RELIGIOSIDAD POPULAR EN EL BARRIO LA VEGA DE CALBUCO:
LA NOVENA DE LA VIRGEN DEL CARMEN EN CALLE BAQUEDANO
Por MILTON VIVAR DIAZ y
JOSE D. MANSILLA A.
IMAGEN DE SAN MIGUEL
PATRONO DE CALBUCO
Hacia 1950 el popular barrio calbucano de La Vega contaba de cuatro calles: La Avenida Brasil que orillaba la marina, desde la punta Aicho -donde se encontraba la fábrica de conservas de mariscos y pescados La Sirena propiedad de Juan Klener- hasta el inicio del camino a Caicaén, despues de pasar frente aotra fábrica de conservas llamada La Vega, conocida entre los veguinos como “La Firma”. En cada cada ángulo de la caleta existían sendas fabricas de conservas. La Sucesion jorge Ditzel, que administraba Mateo Cabrera y sus hijos y la fabrica Soto y Léniz. En esta avenida desembocaban perpendicularmente dos calles: Galvarino Riveros, que venia desde la plaza del pueblo y a la altura del negocio de Doña Chepita se precipitaba en una gran cuesta que daba acceso al barrio. La otra era una corta calle de extensión de una cuadra que nacía desde la playa hasta la calle Baquedano. En esta intersección estaba la puerta de entrada para La Pampa, donde estaba la cancha de fútbol y el gran lugar de sociabilidad de los habitantes de La Vega. Esta calle se llama actualmente Francisco Bilbao.
Paralela a la marina se encuentra la calle Baquedano, que nace desde Galvarino Riveros y entonces moría en el acequión que circundaba el vallecito bordemarino, donde estaba la casa amarilla de lata de la familia Godes.
La calle Baquedano, lugar de residencia de muchos trabajadores de las fabricas conserveras, tenía circulación permanente de personas, porque casi frente a la casa de la familia Narváez-Apablaza y cerca del actual Cuartel de la 1º Compañía de Bomberos, existían sendos pilones donde se extraía el agua para beber y asearse. En este lugar las mujeres alternaban cuchicheos, noticias y se reavivaban rencillas.
De entre las muchas historias de este barrio, nos referiremos esta vez a una página de Religiosidad Popular: Hablaremos de LA NOVENA DE LA VIRGEN DEL CARMEN EN LA CALLE BAQUEDANO CREADA POR DOÑA ADELA APABLAZA, Conocida por los vecinos como “La Señora ADELITA", quien era casada con don Juan Narváez.
Cuenta su hija GRACIELA, que su madre, estuvo muy aquejada de salud al poco tiempo de casarse, mujer de fé como era, se encomendó a la Virgen del Carmen, de quien era muy devota, rogando por su mejoría.
No pasó mucho tiempo en las dolorosas molestias fueron desapareciendo hasta encontrar cura definitiva: atribuyendo la piadosa señora esta sanación a un milagro de la Virgen, motivo por el cual ofreció en su favor realizar anualmente una Novena a Nuestra Señora del Carmen hasta el día de su muerte. Promesa que doña ADELITA -cariñosamente llamada así por la gente del barrio y especialmente por los niños- cumplió por espacio de casi 50 años; aún cuando en los últimos días de su existencia estaba casi completamente ciega.
Fallecida doña "ADELITA", Sus familiares continuaron realizando la novena conservando las mismas características por espacio de cinco años.
II
Pero, ¿Qué es una Novena, o Hacer una Novena?. Etimológicamente del latin "novem", nueve. La novena es una forma de devoción católica, de oración privada o pública que dura nueve días para obtener alguna gracia o intención especial, u orar por los difuntos. Pueden ser nueve dias consecutivos antes de una fiesta, o nueves dias específicos de una semana, los sábados por ejemplo, o los primeros viernes de cada mes. Están tradicionalmente asociadas a la devoción de un santo o alguna promesa hecha. Muchas novenas tienen recomendación eclesiástica pero no un lugar propio y establecido en la liturgia. No son parte de la oración oficial de la Iglesia. La novena también se ofrece a los difuntos, como una manera de ayudarlos a ganarse el cielo
Los orígenes de la novenas, según los teólogos arrancan desde Jesucristo- El fue quien nos enseñó a orar con insistencia. La novena de Pentecostés se inspira en el pedido que hizo Jesús a los Apóstoles que se preparan para la venida del Espíritu Santo.
En la religion judía la novena hora en la Sinagoga era una de las horas especiales de oración, como lo ha sido la hora nona en la Iglesia desde el principio. Los romanos y griegos tenían novenas, Algunas eran fiestas paganas para apaciguar a los dioses. También hacían nueve días de duelo por los difuntos. Aunque los primeros cristianos siguieron la costumbre en cuanto al número de días, ya no lo hacían con superstición sino fundamentados en Cristo.
Los Padres de la Iglesia como San Agustín, advertían a los cristianos el peligro de imitar esta costumbre pagana. Para ellos y los monjes de la Edad Media, el nueve denota imperfección y se refiere a los hombres. El diez es el mas alto y perfecto y por eso se refiere a Dios. La novena simboliza la imperfección humana que busca a Dios. Según San Jerónimo, "El número nueve en la Santa Biblia indica sufrimiento y dolor".
España y Francia introdujeron la "novena de preparación" para la Navidad. para recordar los nueve meses de embarazo de la Virgen. En España el Concilio de Toledo en el año 656 transfirió la fiesta de la Anunciación al 18 de Diciembre (dentro de la novena). Por eso la novena tomó un sentido de anticipación y preparación a una fiesta. De la novena de preparación, surgió la costumbre (Francia y Bélgica) de hacer novenas a la Virgen y a los santos por diversas intenciones.
Junto con el Descubrimiento de América, España introdujo esta práctica en América utilizándola como un elemento más para evangelizar a los indígenas y preservar el fervor religioso. Desde entones durante nueve días, generalmente de noche, los vecinos se reúnen para rezar el Rosario y entonar cantos de alabanza y súplica.
Sin embargo no fue hasta el siglo XVII que la Iglesia formalmente concedió la primera indulgencia a una novena en honor a San Francisco Javier, otorgada por el papa Alejandro VII.
Las novenas requieren humildad, confianza y perseverancia, tres importantes cualidades de la oración eficaz. Innumerables santos rezaban novenas con gran devoción y a través de los siglos muchos milagros se han logrado con la oración de novenas.
III
La Novena de la Calle Baquedano:
Esta devoción tuvo sus orígenes en la ciudad de Valdivia, de donde era oriunda la familia NARVAEZ – APABLAZA. Mas tarde por motivos laborales del jefe de hogar, don Juan Narváez, debieron trasladarse a Ancud y luego a Calbuco, lugares donde Doña Adelita continuó cumpliendo su promesa.
Así cada año, una vez pasado el “carneo de chancho” de San Juan, La familia Narváez, secundada por los vecinos, comenzaba a preparar el gran evento de la calle Baquedano, que congregaba a la gente del barrio La Vega y Vecinos de Caicaen.
Cada noche, luego de haber rezado el Santo Rosario y a la usanza de la época en el mundo rural, la señora Adelita, ofrecía a los asistentes algunas exquisiteces como masas dulces preparadas especialmente para la ocasión, las que se acompañaban de una taza de café de grano de malta, y luego para la gente mayor una corrida de vino o mistelas. Para los niños se repartían golosinas, lo que agregaba un atractivo mayor para tener una mejor concurrencia. La gente asistía con profundo fervor religioso durante las nueve noches de rezo y con gran respeto y recogimiento. Sin embargo luego de cumplido el ritual religioso no estaban ausentes las anécdotas, los chascarros propios de la cotidianeidad, que se comentaban alegremente por los asistentes.
La novena culminaba con una gran procesión nocturna cuyo recorrido era la calle Baquedano hasta Galvarino Riveros, doblaba por Avenida Brasil, luego enfilaba por Francisco Bilbao para desembocar nuevamente por Manuel Baquedano hasta la casa de Doña Adelita donde se detenía el cortejo; allí culminaba Novena con las correspondientes letanías de la ocasión. La procesión tenía también su característica muy singular, que hemos visto reencantada en los últimos años en la Fiesta de las Luminarias de San Miguel:
En los días previos al término de la novena se confeccionaban faroles de papel de color (papel de volantín) y celofán, teniendo en su base un fondo de cartón que soportaba un trozo de vela encendida que servía de iluminación en el trayecto de la procesión, pues el Calbuco de ese entonces no contaba con alumbrado eléctrico.
Se confeccionaban cientos de faroles, tarea en la cual participaban; la familia de la promesera, vecinos y niños del barrio. Lo faroles se colgaban en guirnaldas encendidas atravesando la calle. Además cada feligrés en la procesión portaba también su farol colgando de una varita que servía para darle una mayor altura. Los más modestos portaban el típico farol calbucano: Una botella blanca de litro a la que se la sacaba el “poto” y se le colocaba un alambre como agarradera y dentro una vela encendida.
La “calle de la cuesta” aunque no les tocaba en forma directa, adornaban con guirnaldas de faroles colocadas por su cuenta, las casas de la señorita Rosalba Vargas, la vivienda de la familia Soto-Vargas, en la esquina de Galvarino Riveros y Avenida Brasil; y el aporte de la señora Dina Bustos, en Avenida Brasil con Francisco Bilbao.
Finalizada la ceremonia religiosa, se invitaba a los asistentes, pasar a compartir una exquisita y abundante comida preparada especialmente, como forma de pagar la compañía de las noches del novenario.
Una vez servidos los asistentes, se tapaban las imágenes con blancos lienzos y las estampas se volvían de cara a la pared, se apagaban las velas del altar y en la misma sala que sirvió para la oración, la dueña de la novena pedía permiso a la Imagen de la Virgen y comenzaba a celebrarse el onomástico del Carmen, ya que era también e1 segundo nombre de doña Adela, quién para la ocasión premunida de su antigua victrola, le daba suficiente cuerda para hacer sonar el disco que era de su apetencia, y ubicando generalmente a uno de los varones más jóvenes para así demostrar a los asistentes sus dotes y habilidades dancísticas, dando por iniciada la fiesta bailable llena de gracia, y colorido, con cargo a su propia cuenta, dando así por pagada su manda, esperando gozar de buena salud para reencontrarse al año siguiente.
De esta forma, y con estas características, la recordada y querida Señora ADELA APABLAZA por espacio de más de cincuenta años hizo participar a cientos de personas en honor a la Virgen que tanto veneraba y dándole una característica especial al Barrio La Vega de Calbuco.
Más de 50 años han transcurridos desde que entrevimos a la Virgen del Carmen ingresar por el portal solidario de Doña Adela Apablaza delante de un rio de luces. Mientras hacemos estos recuerdos anclados en Caicaén el obstinado oleaje del viento sur sigue removiendo guijos en las playas de La Vega. Mas arriba en las calles y casas los habitantes de calle Baquedano, Pedro de Valdivia, Avenida Brasil, Bilbao, Galvarino Riveros siguen haciendo la Historia.
MILTON VIVAR Y JOSE MANSILLA
28 de septiembre de 2006
Hacia 1950 el popular barrio calbucano de La Vega contaba de cuatro calles: La Avenida Brasil que orillaba la marina, desde la punta Aicho -donde se encontraba la fábrica de conservas de mariscos y pescados La Sirena propiedad de Juan Klener- hasta el inicio del camino a Caicaén, despues de pasar frente aotra fábrica de conservas llamada La Vega, conocida entre los veguinos como “La Firma”. En cada cada ángulo de la caleta existían sendas fabricas de conservas. La Sucesion jorge Ditzel, que administraba Mateo Cabrera y sus hijos y la fabrica Soto y Léniz. En esta avenida desembocaban perpendicularmente dos calles: Galvarino Riveros, que venia desde la plaza del pueblo y a la altura del negocio de Doña Chepita se precipitaba en una gran cuesta que daba acceso al barrio. La otra era una corta calle de extensión de una cuadra que nacía desde la playa hasta la calle Baquedano. En esta intersección estaba la puerta de entrada para La Pampa, donde estaba la cancha de fútbol y el gran lugar de sociabilidad de los habitantes de La Vega. Esta calle se llama actualmente Francisco Bilbao.
Paralela a la marina se encuentra la calle Baquedano, que nace desde Galvarino Riveros y entonces moría en el acequión que circundaba el vallecito bordemarino, donde estaba la casa amarilla de lata de la familia Godes.
La calle Baquedano, lugar de residencia de muchos trabajadores de las fabricas conserveras, tenía circulación permanente de personas, porque casi frente a la casa de la familia Narváez-Apablaza y cerca del actual Cuartel de la 1º Compañía de Bomberos, existían sendos pilones donde se extraía el agua para beber y asearse. En este lugar las mujeres alternaban cuchicheos, noticias y se reavivaban rencillas.
De entre las muchas historias de este barrio, nos referiremos esta vez a una página de Religiosidad Popular: Hablaremos de LA NOVENA DE LA VIRGEN DEL CARMEN EN LA CALLE BAQUEDANO CREADA POR DOÑA ADELA APABLAZA, Conocida por los vecinos como “La Señora ADELITA", quien era casada con don Juan Narváez.
Cuenta su hija GRACIELA, que su madre, estuvo muy aquejada de salud al poco tiempo de casarse, mujer de fé como era, se encomendó a la Virgen del Carmen, de quien era muy devota, rogando por su mejoría.
No pasó mucho tiempo en las dolorosas molestias fueron desapareciendo hasta encontrar cura definitiva: atribuyendo la piadosa señora esta sanación a un milagro de la Virgen, motivo por el cual ofreció en su favor realizar anualmente una Novena a Nuestra Señora del Carmen hasta el día de su muerte. Promesa que doña ADELITA -cariñosamente llamada así por la gente del barrio y especialmente por los niños- cumplió por espacio de casi 50 años; aún cuando en los últimos días de su existencia estaba casi completamente ciega.
Fallecida doña "ADELITA", Sus familiares continuaron realizando la novena conservando las mismas características por espacio de cinco años.
II
Pero, ¿Qué es una Novena, o Hacer una Novena?. Etimológicamente del latin "novem", nueve. La novena es una forma de devoción católica, de oración privada o pública que dura nueve días para obtener alguna gracia o intención especial, u orar por los difuntos. Pueden ser nueve dias consecutivos antes de una fiesta, o nueves dias específicos de una semana, los sábados por ejemplo, o los primeros viernes de cada mes. Están tradicionalmente asociadas a la devoción de un santo o alguna promesa hecha. Muchas novenas tienen recomendación eclesiástica pero no un lugar propio y establecido en la liturgia. No son parte de la oración oficial de la Iglesia. La novena también se ofrece a los difuntos, como una manera de ayudarlos a ganarse el cielo
Los orígenes de la novenas, según los teólogos arrancan desde Jesucristo- El fue quien nos enseñó a orar con insistencia. La novena de Pentecostés se inspira en el pedido que hizo Jesús a los Apóstoles que se preparan para la venida del Espíritu Santo.
En la religion judía la novena hora en la Sinagoga era una de las horas especiales de oración, como lo ha sido la hora nona en la Iglesia desde el principio. Los romanos y griegos tenían novenas, Algunas eran fiestas paganas para apaciguar a los dioses. También hacían nueve días de duelo por los difuntos. Aunque los primeros cristianos siguieron la costumbre en cuanto al número de días, ya no lo hacían con superstición sino fundamentados en Cristo.
Los Padres de la Iglesia como San Agustín, advertían a los cristianos el peligro de imitar esta costumbre pagana. Para ellos y los monjes de la Edad Media, el nueve denota imperfección y se refiere a los hombres. El diez es el mas alto y perfecto y por eso se refiere a Dios. La novena simboliza la imperfección humana que busca a Dios. Según San Jerónimo, "El número nueve en la Santa Biblia indica sufrimiento y dolor".
España y Francia introdujeron la "novena de preparación" para la Navidad. para recordar los nueve meses de embarazo de la Virgen. En España el Concilio de Toledo en el año 656 transfirió la fiesta de la Anunciación al 18 de Diciembre (dentro de la novena). Por eso la novena tomó un sentido de anticipación y preparación a una fiesta. De la novena de preparación, surgió la costumbre (Francia y Bélgica) de hacer novenas a la Virgen y a los santos por diversas intenciones.
Junto con el Descubrimiento de América, España introdujo esta práctica en América utilizándola como un elemento más para evangelizar a los indígenas y preservar el fervor religioso. Desde entones durante nueve días, generalmente de noche, los vecinos se reúnen para rezar el Rosario y entonar cantos de alabanza y súplica.
Sin embargo no fue hasta el siglo XVII que la Iglesia formalmente concedió la primera indulgencia a una novena en honor a San Francisco Javier, otorgada por el papa Alejandro VII.
Las novenas requieren humildad, confianza y perseverancia, tres importantes cualidades de la oración eficaz. Innumerables santos rezaban novenas con gran devoción y a través de los siglos muchos milagros se han logrado con la oración de novenas.
III
La Novena de la Calle Baquedano:
Esta devoción tuvo sus orígenes en la ciudad de Valdivia, de donde era oriunda la familia NARVAEZ – APABLAZA. Mas tarde por motivos laborales del jefe de hogar, don Juan Narváez, debieron trasladarse a Ancud y luego a Calbuco, lugares donde Doña Adelita continuó cumpliendo su promesa.
Así cada año, una vez pasado el “carneo de chancho” de San Juan, La familia Narváez, secundada por los vecinos, comenzaba a preparar el gran evento de la calle Baquedano, que congregaba a la gente del barrio La Vega y Vecinos de Caicaen.
Cada noche, luego de haber rezado el Santo Rosario y a la usanza de la época en el mundo rural, la señora Adelita, ofrecía a los asistentes algunas exquisiteces como masas dulces preparadas especialmente para la ocasión, las que se acompañaban de una taza de café de grano de malta, y luego para la gente mayor una corrida de vino o mistelas. Para los niños se repartían golosinas, lo que agregaba un atractivo mayor para tener una mejor concurrencia. La gente asistía con profundo fervor religioso durante las nueve noches de rezo y con gran respeto y recogimiento. Sin embargo luego de cumplido el ritual religioso no estaban ausentes las anécdotas, los chascarros propios de la cotidianeidad, que se comentaban alegremente por los asistentes.
La novena culminaba con una gran procesión nocturna cuyo recorrido era la calle Baquedano hasta Galvarino Riveros, doblaba por Avenida Brasil, luego enfilaba por Francisco Bilbao para desembocar nuevamente por Manuel Baquedano hasta la casa de Doña Adelita donde se detenía el cortejo; allí culminaba Novena con las correspondientes letanías de la ocasión. La procesión tenía también su característica muy singular, que hemos visto reencantada en los últimos años en la Fiesta de las Luminarias de San Miguel:
En los días previos al término de la novena se confeccionaban faroles de papel de color (papel de volantín) y celofán, teniendo en su base un fondo de cartón que soportaba un trozo de vela encendida que servía de iluminación en el trayecto de la procesión, pues el Calbuco de ese entonces no contaba con alumbrado eléctrico.
Se confeccionaban cientos de faroles, tarea en la cual participaban; la familia de la promesera, vecinos y niños del barrio. Lo faroles se colgaban en guirnaldas encendidas atravesando la calle. Además cada feligrés en la procesión portaba también su farol colgando de una varita que servía para darle una mayor altura. Los más modestos portaban el típico farol calbucano: Una botella blanca de litro a la que se la sacaba el “poto” y se le colocaba un alambre como agarradera y dentro una vela encendida.
La “calle de la cuesta” aunque no les tocaba en forma directa, adornaban con guirnaldas de faroles colocadas por su cuenta, las casas de la señorita Rosalba Vargas, la vivienda de la familia Soto-Vargas, en la esquina de Galvarino Riveros y Avenida Brasil; y el aporte de la señora Dina Bustos, en Avenida Brasil con Francisco Bilbao.
Finalizada la ceremonia religiosa, se invitaba a los asistentes, pasar a compartir una exquisita y abundante comida preparada especialmente, como forma de pagar la compañía de las noches del novenario.
Una vez servidos los asistentes, se tapaban las imágenes con blancos lienzos y las estampas se volvían de cara a la pared, se apagaban las velas del altar y en la misma sala que sirvió para la oración, la dueña de la novena pedía permiso a la Imagen de la Virgen y comenzaba a celebrarse el onomástico del Carmen, ya que era también e1 segundo nombre de doña Adela, quién para la ocasión premunida de su antigua victrola, le daba suficiente cuerda para hacer sonar el disco que era de su apetencia, y ubicando generalmente a uno de los varones más jóvenes para así demostrar a los asistentes sus dotes y habilidades dancísticas, dando por iniciada la fiesta bailable llena de gracia, y colorido, con cargo a su propia cuenta, dando así por pagada su manda, esperando gozar de buena salud para reencontrarse al año siguiente.
De esta forma, y con estas características, la recordada y querida Señora ADELA APABLAZA por espacio de más de cincuenta años hizo participar a cientos de personas en honor a la Virgen que tanto veneraba y dándole una característica especial al Barrio La Vega de Calbuco.
Más de 50 años han transcurridos desde que entrevimos a la Virgen del Carmen ingresar por el portal solidario de Doña Adela Apablaza delante de un rio de luces. Mientras hacemos estos recuerdos anclados en Caicaén el obstinado oleaje del viento sur sigue removiendo guijos en las playas de La Vega. Mas arriba en las calles y casas los habitantes de calle Baquedano, Pedro de Valdivia, Avenida Brasil, Bilbao, Galvarino Riveros siguen haciendo la Historia.
MILTON VIVAR Y JOSE MANSILLA
28 de septiembre de 2006
No hay comentarios.:
Publicar un comentario