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domingo, marzo 29, 2020

INSTRUCCIÓN POPULAR PRIMARIA EN LA PROVINCIA DE LLANQUIHUE. SIGLO XIX. Parte I


 Los Inicios de la Instrucción Popular Primaria en la

 Provincia  de Llanquihue. Notas

PRIMERA PARTE

 Autor: JOSE D. MANSILLA-UTCHAL ALMONACID




Portada del texto de lectura de D. D. F. Sarmiento:
METODO DE LECTURA GRADUAL.
usado en las escuelas públicas de Chile  en el siglo XIX


Por ti me enviaba aquí el viejo Peleo, domador de caballos,
aquel que desde Fthía, siendo niño, te mandaba hacia Agamenón,
 cuando no conocías todavía la guerra implacable,
ni las asambleas donde los hombres se hacen ilustres;
precisamente para esto me envió, para que te enseñara todo,
a ser pronunciador de palabras y obrador de hechos.

HOMERO, LA ILIADA IX, 438-443


NOTA: 

Esta investigación fué presentada en el 2º CONGRESO DE HISTORIA DE PUERTO MONTT.  25, 26, 27 noviembre de 2004. Posteriormente fué publicada en la Revista LLANQUIHUE HISTORIA N° 1, de la Corporación "LLanquhue Historia" Puerto Montt 2015 pp. 31-54. Para cualquier referencia citar esta Revista. Gracias. 




INTRODUCCION:

LA EDUCACION EN EL MUNDO


      La Historia de la Educación, el seguimiento del proceso educativo, este gran proceso a través del cual la humanidad se elabora a si misma, en la transmisión y aprendizaje de habilidades manuales, nociones teóricas de un oficio o el aprendizaje de técnicas culturales,  “o los aspectos formales e instrumentales de la instrucción, definidos en la lectura, escritura y cálculos”, tiene  sus testimonios desde la mas remota antigüedad en todos los aspecto de la civilización; que se vinculan a los temas mas generales de la historia de la humanidad a través de un proceso sociabilizador que inserta cada adolescente en el conjunto de la sociedad adulta.[1] Este aprendizaje dice relación con el trabajo y con el desarrollo de las fuerzas productivas y, también con el desarrollo de las relaciones sociales en que estas fuerzas productivas se organizan .

     La educación no está ausente en ningún momento de la historia de la humanidad. En toda sociedad, aún las más primitivas el hombre se educa. En las sociedades primitivas, como eran las de nuestros antepasados precolombinos, el proceso educativo es breve, simple y natural. Se inicia con la crianza maternal hasta que el niño sabe caminar y comunicarse oralmente, la adultez se alcanzaba en plena pubertad y la muerte llegaba con frecuencia a la temprana edad de unos 30 años.

     La educación social está basada por los juegos infantiles, la guía de los mayores en las tareas de aprendizaje, la enseñanza de los ritos religiosos y la culminación en las ceremonias de iniciación donde el púber pasa a integrar la comunidad de adultos. En esta educación espontánea, donde no existe ninguna institución que la imparta, cada integrante incorpora todo lo que es posible recibir y elaborar. Al no existir la figura del maestro ni la de la escuela, tampoco hay objetivos ni propósitos educacionales formales, reduciéndose la educación a un conjunto de aprendizajes supervisados informalmente por los mayores, que están dirigidos a potenciar la destreza manual y la capacidad física, con el objeto de satisfacer las necesidades básicas, las cuales están encaminadas a mantener la supervivencia del colectivo.

Lo pedagógico, esta aquí en correspondencia con la necesidad humana de transmitir con eficiencia y eficacia a sus congéneres las experiencias adquiridas y la información obtenida en su comportamiento cotidiano con su medio natural y social. Aunque nadie tuviera idea del esfuerzo educativo, ya que en forma espontánea la rudimentaria sociedad realizaba en cada momento, la educación existía de hecho.
Junto con el esclavismo se inicia la historia escrita de la humanidad y la vida urbana, nacen en ese entonces los sistemas de educación más antiguos con dos características comunes: enseñar religión y mantener las tradiciones de los pueblos. Tanto el Egipto Antiguo, como Persia, la India, China, los antiguos judíos, la mayor parte de la educación está en manos de los sacerdotes. Tanto en Grecia como en Roma aparece la figura del profesor  para la juventud.

El objetivo griego era preparar a los jóvenes intelectualmente para asumir posiciones  de liderazgo en las tareas del Estado y la sociedad. La educación romana aporta al mundo el estudio de la lengua  latina, la  literatura, la ingeniería, el derecho y la administración y la organización del gobierno. En los primeros siglos de la influencia cristiana se crean las escuelas monásticas, municipales y catedráticas. En la temprana Edad Media, Carlomagno se rodea de clérigos y educadores. Otros reyezuelos crean instituciones educativas controladas por los monasterios. La educación en el largo período del medioevo europeo desarrolló la forma del aprendizaje a través del trabajo o servicio propio. Aún así, la educación era un privilegio reservado a las clases altas de la sociedad.
Con el Renacimiento se inicia un modelo de enseñanza que tuvo influencia hasta inicios del siglo XX. Las escuelas establecidas en Mantua, donde se incorporaron materias como el estudio de las ciencias, la historia, la geografía, la música y la formación física. El éxito de estas iniciativas influyó en el trabajo de los educadores y sirvió como modelo educador.

Es al final de este período cuando aparece la preocupación por la infancia, surgiendo la escuela como el lugar adecuado y natural donde debían estar los niños. La escuela comienza a tener un prioritario papel estabilizador del orden social y disciplinador de una moral dominante.

En el caso de las iglesias protestantes surgidas de la Reforma, establecieron escuelas donde sus líderes religiosos diseñaron la moderna práctica del control de la educación por parte del gobierno.

Frente a esta postura la congregación de los jesuitas promovieron las ideas educativas del Renacimiento como estaba ya establecido en las escuelas católicas y promovieron un sistema escolar que fue preponderante en el desarrollo de la educación católica. Entre 1548 y 1762 aparece y se desarrolla la Pedagogía Eclesiástica, que retomada hacia 1830 es un  antecedente de gran influencia en la pedagogía tradicional. Esta pedagogía eclesiástica tiene como centro la disciplina, férrea e indiscutible.

Con el desarrollo de las ciencias, nuevos temas científicos se incorporaron a la enseñanza. En el siglo XVIII en muchos países se comenzó a establecer la educación formal. Aparece el método monitorial de enseñanza donde cientos de personas podían aprender con un profesor y la ayuda de alumnos monitores. Estos planes abrieron la posibilidad de la educación masiva.

Según los historiadores de la educación el teórico educativo más relevante del siglo XVIII fue Jean Jaques Rosseau. Se dice que fue el responsable de esta especie de revolución copernicana de la educación que ubica al niño, como individuo, en el centro de todas las consideraciones teóricas[2]. Gran parte de sus propuestas radicales son recogidas por la Convención durante el período revolucionario en Francia desde 1789 y años posteriores, donde ya se encuentra la idea de una educación pública a cargo del Estado. La meta de la educación es perfeccionar al hombre y servir a la vez al desarrollo individual y de la sociedad en su conjunto. Se reconoce “la necesidad de adoptar la educación a las necesidades de la vida y plantean el problema de la extensión del campo de la cultura desde el punto de vista de sus destinatarios y de su contenido cultural”.

 Es en esta época donde se expresan las formas modernas de la educación[3] En el siglo XIX se organizan en Europa los sistemas nacionales de escolarización y las nuevas naciones independientes de Iberoamérica-entre ellas Chile- miraron a Europa y Estados Unidos buscando copiar modelos para sus escuelas.

     En el siglo pasado la educación se centró en la infancia, estableciéndose prácticamente en forma universal a la educación básica obligatoria.

LA EDUCACION EN CHILE:

A.- PERIODO COLONIAL


La Invención de la escritura es un hecho crucial en la historia del hombre. Conservar, transmitir y descifrar los signos escritos ha sido una preocupación permanente de buena parte de la humanidad. Tanto la escritura como la lectura  de los signos ha formado parte importante de la enseñanza formal. De hecho aprender a leer, escribir  y dominar algunas operaciones aritméticas ha estado contenido en buena parte de los programas escolares.

Los antiguos habitantes del sur de Chile constituían a la llegada del conquistador español, -hasta donde sabemos- pueblos ágrafos o sea no conocían la escritura ni la lectura. Grabadas en las rocas o pinturas rupestres en cavernas  de edad no comprobada han quedado antiguas manifestaciones que están más asociadas a ritos mágicos o a la representación de creencias muy vitales.

La escritura y la lectura, y las instituciones  donde se enseñaban estos rudimentos vinieron junto con el conquistador español.

Cuando nuestro país fue conquistado y luego colonizado por España, no existía aun en Europa el concepto de que la educación era una cuestion de Estado. Quienes regían España pensaban que la educación era una obra de caridad y por lo tanto de incumbencia de la Iglesia. El adoctrinamiento religioso constituía el eje de toda labor educativa ya que el concepto del hombre como criatura que debía salvar su alma y prepararse para la vida eterna, era el fundamento filosófico vigente.

Sin embargo en Chile en el período de la Conquista en una sociedad apenas embrionaria formada por unos cientos de  hogares involucrados en la ruda tarea por subsistir y afincarse en la tierra, en extrema pobreza y con precarios elementos materiales, era imposible organizar la enseñanza, siquiera en su rama más elemental...este campo de acción de los primeros conquistadores se redujo a su afán de enseñar a sus hijos mestizos, y de los sacerdotes a tratar de adoctrinar a los indios”[4]

Hacia fines del siglo XVI, este país, mitad campamento, y mitad pequeñas villas comienza una modesta actividad educadora, metódica, reducida, discontinua y dificultosa por la falta de recursos, la indiferencia de las autoridades, la escasez de maestros idóneos, de locales, de mobiliario (se impartía en piezas destartaladas y con mucha frecuencia faltaban hasta los bancos); no había libros, los textos eran anticuados y de carácter religioso. Las bibliotecas conventuales poseían principalmente obras ascéticas, libros místicos y teológicos e historias de santos.[5]

“A lo largo de dos siglos funciono una organización incipiente, sin continuidad regular, ni estabilidad. La España absolutista ignoró la necesidad de una enseñanza primaria general en la metrópoli y por lo tanto la escatimó en las colonias. La facultad de enseñar radicó en la Iglesia Católica. Primó la Iglesia docente, Hubo escuelas de laicos que arrastraron una vida esporádica y lánguida”.

“Funcionó una rudimentaria enseñanza primaria destinada a enseñar malamente a leer, escribir, contar y doctrina cristiana. “No hubo escuelas en los campos; tampoco los indios tuvieron escuelas. (La actividad de los sacerdotes se redujo a darles una educación orientada por un fin religioso y político: extender la religion católica e introducir la resignación frente a la explotación, conseguir el sometimiento de los indígenas ante los conquistadores con el consuelo de un mas allá mejor”[6] .

De la educación de las mujeres algunos claustros monjiles existieron cursillos para maestras y novicias, a las que se agregaban las niñas de las familias pudientes, las que eran adiestradas en lectura, escritura, contar, algo de baile, música  especialmente el gobierno del hogar

Las villas del 1600, unas cuantas casuchas de adobe, rodeadas de chozas, recibían una agobiadora proporción de práctica religiosa católica: aparte de aprender a leer, escribir y contar, rezos continuos, asistir y ayudar a misa, recitar el catecismo, preparación para confesarse y comulgar, memorizar cantos religiosos y participar en procesiones. La educación impartida por dominicos y jesuítas era clasista. En los colegios jesuitas (los mejores educadores de la colonia) solo se admitían “personas que sean de gente noble y buenas costumbres; y los que entraren serán generalmente de legitimo matrimonio...” [7]
     La educación en Chile, que a lo largo de un siglo y medio estuvo en poder de la orden jesuíta y que formó a la elite dirigente del reino, sufrió un serio revés con la expulsión de la orden en 1767, de la que se repuso lentamente (las escuelas fueron dadas  a los franciscanos y otras se lucieron cargo los cabildos de las ciudades).

     Hacia fines del siglo XVIII las escuelas estaban divididas en cuatro categorías: de mínima y menores; donde los alumnos aprendían s leer escribir y rezar, de mayores que era el segundo grado donde se estudiaba aritmética, gramática, catecismo y escritura al dictado y de latinidad, que eran para estudios superiores. Estas escuelas estaban a cargo de un sacerdote maestro con un rústico procedimiento de estudio basado en el principio de la letra con sangre entra, donde los colegiales eran castigados cruelmente y sin piedad. Eran públicas y estaban divididas en dos secciones, dado por la categoría social a que pertenecía el niño.

     Hacia 1800 existían en el reino de Chile unas 15 escuelas en otros tantas ciudades de provincia costeadas con fondos de los cabildos y abiertas por los conventos.[8]

     En definitiva durante la colonia se impartió una educación muy reducida, y con una orientación devota, formalista y abstracta, dirigida a mantener la supremacía de la aristocracia terrateniente y de la burguesía comercial y los privilegios de la Iglesia Catoliza, las instituciones y el dominio de las autoridades monárquicas peninsulares. Era una educación inerte, conformista, desvinculada de la vida, sostenedora de los poderes dogmáticos, despóticos, injustos, fanáticos y retardatarios, por lo cual las posibilidades de desarrollo económico y de progreso social eran muy escasos [9]

El Caso de Chiloé. El Colegio Jesuita de Castro. Las Escuelas del Rey en Chiloé. El Intento de Crear Escuelas en Calbuco

     Los orígenes de la enseñanza en la región se remontan al siglo XVII, y se debe a la acción de los misioneros jesuítas. Fue en la ciudad de Castro donde en 1662 se fundó el primer colegio. Su primer rector fue el sabio, lingüista y explorador Nicolás Mascardi.

     También existieron pequeñas escuelas en Achao, Caylín y Chonchi, ya que cada misión jesuíta era un centro cultural. Sin embargo una vez expulsados los jesuítas en 1767 los colegios quedaron abandonados[10]

     Otra huella pedagógica en la región se encuentra en 1779, cuando el soldado dragón de Chacao Tomas de Loayza eleva un memorial al coronel de la guarnición explicando que fue destinado por el gobernador Garreton en el puerto de San Carlos de Ancud para “hacerse maestro de la juventud”, por el desconocimiento de la doctrina católica que tenían los niños de ese lugar. Durante 14 años Loayza había enseñado los  primeros rudimentos de la educación y la doctrina cristiana, recibiendo por ello su paga como soldado. Llamado al servicio de nuevo como soldado solicitaba a las autoridades de Lima aclarar su situación.[11]. Por  este memorial, sabemos que funcionó una escuela en Ancud desde 1772 a 1778.

La petición de Loayza fue despachada a Lima, desde donde el mismo virrey la devolvió a Chiloé para que el gobernador del Archipiélago en consorcio con la Junta Local  tomara la providencia del caso, considerando que desde la expulsión de  los jesuitas la provincia adolecía de educación. Se recomendaba que se usaran los dineros de las ventas y remates de los bien de los jesuitas para este efecto. Reunidos Gobernador y Cabildo de Castro, este resolvió dividir las rentas: Una para Loayza como preceptor en San Carlos y otra para un cargo similar en Castro.

Nuevamente fue remitido a Lima el expediente, el director de Temporalidades dilató una respuesta hasta 1783, pero proveyendo la erección de tres escuelas en los curatos de Castro, San Carlos y Chacao, dotadas con 100 pesos. Vista esta resolución el 1º de julio de 1785 el gobernado Martínez de la Espada creó una escuela, encomendado a Francisco Javier Martel, vecino del puerto y dueño del potrero Coyhuin, como preceptor de la misma. La parte económica debe haber jugado parte importante en el asunto, porque en 1787 los pagos seguían en tramite. Loayza había muerto y Martel se hacía cargo del papel, plumas, tintas y cartillas y libros para la marcha de su establecimiento.

     Ese año la Junta de Aplicaciones de Lima insistía en la creación de Escuelas en Castro, Chacao y Calbuco.[12] Ese mismo año se podían informar al monarca que la mayor parte de los bienes llamados Temporalidades de los Jesuítas se habían consumido en  “la enseñanza de la juventud de aquel vecindario”.

     Se desconoce el detalle de la instalación de las escuelas de Chacao, Calbuco y Castro, pero existe un testimonio del funcionamiento de esta ultima en 1807. Es un edicto suscrito en Castro el 21.07.1807 por el preceptor de letras don Mariano Félix de Arrizaga que promulga en doce puntos diversos detalles de la conducta escolar.

     Podríamos concluir que  “a partir de la expulsión de los jesuitas en 1767 la educación en la provincia de Chiloé quedó gravemente resentida”.

Entre 1772 y 1783, enseña las primeras letras en Ancud Tomás de Loayza. En 1786 se crean 3 escuelas del Rey. La de Ancud comienza a funcionar el 1º.7. 1786. En Castro funciona la escuela en 1807, y su plantel “estaba compuesto por un P. Rector, un preceptor, un bedel y cuatro celadores. Funcionaba en el antiguo colegio jesuíta, que fue refaccionado, la enseñanza era gratuita y se impartía tanto para españoles como indios[13].

B.- PERIODO  REPUBLICANO.
EL ALBA DE LA REPUBLICA.
LA POLITICA EDUCACIONAL CHILENA EN EL SIGLO XIX. ETAPA INICIAL 1810-1830

     En la incipiente conciencia de nacionalidad que movió a los hombres que libertaron a Chile de la tutela española, estuvieron siempre conjugadas las ideas de independencia política, progreso social y educación nacional[14]. El punto de partida para la difusión de la enseñanza lo dá ese egregio patriota que fué don Juan Egaña, quien a los pocos días de la instalación de la Primera Junta Nacional de Gobierno presentó un plan de sugerencias al Conde de la Conquista entre  cuyos propósitos estaba el desarrollo de la educación [15]. Inspirado en el doctrinarismo francés, el Primer Congreso Nacional en 1811 estableció la filosofía empeñada en materia de educación, manifestando que “la soberanía del Estado se afincaba en el “pacto social”,  siendo una de las primeras obligaciones de este,     “cuidar de la educación e instrucción publica”.[16]
     En el período comprendido entre 1810-1830, cuando la inestable república luchaba por su organización, los gobiernos no abandonaron su preocupación por la enseñanza, siendo este un período de inicio y de dificil desarrollo[17]. En 1812 José Miguel Carrera exigió a los cabildos y conventos la apertura de escuelas primarias, tanto de varones como de niñas.

     El fundamento para la misión educacional del Estado está dado por el decreto del 18.6.1813 sancionado por la Junta Suprema de Chile que ordenaba que “en toda ciudad, toda villa y todo pueblo que contenga cincuenta vecinos, debe haber una escuela de primeras letras costeada por los propios del lugar o por el jefe de la provincia”.           En este Reglamento para los Maestros de Primeras Letras se disponía la gratuidad de la enseñanza y de los textos y útiles escolares.[18]. Reglamentaba la profesión de maestro. Dice el decreto:  “por la importancia de su ministerio y por el servicio que hacen a la Patria, los maestros deben ser  mirados con toda consideración y honor”.El decreto encomendaba al Cabildo la supervisión de la enseñanza a través de un “protector de escuelas”.

La revolución de la Independencia conmovió al naciente país durante 8 años vividos en permanente sobresalto y alteración. Los intentos por organizar al país fueron complejos y difíciles. Triunfante la causa independista no solamente significó la instauración de un nuevo  régimen político, sino que debió proyectarse en una lucha sostenida para modificar hábitos e instituciones profundamente arraigadas,

“el programa de los ilustrados contemplaba como medida esencial instruir a la población, habilitarla laboralmente, pero también se pensaba en educar a un pueblo que no estaba preparado para el ejercicio de la soberanía. La incultura y la pobreza determinaron que el pueblo siguiera ocupando el mismo rango servil de antes. Los criollos libertadores pronto se constituyeron en una oligarquía dominante que procedió con absoluta prescindencia del pueblo en lo político. La aristocracia colonial, el clero y el ejército fueron los encargados de organizar el país. “
“Las condiciones ya señaladas hacían imposible concebir otro régimen que no fuera militar como solución provisional antes que el Estado se constituyera legalmente. En el fondo prevalecen la misma estructura social y las instituciones de la colonia”.

O’Higgins asume entonces la tarea de operar reformas sociales, comprendiendo que solamente por la modificación de la cultura y las costumbres seria posible construir una mentalidad republicana. Durante su gobierno se creó el cargo de Protector  de la enseñanza primaria y se amplió el decreto de 1813, estableciéndose las cátedras, especificaciones de la enseñanza y otros detalles[19]. Por carencia de planes de enseñanza y de metodología pedagógica se adopta el sistema lancasteriano de enseñanza mutua: Los alumnos mas adelantados debían enseñar a sus compañeros[20]

En este período la enseñanza estuvo presente en los ensayos institucionales y los proyectos constitucionales que los secundaron. Aún cuando “no podemos hablar de grandes avances en este período emancipador, especialmente en cobertura es indudable que hubo una preocupación apreciable desde los diferentes gobiernos” [21]

La incorporación de Chiloé a Chile Republicano


Un importante acontecimiento, determinante en el destino regional, ocurre en este periodo: El vasto territorio, con los imprecisos limites de Los Llanos por el norte es ocupado por el gobierno chileno junto con la anexión de Chiloé insular. En este territorio continental que despues configuraría la provincia de Llanquihue existen los poblados de Calbuco, Carelmapu, Maullín, donde en las postrimerías del dominio español se hizo sentir la mano diligente del ultimo de los gobernadores del rey, Quintanilla; quien huérfano de toda ayuda exterior, logró mantener un elevado nivel de la enseñanza primaria [22]

Anexado Chiloé a Chile Republicano, en 1826, fue nombrado intendente provincial don Santiago Aldunate, quién junto a su secretario; Daniel Forelius –un exiliado sueco- inició un vasto plan educativo primario.

Según el censo levantado por la Intendencia en 1827 existen en Chiloe 7 604 niños de 7 a 15 años y asisten a la escuela 3 511. Un año más tarde la población escolar era de 4 606 alumnos. En términos cuantitativos recibían instrucción primaria el 50% de los niños mientras en Santiago la población escolar era de solo un 10 %. Esto solo era posible gracias  a que un gran porcentaje de personas sabía leer y escribir, producto del legado colonial. La superioridad nacional de Chiloé se mantuvo por decenas de años “llevando a Andrés Bello a decir ¿Quién creería encontrar en el grado superior de esta escala a la provincia de Chiloé”[23]

De esa época data la primera escuela de la futura provincia de Llanquihue, establecida en Calbuco por Aldunate. En nota al Cabildo de Calbuco del 26.2.1829 señala:´

 “Siendo la Educación Pública la primera atención de todo magistrado, tan recomendada por la Constitución particularmente a las Municipalidades...a fin de conseguir...el planteamiento y mantenimiento de escuelas de primeras letras en todas las capillas. Sabiendo que en la cabecera de ese partido no existe escuela ninguna y figurándome que [es] solo por falta de maestro,... deseando proporcionar una persona que tenga aptitudes para hacerse cargo de la escuela de esa capilla del fuerte, he buscado a un joven... llamado Anastasio Mansilla que ha convenido marchar allí con el objeto indicado”...[24]

La Etapa Preparatoria del Desarrollo Educacional  1830-1850


A partir de 1830, se inicia en Chile la época de “la paz conservadora”. Las energías y recursos del Estado, antes ocupados en sofocar revueltas y desórdenes intestinos, ahora fueron ocupados en desarrollar las potencialidades económicas y sociales de la nación. La administración estatal durante el gobierno de Prieto fue considerada modelo en América del Sur. Chile se dicta en 1833 una Constitución Política que lo regirá por 90 años.

Esta Constitución reitera y consagra la voluntad expresa del Estado por difundir y fomentar la enseñanza publica. Recomendaba a las Municipalidades     “cuidar de las escuelas primarias y demás establecimientos de educación”, declaraba que la educación pública es una atención preferente del Estado, dictaminaba la existencia de una superintendencia de Educación Pública a cuyo cargo debía estar la inspección de la enseñanza nacional y dirigida bajo la autoridad del Estado. Se introduce el concepto de Estado Docente frente al antiguo monopolio eclesiástico. El plan general de educación lo formaba el Congreso y el Ministerio respectivo.



[1] Mario Alighero Manacorda: HISTORIA DE LA EDUCACION pp. 11
[2] Roger GAL: HISTORIA DE LA EDUCACION pp. 92
[3] op. cit. pp 100
[4] Julio Cesar Jobet: DOCTRINA Y PRAXIS DE LOS EDUCADORES REPRESENTATIVOS CHILENOS pp.21
[5] Jobet:  op. cit. pp.25
[6] Jobet: op. cit. pp. 25
[7] Jobet: op. cit.
[8] Jobet: op. cit. pp. 63
[9] Jobet: op. cit. pp. 64
[10] Walter Hanisch Espíndola S. J.; HISTORIA DE LA COMPAÑIA DE JESUSS EN CHILE pp.
[11] Gabriel Guarda OSB: ESCUELAS DEL REY EN CHILOE DESPUES DE LA EXPULSION DE LA COMPAÑÍA. En: BACH  Nº 83-84  pp. 207-217
[12] José Toribio Medina: COSAS DE LA COLONIA pp. 450
[13] Gabriel Guarda O. S. B. : op cit. pp. 217
[14] RECOPILACIÓN DE ANTECEDENTES ACERCA DE LA HISTORIA Y LA EVALUACIÓN DE LA EDUCACIÓN EN CHILE pp. 6
[15] Fernando Campos Harriet : DESARROLLO EDUCACIONAL 1810-1960
[16] María Angélica Apey R. : LA INSTRUCCIÓN RURAL EN CHILE DURANTE EL SIGLO XIX O COMO FUE LA ENSEÑANZA EN UNA SOCIEDAD POCO EVOLUCIONADA. EN: Dimensión Histórica de Chile Nº 6-7 1989/1990 pp. 75
[17] Campos: op. cit: pp.10
[18] ib. id. pp. 13
[19] Campos: Op. cit. pp. 14
[20] Campos : Op. Cit. pp. 15
[21] Maria Loreto Egaña Baraona: LA EDUCACIÓN PRIMARIA POPULAR EN EL SIGLO XIX EN CHILE. UNA PRÁCTICA DE POLITICA ESTATAL. pp. 26
[22] Campos: Op. cit. pp. 16
[23] Apey op.cit. pp. 79
[24] ANS Gobernación de Carelmapu Vol 1

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