela. Este resultado, que puede mirarse como exacto, hace mucho honor al departamento de Calbuco, pues a este respecto es el primero no solo de la provincia [Chiloé] sino también de la República”.
Funcionaban en el departamento de Calbuco 23 escuelas, tres fiscales a las que asistían 139 varones y 27 niñas, y 20 escuelas particulares a las que asistían 589 varones. Se destacaban en estas escuelas de particulares las de Alfaro, Quetrulauquen y San Agustín. El Gobierno destinaba $650 anuales para la mantención de las escuelas. En el departamento de Carelmapu funcionaban 2 escuelas fiscales y 5 particulares con una asistencia de 233 alumnos. Uno de los establecimientos particulares atendía a los niños de Chuyaquen.
El gran educador, mentor de Arturo Prat, que recorrió Calbuco, Maullín y Carelmapu acompañado de Jose Rondizzoni, veterano de Waterloo e Intendente de Chiloé comenta:
“No me imaginaba que en una provincia tan distante i sobre la cual hai ideas tan poco favorables en la capital respecto de su instrucción, hubiese escuelas como las que me he encontrado”
Otro antecedente del estado educacional en la decáda del cincuenta es señalado por el informe del Visitador de Escuelas de la Provincia de Chiloé Arístides Ambrosoli quien dá cuenta de escuelas, profesores y alumnos en marzo de 1858. Funcionaban en el departamento de Carelmapu las escuelas fiscales de varones: Carelmapu 38 alumnos, Maullin 64 alumnos, Calbuco 89 alumnos, Máchil 86 alumnos. De mujeres: Maullin 24 alumnas, Calbuco 26 alumnas.