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jueves, septiembre 25, 2014

LAS LUMINARIAS DE LOS INDIOS REYUNOS DE CALBUCO


LEYENDA DORADA DE LAS LUMINARIAS DE SAN MIGUEL DE CALBUCO



Las Luminarias




En el Tesoro de la Lengua castellana, Covarrubias define en 1647 así a las luminarias: “Las luzes que se ponen en las torres, y sobre las murallas y en las galerías de las casas, y ventanas en señal de fiesta y regocijo público”. La luminaria puede ser entonces: una vela de cera, un haz de leña, hachones, candelas, un farol, etc., siempre que produzca luz, ojalá con presencia del fuego, y esta sea para una ocasión especial.


El fuego ha estado presente en el hombre desde el alba de la humanidad y esta se ha fascinado con él. Cuando hace unos 500.000 años aprendió a dominarlo y se sirvió de él para entibiarse, cocinar sus alimentos y defenderse de las alimañas, cobró conciencia de su superioridad sobre los animales.

En las noches prehistóricas, el hombre a la luz de las llamas encontró que el fuego era un aliado para su supervivencia. Removiendo brasas de la fogata observó que las puntas de los palos endurecían y se convertían en eficaces armas de cacería. Este principio de la aplicación del fuego como generador de técnicas ha permitido que miles de generaciones hayan sabido usar el fuego para extraer energía de los materiales o poder moldearlos a gusto.

Junto con las manos –la principal herramienta del hombre- el fuego tiene una parte fundamental en la construcción de la cultura. El hombre seguro de sus bondades le dio características sacras y lo veneró en los templos. El culto al fuego atraviesa todas las edades históricas y las religiones de la humanidad, con ligeras variaciones en su ritualidad.

En la religión judía por ejemplo la festividad de las luminarias está asociada a una antiquísimo hecho: Hanuka o Fiesta de las Luminarias.

Alejandro Magno, al conquistar el imperio persa en el siglo IV a.n.e. se convirtió en el dueño de Palestina. Muchos judíos asimilaron la cultura griega y abandonaron el judaísmo. Con el tiempo –durante la dinastía seleucida, las capas elitistas y aristocráticas de la sociedad de Judea ocuparon puestos de poder representando el poder central del imperio y traicionando sus creencias y a su pueblo instaban al pueblo a renegar del judaísmo.

En el siglo II a.n.e. se ordenó a los judíos abandonar su religión judía y suspender los sacrificios rituales que según la ley mosaica se hacían para honrar al Dios Único. El mismo Templo de Jerusalén fue profanado colocándose en el patio central una estatua de Zeus. Los judíos hashmoneos se rebelaron, dirigidos por Matityahu, quién pasó el mando a su hijo Yhehuda nombrado el Macabeo quien liberó a Judea del yugo griego opresor en el año 165 a.n.e.

Después de la victoria, al llegar a Jerusalén, limpiaron de iconos paganos y asearon el profanado templo, y el 25 de kislev (~noviembre) de 165 a.n.e fue nuevamente santificado al encenderse las luminarias del Santo Candelabro. Dice el relato del Talmud, que la vasija con el aceite de oliva purificado que encontraron servía solo para iluminar ese día, pero que milagrosamente en la menorá duró ocho días.

En consecuencia de este hecho se proclamó el día de Hanuka, la Fiesta de las Luminarias, encendiéndose desde entonces, en recuerdo, velas durante ocho días; la primera noche se enciende solo el brazo mayor y una vela, y cada noche se va aumentando el encendido en una vela, hasta el último día en que toda la januquia se enciende completa “para destacar el triunfo del pueblo judío y su liberación del yugo opresor.

Históricamente las luminarias son fogatas pequeñas que linean los caminos. La cristiandad consagra estas luminarias como las lumbres que guiaron a José y María hasta el pesebre donde nació Jesús, cuando deambulaban buscando una posada para pernoctar.

Antiguamente se encendía estas fogatas para orientar a los aldeanos y campesinos que asistían a medianoche a la misa del gallo, que se hace para conmemorar a este pariente de los animales del pesebre de Belén, quien desanimado porque ningún humano había venido a saludar al Niño Jesús, voló a lo alto de las rocas y desde allí anunció la llegada del Mesías. Se dice también que prodigiosas luminarias señalaron el camino a los pastores y a los tres reyes sabios que llegaron a homenajearlo.

Las luminarias son pues camino de luz, y su celebración, la Fiesta de la Luz, que acompaña algún evento especial de triunfo y regocijo.


LA CELEBRACIÓN DE LUMINARIAS EN EL MUNDO.

Con este nombre se celebran en todo el mundo estas fiestas de Luces: En un apretado recuento encontramos que:

En Nuevo México y Texas durante el mes de diciembre tiene lugar un impresionante festival de luces. En la ciudad y pueblos de Alburquerque, Las Posadas, Santa Fé, Santa Ana, Phoenix, San Antonio; se encienden miles de luminarias al anochecer. Estas luminarias son confeccionadas con bolsas de papel kraft rellenas con arena y una vela encendida en su centro. Con ellas se forman senderos de luces, por entre el desierto, a lo largo de las riberas de los ríos, se iluminan los árboles, La universidad y se hacen hermosas figuras de flores, animales, etc., con las farolas. Durante las fiestas se ejecutan danzas de los pueblos originarios, festivales de música, se hacen platos típicos y se degusta vino y chicha caliente. El evento congrega miles de turistas a estos Festivales de la Luz.

En Ávila, España, son famosas las Luminarias de San Bartolomé de Pinares, que se hacen en honor de San Antonio Abad el 16 y 17 de enero, se encienden cientos de luminarias hechas de tomillo, piorno o retamo negro y jara. Cada año un encargado enciende la luminaria que se hace frente de su casa y luego va con su comitiva encendiendo las otras luminarias por las calles del pueblo. Se aprovecha la fiesta para bendecir a los animales.

En Badajoz, las luminarias se encienden al anochecer del primer sábado de octubre, tras el repicar de las campanas de la iglesia. La fiesta se hace en honor a la virgen del Rosario patrona del pueblo. Aquí se realiza una representación teatral al estilo de los autos sacramentales de la Edad Media donde participan más de cien villorrios cercanos. En la trama está inclusa el desenlace que se resuelve en esta mágica noche.

En Fontanajero, el 30 de abril, a la hora de la puesta del sol, después del toque de campanas se encienden las Luminarias de romero que están distribuidas por toda la población. Aquí se reparten las tradicionales migas de testuz que consiste en después de matar el cerdo dar a los niños el testuz y la pajarilla que se asaban fuera del pueblo, mientras tanto los niños se columpian en una soga montada sobre una encina o chaparro y entonan curiosas canciones.

En Ossa de Montiel se encienden ocho luminarias durante las noches que van desde el Domingo de Resurrección al 29 de abril en honor a San Pedro mártir de Verona. Las luminarias, hechas con sarmientos de las viñas, se encienden a las 10 de la noche y los vecinos salen a calentarse, comen papas asadas, beben zurra y chocolate. También hay cantos y bailes.

En Madrigal de la Vera, la Fiesta de las Luminarias se celebra el 7 de diciembre en honor de la Inmaculada. Al caer la noche se hacen enormes hogueras de leña, tomillo y jaras, donde los vecinos degustan productos de la matanza de animales y cantan y bailan jotas veratas.

En Belalcazar se hacen luminarias el 2 de febrero en honor de la Virgen de la Candelaria. En Burgohondo el día de las luminarias se celebra la víspera de Corpus Christi. A medianoche después de un repique de campanas a rebato se encienden cientos de luminarias donde jóvenes y viejos arremeten saltando sobre ellas para purificarse. Al alba la gente concurre a la misa y después al amanecer se hace una procesión del Corpus. Al paso de la comitiva se adornan con mantelerías, colchas, altarcillos y el suelo se cubre con ramas de espliego y pétalos de rosa.

En México, en el municipio de Higueras el 11 de diciembre en la plaza del poblado y calles cercanas se encienden las luminarias hechas de ramos de candelilla. Al atardecer frente a la iglesia se congrega la gente donde los matachines bailan sin parar. A las 20 horas se hace una misa y cuando esta concluye las campanas repican sin cesar. En la calle, el obispo –que viene de Monterrey- bendice las luminarias y estas se encienden, mientras los matachines, algunos vestidos de blanco llevando en la espalda el símbolo del ángel que une el cielo y la tierra tocan sus tambores, bronces y violines.

En Guatemala, las luminarias se festejan como “la Quema del Diablo”, representado el triunfo de la Virgen de la Inmaculada Concepción sobre Satanás, la victoria del bien sobre el mal. Las fogatas se hacen con la creencia de sacar los malos espíritus del hogar.

En Conchudo, Perú, cada 13 de septiembre la gente que baja de la sierra a las fiestas patronales enciende luminarias al amanecer al Señor de las Animas. En el peruano pueblo serrano de Llapo, cada 20 de noviembre en honor de la virgen de Copacabana se encienden luminarias que tienen formas de castillos, dragones u hombres pirotécnicos con la leña que han cortado desde hace un mes atrás[1].


En Argentina en la zona de Salta y Santiago del Estero, se encienden luminarias durante la celebración de las fiestas patronales.

En Colombia se celebra la Noche de las Velitas, una de las fiestas más tradicionales que se hace en honor de la Virgen de la Inmaculada Concepción la noche del 7 de diciembre. Ese día se decoran los balcones de patios, andenes, calles, parques y plazas con velas y farolas de papel en honor a la Virgen María. La fiesta da comienzo a las celebraciones navideñas. En Medellín se realiza además en esta noche un desfile llamado “desfile de mitos y leyendas”, donde cobran vida los diferentes mitos y leyendas colombianas[2]


Como hemos podido leer, en todo el mundo, con un calendario muy diverso se encienden luminarias, por lo cual estas no son fuegos privativos como los de San Juan. Destacando además que actualmente las luminarias están firmemente asociadas a lo religiosidad cristiana.


La Imagen de San Miguel de Calbuco


En la última parte de esta aproximación al tema de las luminarias de San Miguel de Calbuco, nos referiremos a la efigie del Arcángel que se conserva en la Iglesia Parroquial de Calbuco. Revisaremos las distintas versiones del origen de la Fiesta de las Luminarias del 28 de septiembre.

LA IMAGEN DE SAN MIGUEL DE CALBUCO.

La escultura religiosa que se venera en Calbuco es una imagen mezcla de centurión y tribuno romano, tallada en madera de coloreado policromo. El conjunto escultórico de casi 1,50 metros de alto representa la idealización barroca clásica del Arcángel: un centurión romano derrotando a Satanás

El ícono sagrado representa a un joven mancebo de rostro aduraznado[3] y de mirada melancólica cuya cabeza tiene ceñido el popular morrión (armadura de forma casi cónica, con los bordes vicerados) que fue usado en los ejércitos de casi todos los países europeos en los siglos XVI-XVII. de donde sobresale un mechón sobre la frente y la cabellera ensortijada derramándose sobre los hombros.

En la mano derecha en alto, en vez de la gladius romana que tuvo originalmente, sostiene un sable del ejército chileno del siglo XIX y que seguramente fue incorporado circa de 1866. La mano izquierda, adelantada a la altura del pecho sostiene una balanza con dos platillos. Le ciñe el cuerpo una túnica de centurión

El cuerpo esta vestido con una túnica en los brazos rematada en sendas mangas dalmaticas que dan volumen a la parte superior del santo. Por la parte inferior la túnica se destaca como un faldellín con pliegues cuyo borde ribeteado en finaría alcanza hasta unos centímetros sobre la altura de las rodillas. Le ciñe el pecho una lórica tipo tonelete delineada en V bajo el vientre de color plomo. En la zona de las mangas y el faldellín tienen una serie de guarniciones semejantes a tiras de cuero. Estos pteriges terminan en puntas redondeadas

El cuerpo esta erguido sobre dos robustas piernas las cuales están cubiertas por botas o polainas rematadas en sendos rosetones delanteros a media pierna. Terciada sobre el hombro izquierdo sostiene una banda carmesí tipo tahalí que le atraviesa el pecho en diagonal hasta la cintura y que el viento separa del cinto por el lado izquierdo, anudándose por detrás y desciende hasta la base, esta banda le da sujeción y equilibrio a la imagen.

Sobre la espalda le nacen dos alas blancas en reposo, ribeteadas en doré. Las alas están separadas del cuerpo y se incrustan al cuerpo de la imagen ensamblando en caja y espiga y se aprietan al cuerpo del ángel con tarugos.

El Arcángel se encuentra hollando sobre sus dos pies el vientre de una figura antropomorfa que debe representar a Lucifer. De color negro y ribetes bermellones en ojos, cabeza y cuerpo. La cabeza mira con gesto contrito y abatido al Arcángel. Tiene la boca abierta de donde salen dos minúsculos colmillos; de la cabeza emergen dos protuberancias en la frente (cachos). Ambos brazos están pegados al cuerpo que a partir del abdomen se transforma en cola de ofidio. Los avatares del tiempo o alguna desconocida mano han arrancado las dos pequeñas alas negras que Lucifer lucía en sus espaldas y que le daban un aire de marsupial gótico.

El conjunto: Arcángel y Lucifer están empotrados en un pedestal rectangular de color negro. La plataforma mide unos 45 x 50 x30 centímetros de alto.

Deducimos que en relación a la imagen original, esta ha sido intervenida, y además que su factura fue realizada en un taller de imagineros ya que se incorporaron varios estilos y gustos en su representación.

La imagen de San Miguel, tallada en madera, obra colectiva, fabricada en algún taller de imaginería española, posiblemente sevillano, fue tallada a partir de un tronco al que se le ensamblaron otras piezas. Es una obra colectiva esculpida a gubia cuyo soporte lignario es la madera. Los imagineros generalmente ahuecaban la zona medular del tronco para evitar que se rajara, el que rellenaban con un material inerte, antes la pintaban con sulfato de cobre, evitando así el ataque de los insectos. Otras veces se trabajaba con tablones ensamblados y se encolaban y sellaban las ensambladuras. A veces se envolvía con lienzo la pieza y luego se estucaba la pieza para su posterior acabado, sobre todo si la pieza iba a ser estofada o cincelada. Terminada la obra en blanco se procedía a policromarla. Los pintores practicaban técnicas grasas y magras a la hora de aplicar el pigmento. Por lo general su finalización era totalmente mate. Esta etapa, donde se le daba el colorido policromado a la imagen, llevaba consigo una carga de misterio pues la utilización de algunas pátinas era un secreto transmitido de generación en generación de imagineros. Pacheco define la patina como: “dar oculta gravedad a los colores floridos para que no ofendan a la vista…” El acabado de la obra se realizaba con un barnizado generalizado o encerado, en función del tipo de policromía que se haya aplicado.

No obstante estas apreciaciones visuales de la imagen de San Miguel de Calbuco, un examen de rayos X y un análisis de muestras de madera y pátinas podrían aportar otros elementos de análisis sobre la construcción del conjunto escultórico.

En torno a la imagen de San Miguel de Calbuco, la fiesta de las Luminarias y otras relacionadas con el Santo Patrón, a partir del último tercio del siglo XX se comenzaron a inventar una serie de leyendas sobre su origen, -teniendo en claro que la leyenda puede ser inventada por cualquiera-, conjeturas, algunas invenciones disparatadas que pretenden tener contenido histórico, y que se van repitiendo acríticamente, instalándose estos como verdades oficiales. Revisaremos algunas y trataremos de dilucidar estas simulaciones:


1º.- Se dice que la imagen:
a) pertenece a la escuela de imaginería quiteña y
b) fue traída desde Osorno por los españoles en 1602.


La escuela de imaginería quiteña se desarrolla especialmente desde el siglo XVII. Si la imagen vino de Quito, debe haber llegado a Osorno antes de 1598, pero por entonces no se desarrollaban en Quito las técnicas y estilos como está hecha la imagen de San Miguel.


De acuerdo a nuestras investigaciones, el fuerte de San Miguel fue instalado en la primera quincena de mayo de 1603 (Proponemos como fecha el 8 de mayo de 1603). La huida desde Osorno a Guanauca y posterior llegada a Calbuco y Carelmapu es una dolorosa página de vivencia barroca, ya que los pobladores, los soldados, los indios amigos del Reloncaví que habían sido enviados forzadamente a trabajar a Osorno, desde 1567 hasta 1578 aproximadamente hicieron una esforzada marcha en la cual las mujeres, según Rosales “iban dejando tirados en el campo a sus hijos por no poderlos cargar”. En la corta distancia de un poco más de 20 leguas murieron 24 personas por hambre y fatiga. En esas condiciones el acarreo de imágenes religiosas nos parece dudoso. Por lo menos los cronistas no citan que asi haya ocurrido, como en otros lugares y situaciones que lo señalan tan nítidamente. 

Recordemos además que durante los años de asedio a Osorno, la ciudad fue arrasada y quemada, especialmente sus iglesias. I. Vázquez de Acuña dice que posterior a esta huída se hizo “un reparto de imágenes en Castro”, pero discrepamos de esta apreciación. En 1616 el capitán Juan de Arostegui, declaró que fue uno de los diez arcabuceros que salió a repeler el ataque del escuadrón del general mapuche Pelantaru en la ciudad de Osorno, cuando el “enemigo estaba dando saco a la Iglesia Mayor maltratando las imágenes de Nuestra Señora y Jesucristo Resucitado que tenían atado con una soga y alanceándoles, haciendo otras maldades y crueldades semejantes”[4]. En el mismo documento se relata que un día estando guarnecidos en un cerro cercano, las tropas de Pelantaru prendieron fuego a la Iglesia, consumiéndose todo su contenido. Se podría argüir que fanatismo religioso de los conquistadores permitiò conservar la imagen de San Miguel, pero cuando Brouwer asaltó a Carelmapu las iglesias y imágenes que allí se conservaban fueron destruidas y los españoles prefirieron conservar la vida antes que salvar las imágenes religiosas.


San Miguel de Calbuco es una imagen de gran volumen comparada con las imágenes de la época que se conservan en otras iglesias de nuestro pais, de arribo temprano a Chile en el siglo XVI (por ej. La virgen del Socorro traída por Valdivia, la virgen de Corinto en la región del Maule), lo que nos inclina a creer que su factura es mas cercana al siglo XVII que al anterior. El colorido original de la pátina  y la forma del vientre guarda un cierto parecido con la imagen de San Sebastián de Yumbel y algunas imágenes de México.


Nuestra hipótesis sobre la imagen de San Miguel de Calbuco es que se trata de una escultura de origen español, posiblemente realizada en un taller de imaginería sevillano, donde se trabajaba en forma colectiva, y que sigue los moldes clásicos de Montañés, Cornejo, Pacheco, Roldán. 

Desgraciadamente la imagen no tiene marcas o sellos visibles que pueda identificar sus autores ni aclarar certeramente su origen. La imagen llegó a Calbuco después de 1620, posiblemente donado al fuerte y a los indios reyunos por el rey Felipe IV, quién fue un gran donante de imágenes religiosas a los tercios indianos. Esto ocurre por el tiempo que le fueron otorgados el premio anual de 300 pesos a los indios reyunos por su jurada fidelidad al Rey de España.

SOBRE LAS LUMINARIAS SE ESCRIBE:


A partir de los años ’80 del siglo pasado, diversas interpretaciones, descripciones e invenciones –algunas caricaturescas- se han escrito sobre las Luminarias Calbucanas.


En un simple recuento de estas invenciones -que pretenden ser parte de la Tradición, o peor, pretende ser Historia- y que desgraciadamente son copiadas en tareas escolares, acríticamente por estudiantes, divulgadores, estudiosos y se instalan en discursos, han ido maquetizando estos intelequias abortivas. Es hora de describirlas, desmenuzarlas y plantear la inquietud de transitar otros caminos y no la mera especulación ( a veces simulación) con que se quiere historizar este ritual lúdico-religioso.


Decíamos que de un rápido recuento sobre el asunto se tiene:


a) "Cada 28 de septiembre, niños y jóvenes salen a recolectar coligues y lo acumulan en forma de ruca india”:


R) La recolección no es privativa de niños y jóvenes. Participa gente de todas las edades. Las Luminarias de S. M. de Calbuco no tienen forma de ruca india; se hace un haz o hacho[5] de coligues.


Quien haya visto una ruca actual, o la imagen histórica de una de estas podrá preguntarse al comparar una luminaria con una ruca: ¿quién escribió esta lesera? Y ¿quién y porqué la siguió copiando?


b) "Los aborígenes calbucanos creían que los españoles eran ayudados por el poder divino de San Miguel. Los indios intentan robar la imagen. Los españoles encendieron fogatas para alumbrarse y evitar un ataque. Se instaura una nueva costumbre que es seguida por los aborígenes”.


R) La Historia nos enseña que desde la huida del español desde Osorno en 1603, los indios calbucanos transplantados a Osorno, Guanauca y Men Men por Carrillo y Maldonado en 1578, fueron grandes amigos de los españoles. De hecho los acompañaron hasta el Reloncaví. Durante el siglo XVII, -juntos –españoles e indios de Abtao, Chayahué y Caicaén maloqueaban indios cuncos en las cercanías de Los Llanos y Valdivia. Sólo hubo conflictos con los gobernadores de Chiloé, en la segunda mitad del siglo XVIII, que fueron resueltos vía Real Audiencia. Para entonces los valientes indios reyunos calbucanos han viajado hasta más allá de Guayaneco; se aventuraban en sus embarcaciones hasta Valparaíso; hacían viajes desde Calbuco hasta Santiago pasando por Bariloche, La Pampa, Uspallata. Han perecido como misioneros en las orillas del lago Nahuelhuapi junto con evangelizadores jesuitas. ¿Qué poder divino proveniente de San Miguel hacia los españoles podían envidiar?


En esta extraña incoherencia inventada, los indios quieren atacar a los españoles, robar la imagen (¿) y finalmente, en una contradicción vital, los indios reyunos adoptan la “costumbre española” de encender fogatas, sólo que esta vez no para defenderse de un ataque, sino que –paradojalmente- para celebrar a San Miguel (sic).


c) Hubo un conflicto entre españoles e indígenas (¿cuándo?) que realizaban el “tableo”. Los indígenas calbucanos debidos a los malos tratos decidieron quemar un 28 de septiembre todos los lugares donde se acopiaban tablas de alerce. Para recordar este hecho todos los años los indios encendían fogatas.


R) Los indios reyunos calbucanos tenían un status diferenciado de los otros indios chilotes – muy singular en Indias- y no tributaban, ni podían ser encomendados. Esto por mandato del Rey. En todo el período hispano sólo se conocen 2 o tres encomiendas en la zona norte inmediata al canal de Chacao o microrregión calbucana: Puluqui, Carelmapu e Indios retirados de Osorno, todos con una exigua cantidad de tributarios, cuyas obligaciones no pagaban en tablas de alerce, sino tejidos y lanas de ovejas. Por tanto es muy extraño que haya ocurrido un conflicto estamental con las características y magnitud del invento[6]


La temporada de corta del alerce se realizaba entre fines de septiembre has marzo del año siguiente. El producto se vendía en Chacao y después en San Carlos, antes del invierno. Es extraño que los indios escogieran el tiempo en que menos probabilidades de acopio de madera había y menos aceptable es que el estamento español, sabiendo que los indios habían atentado contra su patrimonio éstos hayan permitido que los indios reyunos calbucanos celebraran todos los años este conato involucrando además a “su reliquia” más preciada: La imagen de San Miguel.


Finalmente, el supuesto sustento histórico de muchas manifestaciones festivo religiosas en torno a San Miguel de Calbuco han sido asociadas al alzamiento de los indios encomendados de Chiloé en 1712.


Al asomarse el Siglo de Las Luces, el sistema de encomiendas aún estaba anclado como en el siglo XVI, por lo tanto para los encomenderos la servidumbre del indígena era algo natural y justo[7]. Para proveerse de medios para sustentarse los feudatarios agrupados en el Cabildo de Castro usaron de la encomienda con una estrictez y rigurosidad semejante a los primeros días de la llegada de los hispanos a la Antillas.


En respuesta a esta expoliación del indio que hacen los encomenderos, los aborígenes tributarios de Chiloé se alzan, asolando parte del Archipiélago.


Los indios aprovechan el hecho coyuntural del abandono de la guarnición de Calbuco que hace el capitán del fuerte Garzón de Garaicoechea, el cual en conflicto con el gobernador de Chiloé huye hasta Yumbel por el camino de Nahuelhuapi llevándose los pertrechos del fuerte 67 soldados y 40 indios reyunos, que se devolvieron a Calbuco desde Nahuelhuapi.


Los indios encomendados de Chiloe inician su alzamiento la noche del 10 de febrero. Una vez iniciada la rebelión, los alzados pasaron la flecha de la guerra a Calbuco para incitarlos a plegarse a la insurrección. Los indios reyunos calbucanos apresaron a los mensajeros, los condujeron a Chacao, donde estaban apostados los tercios del gobernador de Chiloé; los entregan a las autoridades españoles y luego piden autorización para alancearlos ellos mismos. Permanecen leales a sus pares hispanos y no se involucran con los rebelados.


Algunos autores han escrito majaderamente que los indios reyunos de Calbuco “traicionaron a sus congéneres” al no aceptar la flecha de la guerra. Ya hemos dicho que los reyunos fueron durante todo el período hispano indios conas auxiliares de las huestes españolas y a ellos les debían fidelidad, acatamiento y lealtad. Sin embargo estos mismos autores arguyen que posteriormente los indios traicionan –ahora a los españoles- “asaltando el pequeño poblado, le prenden fuego y profanan la capilla del lugar y se roban la imagen de San Miguel y la mantienen escondida en la isla de Huapi Abtao durante tres meses”.


Esta aseveración nos merece varios reparos:

En ninguna de las obras de los grandes historiadores de Chiloe: D, Rodolfo Urbina, ni el erudito Abraham de Silva Molina, -de cuyas fuentes han bebido muchos- ni en la documentación del juicio de residencia a Ustáriz, se encuentra algún párrafo relativo a una supuesta doble traición de los reyunos; menos aun el rapto de la imagen, la cual según la leyenda inventada, los indios habrían escondido en Huapi Abtao; una pequeña isla pelada que se puede recorre a pie en menos de 1 hora y que se ubica geográficamente a medio camino del continuo tránsito de tropas que se hacia entre los fuertes de Calbuco y Chacao. Suponer que los indios reyunos actuaran tan torpemente es desconocer la opinión de funcionarios de la Corona del siglo XVIII quienes escriben que los indios reyunos calbucanos eran ladinos e altaneros y que muchos de ellos sabían leer.


Nuestra hipótesis de trabajo es que no hubo rapto de la imagen de San Miguel por los reyunos en 1712.


También exponemos que las Luminarias se encendían en las festividades de Corpus Cristi y demás fiestas, también en Castro y Chacao. En 1748 a solicitud del Protector de Indios se estipuló que en Chiloé “no se apremiara a los caciques indios…en la conducción de leña para luminarias[8]”.


Las luminarias se encendían en las fiestas religiosas y acontecimientos importantes de celebración. Su origen tiene una larga data desde los orígenes de la humanidad.


En Calbuco se preservó esta singular práctica por costumbre inveterada para homenajear al Santo Patrono, sin que sepamos certeramente si hubo un acontecimiento extraordinario para su manifestación. Si la hubo, no es precisamente lo que se enseña tan grotescamente.


La celebración de una Fiesta de Luz para San Miguel es suficiente homenaje como para agregarle inventadas e insostenibles leyendas.


Escrito por JOSE MANSILLA-UTCHAL ALMONACID



DOCUMENTOS:


LAS LUMINARIAS DE SAN MIGUEL[9]

Es costumbre en Calbuco y en los campos de la parroquia y más alrededores encender las luminarias en honor a San Miguel en las vísperas del 29 de Septiembre, cuando va oscureciendo. Debe ser una tradición antigua, pues la gente del campo toma esto muy en serio. No sé si esto es costumbre por todo Chiloé o solo en la región que desde antiguo alcanzaba la parroquia de San Miguel de Calbuco. En Huar, Puluque, Tabón lo hacen.

Este año el día veintiocho fue un día con mal tiempo de modo que afuera había pocos fuegos por la humedad. Las luminarias existen en que tan pronto cuando el sol ha bajado y que va hacerse algo oscura se encienda un montón de ramas y lo que puede servir para encenderse, de modo que las llamas salen por arriba alumbren alrededor. Otros años cuando había un buen día, he contado frente a la Iglesia mirando desde la izquierda el Rosario, Rulo, San Agustín. Todo la isla de Puluque y Chidhuapi, mas de cien fuegos desparcidos por el campo y en diversas alturas de las lomas. Estos fueron sola que estaban a la vista desde la plaza, así había en igual forma al otro lado y otros lugares del campo. Como siempre se acostumbra ver en la noche solo la loma oscura de las islas y campos en la noche dan estas luminarias un aspecto feerico.

Los campesinos van ya un par de días antes buscando ramas para este fuego y da la impresión que lo hacen con cierta verdad y obligación. Todos lo hacen en el mismo momento: tan pronto cuando va oscureciendo y duran un cuarto de hora o media hora y después de esto todo queda otra vez oscuro. También acá en Calbuco las hacen en algunas pampas, y en la playa de la Vega. En las calles especialmente en la barrio de la Vega casi todas las casas colocan velas encendidas delante de las ventanas en el lado interior, unas tres, cuatro cinco o mas por cada ventana, lo que da una vista bonita al menos por acá donde no hay poco o nada de alumbramiento.

Visto Bueno
Calbuco, 22 de febrero de 1955
Pedro A. Navarro A.
Vic. Gen. y Visitador Diocesano.

NOTAS

[1] También en Perú se recuerda la llegada de la primera imagen de Santa Rosa de Lima. Esta escultura realizada en Roma por Caffa, fue encargada por Ana de Borja, Condesa de Lemos, virreina del Perú. El 20 de junio arribó a Lima en una enorme procesión desde el puerto del Callao. Esa noche la ciudad estaba engalanada por “grandes luminarias y candeladas por toda la ciudad por ventanas y calles…”.
[2] Información personal del Ingeniero colombiano D. Rafael Galán.
[3] Antiguamente la textura de la pintura era de color mas encendida y mate, pero una “restauración” reciente la ha decolorado quedando su textura más pálida.Una nueva "restauraciòn", ha dejado la imagen tan "colorinche" como una vedette bonaerense
[4] Borrada
[5] Hacho. El hachón es un brasero alto de un pie.
[6] Después de una decena de años de búsqueda y análisis exhaustivo sobre los diferentes períodos de la historia calbucana y regional nos sorprende –por decir lo menos- no haber encontrado en los repositorios una sola huella documental de estos hechos en papeles administrativos, religiosos, etc., sobre estas invenciones.
[7] Borrada
[8] Borrada
[9] Borrada


1 comentario:

wuñelfe dijo...

Gracias por compartir tan documentado y bien hilvanado texto.

MUY BUENO